Diay, maes, seamos honestos. A los tres años, la mayoría de nosotros estábamos ocupados en una de dos varas: o intentando no caernos de jupa mientras corríamos, o perfeccionando el arte de hacer un berrinche nivel experto para conseguir un confite. Mientras tanto, en pleno 2025, tenemos a un carajillo llamado Noah Muñoz que, a esa misma edad, ya está coleccionando podios y se prepara para representar a Costa Rica en un Mundial. ¡Qué carga este güila! En serio, lean eso otra vez: tres años y ya es un atleta de calibre internacional. A veces uno lee noticias que simplemente le alegran el día, y esta es, sin duda, una de ellas.
La vara es así: Noah se va para Salt Lake City, en Estados Unidos, a competir en el Mundial de Strider. Para los que no están en la jugada, las Striders son esas bicis de balance, sin pedales, que son la fiebre entre los más pequeños. Y este no es un evento cualquiera; estamos hablando de una competencia con más de 500 atletas de veinte países. Noah va a medirse con los mejores del planeta en su categoría (3 años), y la verdad, tiene con qué dar la pelea. Este chunche de las bicicletas de balance ha demostrado ser un semillero increíble, y ver a un tico ahí es simplemente demasiado tuanis.
Y ojo, que no es que el mae va a ir a ver qué pasa. Este viaje no es su primera vez pulseándola fuera del país. Apenas en abril pasado, el güila se fue para Guatemala a competir en el Campeonato Centroamericano y del Caribe, con todo el aval de la FECOCI. ¿Y cómo le fue? Pues nada más y nada menos que se trajo un tercer lugar y se coronó subcampeón en otra categoría. O sea, el carajillo ya sabe lo que es subirse a un podio internacional. Mientras uno a su edad luchaba por armar un rompecabezas, Noah ya estaba entendiendo de estrategias de carrera y de cerrar con todo en la recta final.
Obviamente, detrás de un talento tan precoz, hay una familia que se la juega toda. La mamá, Erika Villegas, lo dijo clarísimo: el apoyo de ellos es total. Y es que tiene que serlo. Imaginen el brete que es coordinar entrenamientos, viajes y toda la logística para un atleta, ¡y más para uno que todavía usa pañales de noche! Pero ellos entienden que estas experiencias son oro puro para su formación, no solo como deportista, sino como persona. Es ese tipo de apoyo familiar el que muchas veces marca la diferencia entre un talento que se queda en "qué chiva hubiera sido" y uno que realmente explota. Una familia a cachete, sin duda.
Al final, la historia de Noah Muñoz es más que una simple noticia curiosa. Es un recordatorio de que el talento no tiene edad y de que en Costa Rica hay potencial de sobra, a veces en los lugares más inesperados. Este pequeño gigante sobre ruedas nos va a representar con los colores patrios, y ya con solo eso, es un campeón. Le mandamos las mejores vibras y estaremos pendientes de su carrera, que si sigue así, va a ser una de las que marquen época. ¡Pura vida, Noah!
Más allá de lo tuanis que es la noticia, ¿qué creen que nos dice esto sobre el apoyo al deporte desde la cuna en Costa Rica? ¿Estamos haciendo lo suficiente para encontrar y pulir estos talentos desde que son así de güilas? ¡Los leo!
La vara es así: Noah se va para Salt Lake City, en Estados Unidos, a competir en el Mundial de Strider. Para los que no están en la jugada, las Striders son esas bicis de balance, sin pedales, que son la fiebre entre los más pequeños. Y este no es un evento cualquiera; estamos hablando de una competencia con más de 500 atletas de veinte países. Noah va a medirse con los mejores del planeta en su categoría (3 años), y la verdad, tiene con qué dar la pelea. Este chunche de las bicicletas de balance ha demostrado ser un semillero increíble, y ver a un tico ahí es simplemente demasiado tuanis.
Y ojo, que no es que el mae va a ir a ver qué pasa. Este viaje no es su primera vez pulseándola fuera del país. Apenas en abril pasado, el güila se fue para Guatemala a competir en el Campeonato Centroamericano y del Caribe, con todo el aval de la FECOCI. ¿Y cómo le fue? Pues nada más y nada menos que se trajo un tercer lugar y se coronó subcampeón en otra categoría. O sea, el carajillo ya sabe lo que es subirse a un podio internacional. Mientras uno a su edad luchaba por armar un rompecabezas, Noah ya estaba entendiendo de estrategias de carrera y de cerrar con todo en la recta final.
Obviamente, detrás de un talento tan precoz, hay una familia que se la juega toda. La mamá, Erika Villegas, lo dijo clarísimo: el apoyo de ellos es total. Y es que tiene que serlo. Imaginen el brete que es coordinar entrenamientos, viajes y toda la logística para un atleta, ¡y más para uno que todavía usa pañales de noche! Pero ellos entienden que estas experiencias son oro puro para su formación, no solo como deportista, sino como persona. Es ese tipo de apoyo familiar el que muchas veces marca la diferencia entre un talento que se queda en "qué chiva hubiera sido" y uno que realmente explota. Una familia a cachete, sin duda.
Al final, la historia de Noah Muñoz es más que una simple noticia curiosa. Es un recordatorio de que el talento no tiene edad y de que en Costa Rica hay potencial de sobra, a veces en los lugares más inesperados. Este pequeño gigante sobre ruedas nos va a representar con los colores patrios, y ya con solo eso, es un campeón. Le mandamos las mejores vibras y estaremos pendientes de su carrera, que si sigue así, va a ser una de las que marquen época. ¡Pura vida, Noah!
Más allá de lo tuanis que es la noticia, ¿qué creen que nos dice esto sobre el apoyo al deporte desde la cuna en Costa Rica? ¿Estamos haciendo lo suficiente para encontrar y pulir estos talentos desde que son así de güilas? ¡Los leo!
