Diay maes, hablando de empresas que le ponen, hay que quitarse el sombrero con la gente de Grupo Calox. Resulta que la farmacéutica está cumpliendo 90 años de operar aquí en el país, y en lugar de solo partir un queque y cantar cumpleaños, decidieron celebrarlo de una forma bastante más ruda: metiéndole casi $4.7 millones de dólares en inversión a la región en los últimos tres años. ¡Qué nivel! Y no es plata para la fiesta, es para mejorar todo el chunchero: infraestructura nueva, equipos de producción más modernos y laboratorios de punta. Una inversión más que seria.
Y claro, uno se pregunta, ¿esa millonada está funcionando o es puro show? Pues parece que la vara les está saliendo bastante bien. Para que se hagan una idea, solo en el último año, su producción se disparó en un 90.5%. ¡Un noventa por ciento! Es una salvajada de crecimiento. Hay que ser justos, gran parte de ese empujón vino porque se hicieron con un laboratorio grande en El Salvador (Laboratorios Arsal), pero los números no dejan de ser impresionantes. Y lo más importante para la gente de a pie: toda esta movida expansiva se traduce en brete para 745 personas en la región. Eso no es cualquier cosa.
Para los que no topan bien qué hacen, Calox es la gente detrás de un montón de las medicinas que uno ve en la farmacia. Tienen un portafolio gigantesco: más de 200 fórmulas distintas y como 300 presentaciones. O sea, desde el genérico que te salva la tanda cuando andas corto de plata, hasta medicamentos de marca y esas pastillas que uno compra sin receta para el dolor de jupa de media tarde. Y la cosa no para ahí, porque también le hacen a la salud animal. Así que sí, hasta el firuláis de la casa puede que les deba una por mantenerlo sano y coleando.
Pero aquí viene la parte que, para mí, está más a cachete y le da un valor agregado a toda la hablada. No se trata solo de hacer plata y crecer a lo loco. La gente de Calox le está poniendo bonito al tema ambiental, y eso en Costa Rica sí que nos importa. Han aumentado en casi un 50% el uso de energías renovables gracias a un sistema de paneles solares y baterías que tienen en su planta de Calle Blancos. ¡Qué chiva! Por si fuera poco, cuentan con la certificación de Carbono Neutralidad, tienen el galardón de Bandera Azul Ecológica y hasta la marca país: Esencial Costa Rica. Eso sí es jugar de local como se debe, poniéndose la camiseta del país en serio.
En resumen, Calox se jaló una fiesta de 90 años no con mariachis, sino con una inversión millonaria que genera brete, que está expandiendo el negocio por toda Latinoamérica y que, encima de todo, es amigable con el ambiente. Es una buena noticia, la verdad; se nota que no es una empresa que se durmió en los laureles. Ahora, les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Qué pesa más cuando ven una empresa de estas? ¿Que genere mucho empleo, que invierta millones en el país, o que tenga todas estas certificaciones ambientales y se ponga la camiseta de la sostenibilidad? ¿O es la combinación de todo lo que de verdad importa? ¡Ahí se los dejo para el debate!
Y claro, uno se pregunta, ¿esa millonada está funcionando o es puro show? Pues parece que la vara les está saliendo bastante bien. Para que se hagan una idea, solo en el último año, su producción se disparó en un 90.5%. ¡Un noventa por ciento! Es una salvajada de crecimiento. Hay que ser justos, gran parte de ese empujón vino porque se hicieron con un laboratorio grande en El Salvador (Laboratorios Arsal), pero los números no dejan de ser impresionantes. Y lo más importante para la gente de a pie: toda esta movida expansiva se traduce en brete para 745 personas en la región. Eso no es cualquier cosa.
Para los que no topan bien qué hacen, Calox es la gente detrás de un montón de las medicinas que uno ve en la farmacia. Tienen un portafolio gigantesco: más de 200 fórmulas distintas y como 300 presentaciones. O sea, desde el genérico que te salva la tanda cuando andas corto de plata, hasta medicamentos de marca y esas pastillas que uno compra sin receta para el dolor de jupa de media tarde. Y la cosa no para ahí, porque también le hacen a la salud animal. Así que sí, hasta el firuláis de la casa puede que les deba una por mantenerlo sano y coleando.
Pero aquí viene la parte que, para mí, está más a cachete y le da un valor agregado a toda la hablada. No se trata solo de hacer plata y crecer a lo loco. La gente de Calox le está poniendo bonito al tema ambiental, y eso en Costa Rica sí que nos importa. Han aumentado en casi un 50% el uso de energías renovables gracias a un sistema de paneles solares y baterías que tienen en su planta de Calle Blancos. ¡Qué chiva! Por si fuera poco, cuentan con la certificación de Carbono Neutralidad, tienen el galardón de Bandera Azul Ecológica y hasta la marca país: Esencial Costa Rica. Eso sí es jugar de local como se debe, poniéndose la camiseta del país en serio.
En resumen, Calox se jaló una fiesta de 90 años no con mariachis, sino con una inversión millonaria que genera brete, que está expandiendo el negocio por toda Latinoamérica y que, encima de todo, es amigable con el ambiente. Es una buena noticia, la verdad; se nota que no es una empresa que se durmió en los laureles. Ahora, les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Qué pesa más cuando ven una empresa de estas? ¿Que genere mucho empleo, que invierta millones en el país, o que tenga todas estas certificaciones ambientales y se ponga la camiseta de la sostenibilidad? ¿O es la combinación de todo lo que de verdad importa? ¡Ahí se los dejo para el debate!