Mae, la cosa está que arde en Zapote. Parece que el presidente Rodrigo Chaves se levantó este miércoles con ganas de patear el panal y no dejó títere con cabeza. El tema central, esa vara que tiene a todo el mundo hablando, es la solicitud de la Corte Suprema para levantarle la inmunidad. Y diay, el presi no se anduvo por las ramas: según él, esto no es más que un plan orquestado para meterlo al tabo. Una jugada, dice, liderada por el mismísimo Fiscal General, Carlo Díaz, y lo que él llama la "red de cuido" del Poder Judicial.
Fiel a su estilo, Chaves calificó todo el asunto como un "circo político" y tildó la acusación de "cantinflesca". Según el mandatario, el expediente tiene más huecos que un colador, asegurando que el fiscal "ni siquiera le puso el número de archivo correcto". La vara, para él, es un montaje tan mal hecho que "tampoco tiene vergüenza". Es decir, un despiche total, para que nos entendamos. Sostiene que todo esto es una venganza por haberse atrevido a denunciar las supuestas irregularidades en el Poder Judicial desde que inició su gobierno, mencionando casos sonados como Cochinilla, Aldesa y Diamante.
Aquí es donde la trama se pone interesante. Mientras su exjefe de despacho y actual ministro de Cultura, Jorge Rodríguez, anunció que renunciaba voluntariamente a su inmunidad para enfrentar el caso, Chaves se plantó firme y dijo que nanai. Su argumento es que la investidura presidencial no es un chunche que uno se pueda quitar y poner como si nada; tiene implicaciones que la de un ministro no. Esto deja la pregunta en el aire: ¿es una defensa legítima de la figura presidencial o una movida para evitar el proceso? El debate está servido en bandeja de plata.
Pero mae, como en toda buena película, hay otra versión de la historia. El fiscal Carlo Díaz, quien ha estado en el ojo del huracán, defiende su brete a capa y espada. En su comparecencia ante los diputados, Díaz fue claro: esto no es una persecución política. Asegura que la acusación es "sólida" y que tiene "prueba sustantiva, contundente", incluyendo audios y documentos. El fiscal insiste en que su investigación fue "objetiva" y que si están pidiendo juicio es porque tienen con qué. La pelota, según él, está ahora en la cancha de los diputados, quienes tienen el expediente completo para decidir si se jalaron una torta con la acusación o si realmente hay mérito.
Al final del día, ¿de qué va toda esta vara? La Fiscalía acusa a Chaves y a Rodríguez del presunto delito de concusión. En tico: de supuestamente haber presionado para que se usaran fondos de cooperación del BCIE para pagarle a la empresa de Christian Bulgarelli, y que de esa plata saliera una parte para financiar el alquiler de una casa para el presidente a través de su asesor, "Choreco" Cruz. Un enredo de plata, poder e influencias que tiene al país pegado al asiento. Ahora la pregunta del millón es para ustedes, maes del foro: ¿Le creen al presidente cuando habla de un complot, o confían en la solidez del caso que presenta la Fiscalía? ¿Es un circo político o estamos ante un caso legítimo de abuso de poder? ¡Se abre el debate!
Fiel a su estilo, Chaves calificó todo el asunto como un "circo político" y tildó la acusación de "cantinflesca". Según el mandatario, el expediente tiene más huecos que un colador, asegurando que el fiscal "ni siquiera le puso el número de archivo correcto". La vara, para él, es un montaje tan mal hecho que "tampoco tiene vergüenza". Es decir, un despiche total, para que nos entendamos. Sostiene que todo esto es una venganza por haberse atrevido a denunciar las supuestas irregularidades en el Poder Judicial desde que inició su gobierno, mencionando casos sonados como Cochinilla, Aldesa y Diamante.
Aquí es donde la trama se pone interesante. Mientras su exjefe de despacho y actual ministro de Cultura, Jorge Rodríguez, anunció que renunciaba voluntariamente a su inmunidad para enfrentar el caso, Chaves se plantó firme y dijo que nanai. Su argumento es que la investidura presidencial no es un chunche que uno se pueda quitar y poner como si nada; tiene implicaciones que la de un ministro no. Esto deja la pregunta en el aire: ¿es una defensa legítima de la figura presidencial o una movida para evitar el proceso? El debate está servido en bandeja de plata.
Pero mae, como en toda buena película, hay otra versión de la historia. El fiscal Carlo Díaz, quien ha estado en el ojo del huracán, defiende su brete a capa y espada. En su comparecencia ante los diputados, Díaz fue claro: esto no es una persecución política. Asegura que la acusación es "sólida" y que tiene "prueba sustantiva, contundente", incluyendo audios y documentos. El fiscal insiste en que su investigación fue "objetiva" y que si están pidiendo juicio es porque tienen con qué. La pelota, según él, está ahora en la cancha de los diputados, quienes tienen el expediente completo para decidir si se jalaron una torta con la acusación o si realmente hay mérito.
Al final del día, ¿de qué va toda esta vara? La Fiscalía acusa a Chaves y a Rodríguez del presunto delito de concusión. En tico: de supuestamente haber presionado para que se usaran fondos de cooperación del BCIE para pagarle a la empresa de Christian Bulgarelli, y que de esa plata saliera una parte para financiar el alquiler de una casa para el presidente a través de su asesor, "Choreco" Cruz. Un enredo de plata, poder e influencias que tiene al país pegado al asiento. Ahora la pregunta del millón es para ustedes, maes del foro: ¿Le creen al presidente cuando habla de un complot, o confían en la solidez del caso que presenta la Fiscalía? ¿Es un circo político o estamos ante un caso legítimo de abuso de poder? ¡Se abre el debate!
