¡Qué torta! Le cantaron la pieza al Director de Tránsito

Maes, ¿vieron la última? Parece que en el MOPT se armó un despiche de los buenos, porque finalmente le dieron vuelta al Director de la Policía de Tránsito, un tal Oswaldo Miranda Víquez. Así como lo oyen, de un día para otro, ¡pum!, para la casa. La noticia explotó este jueves y, la verdad, aunque fue sorpresivo, ya se olía que algo no andaba bien en esa choza. La vara es que no es cualquier cosa que echen al mero jefe de los tráficos, una de las instituciones más polémicas y que más nos saca canas verdes a todos en este país.

Diay, la versión oficial del MOPT es un chorizo que ni se entiende, pura paja burocrática para dorarnos la píldora. Salieron a decir que la decisión se debe a una "redefinición de líneas estratégicas orientadas a lograr una mayor eficiencia operativa y una gestión administrativa más efectiva". ¡Por favor! Eso, en buen tico, significa "este mae no estaba haciendo bien el brete y nos tenía la institución hecha un caos". El ministro Zeledón salió a dar la cara con este discurso, pero seamos honestos, nadie se come ese cuento. Suena más a una excusa elegante para tapar una bronca mucho más grande que no querían que saliera a la luz.

Pero aquí es donde la vara se pone buena y el chisme toma forma. ¿Recuerdan que hace poquito salió una noticia de que los mismos tránsitos estaban amenazando con irse a huelga? Pues adivinen qué pedían. ¡Exacto! La cabeza de Miranda. Resulta que esto no fue que al ministro se le iluminó el bombillo de la nada. Los propios oficiales ya estaban hasta la coronilla y le habían puesto un ultimátum al MOPT: o se va el director, o paralizamos las calles. O sea, ¡qué nivel de despiche interno tenía que haber para que tus propios subalternos pidieran tu renuncia a gritos! Ahí es cuando uno lee lo de la "eficiencia operativa" y suelta la carcajada.

Y bueno, más allá del dime y direte, la vara es seria. Todos sabemos cómo está el arroz con la Policía de Tránsito. Entre las presas que son un infierno, los partes que a veces se sienten sacados de la manga y la fama que tienen algunos de buscar la "mordida", la institución necesita un cambio de aire urgente. Al que pongan ahora le va a tocar bailar con la más fea, porque no es solo sentarse en una silla a calentar el campo. Es poner orden de verdad, ganarse el respeto de sus propios oficiales y, lo más difícil de todo, empezar a limpiar la pésima imagen que tienen ante la ciudadanía. Una tarea titánica, la verdad.

En fin, parece que la bomba finalmente explotó y a Miranda le tocó pagar los platos rotos de una gestión que, a todas luces, era insostenible. Salado el mae, sí, pero si la cosa estaba tan mal como para que tus propios empleados te quieran fuera, es porque algo se estaba haciendo muy, pero muy mal. Esto no es solo cambiar una ficha, es la evidencia de una crisis profunda en Tránsito. La pregunta del millón es: ¿creen que con solo cambiar al director se arregla el despiche, o es apenas una curita para una herida que necesita cirugía mayor? ¿Ustedes qué dicen?