Maes, agarren silla porque la vara que les traigo hoy es para ponerse a pensar en serio. Justo cuando uno cree que ya ha visto de todo en la política tica, sale el Gobierno con una nueva jugada que, sinceramente, cuesta entender. Resulta que se mandaron con un recorte presupuestario de más de ¢23 mil millones que le va a pegar directo a la gente que menos tiene: los abuelitos del Régimen No Contributivo (RNC), estudiantes con becas y familias que dependen del IMAS. Un despiche en toda regla que amenaza con dejar a miles de personas guindando.
La que pegó el grito al cielo fue la diputada liberacionista Paulina Ramírez, que desde su brete como presidenta de la Comisión de Asuntos Hacendarios le puso el ojo a la movida. Según denuncia, esta rebaja viene en un proyecto de ley (el expediente 25.137, para los más nerds) y el grueso del hachazo se lo llevan el IMAS (con ¢18.277 millones menos) y la plata que va a la Caja para las pensiones del RNC (¢5.010 millones menos). Diay, para que quede claro: estamos hablando de las pensiones que reciben los adultos mayores en pobreza extrema, los que nunca pudieron cotizar. La última red de seguridad que tienen.
Aquí es donde la cosa se pone más densa. Según Ramírez, con este recorte no solo se congela la entrada de unos 11.300 nuevos beneficiarios que ya estaban en lista de espera, sino que se pone en jaque el pago de los que ya están adentro y hasta el aguinaldo de este año. O sea, los que contaban con esa platica para diciembre, ¡salados! El plan de incluirlos simplemente parece que se fue al traste. Y uno se pregunta, como dice la misma diputada, ¿dónde carajos quedó la planificación? ¿Hacen un presupuesto para después venir a meterle un tijeretazo así a la gente más vulnerable? No tiene ni pies ni cabeza.
Y la vara no termina ahí, porque la onda expansiva le llega también a la educación. El recorte incluye una rebaja de ¢722 millones para el MEP, lo que se traduce en que 346 estudiantes de postsecundaria que hoy reciben una beca, la perderían en octubre. Así, de un día para otro. Y peor aún, para noviembre y diciembre, el plan es no darle el subsidio a NADIE que estuviera programado para recibirlo. Mientras tanto, el IMAS, con su presupuesto cercenado, perdería la capacidad de ayudar en temas de comida, vivienda y salud a casi 38.000 personas de las que tenía proyectado atender. Es un efecto dominó que golpea por todo lado.
Al final, lo que queda es una sensación de frustración total. No estamos hablando de recortar gastos de lujo o viajes. Le están metiendo la tijera a la comida, al estudio y a la pensión mínima de gente que de verdad la necesita. La pregunta que yo les dejo en el foro es esta: Maes, en serio, ¿cuál es la lógica acá? ¿Es pura improvisación, una movida política para reacomodar la plata, o de verdad creen que los abuelitos y los estudiantes son un gasto que se puede cortar así como así? ¿Se justifica este 'ahorro' a costillas de los más necesitados? Los leo.
La que pegó el grito al cielo fue la diputada liberacionista Paulina Ramírez, que desde su brete como presidenta de la Comisión de Asuntos Hacendarios le puso el ojo a la movida. Según denuncia, esta rebaja viene en un proyecto de ley (el expediente 25.137, para los más nerds) y el grueso del hachazo se lo llevan el IMAS (con ¢18.277 millones menos) y la plata que va a la Caja para las pensiones del RNC (¢5.010 millones menos). Diay, para que quede claro: estamos hablando de las pensiones que reciben los adultos mayores en pobreza extrema, los que nunca pudieron cotizar. La última red de seguridad que tienen.
Aquí es donde la cosa se pone más densa. Según Ramírez, con este recorte no solo se congela la entrada de unos 11.300 nuevos beneficiarios que ya estaban en lista de espera, sino que se pone en jaque el pago de los que ya están adentro y hasta el aguinaldo de este año. O sea, los que contaban con esa platica para diciembre, ¡salados! El plan de incluirlos simplemente parece que se fue al traste. Y uno se pregunta, como dice la misma diputada, ¿dónde carajos quedó la planificación? ¿Hacen un presupuesto para después venir a meterle un tijeretazo así a la gente más vulnerable? No tiene ni pies ni cabeza.
Y la vara no termina ahí, porque la onda expansiva le llega también a la educación. El recorte incluye una rebaja de ¢722 millones para el MEP, lo que se traduce en que 346 estudiantes de postsecundaria que hoy reciben una beca, la perderían en octubre. Así, de un día para otro. Y peor aún, para noviembre y diciembre, el plan es no darle el subsidio a NADIE que estuviera programado para recibirlo. Mientras tanto, el IMAS, con su presupuesto cercenado, perdería la capacidad de ayudar en temas de comida, vivienda y salud a casi 38.000 personas de las que tenía proyectado atender. Es un efecto dominó que golpea por todo lado.
Al final, lo que queda es una sensación de frustración total. No estamos hablando de recortar gastos de lujo o viajes. Le están metiendo la tijera a la comida, al estudio y a la pensión mínima de gente que de verdad la necesita. La pregunta que yo les dejo en el foro es esta: Maes, en serio, ¿cuál es la lógica acá? ¿Es pura improvisación, una movida política para reacomodar la plata, o de verdad creen que los abuelitos y los estudiantes son un gasto que se puede cortar así como así? ¿Se justifica este 'ahorro' a costillas de los más necesitados? Los leo.