Maes, a ver, sentémonos un toque a hablar de esta vara, porque el culebrón de las rotondas de la Ruta 32 ya llegó a ese capítulo que todos vimos venir. ¿Se acuerdan cuando el Gobierno, con el pecho inflado, nos vendió que cambiar los pasos a desnivel por rotondas era la octava maravilla del mundo? Que era para ahorrar harina y agilizar el brete. Bueno, agárrense, porque ahora el mismo presidente Chaves salió a decir en Limón que siempre no, que las rotondas son un "problema serio". ¡Diay no! ¿En serio? Quién lo hubiera imaginado.
Hagamos memoria, que para eso estamos. Esto no es de ahora. Desde el 2023, cuando se jalaron la torta de cambiar los planos originales, la cosa olía raro. El MOPT sacaba comunicados diciendo que las rotondas eran "funcionales y seguras", mientras los que de verdad usan esa carretera se quedaban viendo aquel montón de cemento con cara de "¿y ahora cómo paso por aquí?". La gente de Limón, que no come cuento, se fue a la calle a manifestarse. No pedían nada del otro mundo, solo que no les pusieran un obstáculo gigante en la ruta más importante para la provincia.
Y aquí es donde la vara se pone todavía más densa. En lugar de sentarse a conversar, la respuesta desde Zapote fue de un nivel de soberbia que ya quisiéramos para otras cosas. ¿Se acuerdan del exministro Batalla todo incómodo en una entrevista mientras la gente le gritaba "no a las rotondas"? O mejor aún, la joya de la corona: el presidente Chaves minimizando las protestas y diciendo que eran apenas "16 gatos" con una agenda política para "joder" al Gobierno. No solo eso, sino que hasta amenazó con "aplicar la ley". O sea, mae, no solo te impongo una solución que nadie quiere, sino que si te quejás, sos un enemigo del Estado. ¡Qué despiche!
Lo más irónico es que no eran solo "16 gatos". El mismo Lanamme, que de estas varas sabe un poquito, sacó un informe técnico diciendo que, en resumen, no había justificación sólida para meter esas rotondas ahí. Y la realidad les dio la razón más rápido de lo que canta un gallo. Ya hasta vimos el video de un tráiler que, en lugar de dar la vuelta, se fue directo y quedó clavado en medio del chunche ese en Matina. O sea, un peligro anunciado. No era un capricho de los limonenses, era sentido común básico que, al parecer, en el MOPT se había ido de vacaciones.
Y ahora, casi dos años después de defender lo indefendible, el Gobierno da un giro de 180 grados y admite el error. Ahora sí es un "problema serio". Ahora sí van a quitarlas y, ¡sorpresa, sorpresa!, van a construir los pasos a desnivel que estaban en el plan original. O sea, todo este tiempo, toda esa plata, todas las presas y todos los malos ratos para terminar exactamente en el mismo punto de partida. Es el ejemplo perfecto de cómo un capricho político termina costándole caro al país y, sobre todo, a la gente de Limón, que se tuvo que aguantar que los trataran de problemáticos por señalar lo obvio.
Entonces, aquí va la pregunta para el foro, más allá de la torta monumental: ¿Qué pasa con la rendición de cuentas? ¿Basta con decir "ups, nos equivocamos" después de haber gastado millones, insultado a la gente y puesto en riesgo la seguridad vial? ¿Quién paga los platos rotos de este despilfarro de tiempo y recursos? Los leo.
Hagamos memoria, que para eso estamos. Esto no es de ahora. Desde el 2023, cuando se jalaron la torta de cambiar los planos originales, la cosa olía raro. El MOPT sacaba comunicados diciendo que las rotondas eran "funcionales y seguras", mientras los que de verdad usan esa carretera se quedaban viendo aquel montón de cemento con cara de "¿y ahora cómo paso por aquí?". La gente de Limón, que no come cuento, se fue a la calle a manifestarse. No pedían nada del otro mundo, solo que no les pusieran un obstáculo gigante en la ruta más importante para la provincia.
Y aquí es donde la vara se pone todavía más densa. En lugar de sentarse a conversar, la respuesta desde Zapote fue de un nivel de soberbia que ya quisiéramos para otras cosas. ¿Se acuerdan del exministro Batalla todo incómodo en una entrevista mientras la gente le gritaba "no a las rotondas"? O mejor aún, la joya de la corona: el presidente Chaves minimizando las protestas y diciendo que eran apenas "16 gatos" con una agenda política para "joder" al Gobierno. No solo eso, sino que hasta amenazó con "aplicar la ley". O sea, mae, no solo te impongo una solución que nadie quiere, sino que si te quejás, sos un enemigo del Estado. ¡Qué despiche!
Lo más irónico es que no eran solo "16 gatos". El mismo Lanamme, que de estas varas sabe un poquito, sacó un informe técnico diciendo que, en resumen, no había justificación sólida para meter esas rotondas ahí. Y la realidad les dio la razón más rápido de lo que canta un gallo. Ya hasta vimos el video de un tráiler que, en lugar de dar la vuelta, se fue directo y quedó clavado en medio del chunche ese en Matina. O sea, un peligro anunciado. No era un capricho de los limonenses, era sentido común básico que, al parecer, en el MOPT se había ido de vacaciones.
Y ahora, casi dos años después de defender lo indefendible, el Gobierno da un giro de 180 grados y admite el error. Ahora sí es un "problema serio". Ahora sí van a quitarlas y, ¡sorpresa, sorpresa!, van a construir los pasos a desnivel que estaban en el plan original. O sea, todo este tiempo, toda esa plata, todas las presas y todos los malos ratos para terminar exactamente en el mismo punto de partida. Es el ejemplo perfecto de cómo un capricho político termina costándole caro al país y, sobre todo, a la gente de Limón, que se tuvo que aguantar que los trataran de problemáticos por señalar lo obvio.
Entonces, aquí va la pregunta para el foro, más allá de la torta monumental: ¿Qué pasa con la rendición de cuentas? ¿Basta con decir "ups, nos equivocamos" después de haber gastado millones, insultado a la gente y puesto en riesgo la seguridad vial? ¿Quién paga los platos rotos de este despilfarro de tiempo y recursos? Los leo.