Maes, ¿sienten esa vibra rara en el ambiente? Como que uno no sabe si guardar la platica debajo del colchón o gastarla ya, porque fijo mañana vale menos. Es esa sensación de que estamos en una calma chicha, esperando a ver para qué lado revienta la cosa. Pues bueno, dejen de pensar que se están volviendo locos, porque la última Encuesta de Confianza del Consumidor que hace la gente de la UCR acaba de confirmar lo que todos sentimos en la calle: la procesión va por dentro y la gente está cada vez más nerviosa con lo que se viene.
A ver, para no enredar la vara, se los explico fácil. El numerito principal de la encuesta se quedó pegado en 52,3 puntos (de 100). Técnicamente, eso es “neutro”. Pero diay, eso es como cuando le preguntas a un compa cómo está y te dice “todo bien” con cara de funeral. Llevamos ya 12 meses, un año completo, estancados en ese limbo. No vamos ni para adelante ni para atrás, como un carro en media presa de la General Cañas. La gente no siente que la cosa esté mejorando, pero el verdadero clavo está cuando les preguntan por el futuro. Ahí es donde la película se pone de terror y el optimismo se fue de paseo sin avisar.
El meollo del asunto, el verdadero nubarrón en el horizonte, es la percepción que tenemos sobre las empresas y la economía en los próximos 12 meses. Un montón de gente más que antes cree que a las empresas les va a ir peor. Y claro, uno no necesita ser economista para conectar los puntos. Justo ahora que nos clavan un arancel del 15% en Estados Unidos a nuestras exportaciones... ¡qué sal! Es como si ya viniéramos corriendo una maratón con los zapatos amarrados y ahora nos tiran una cubeta de agua fría encima. Esa incertidumbre pega directo en la confianza y hace que todo el mundo frene en seco cualquier plan de inversión o gasto grande.
Y aquí es donde la estadística se convierte en realidad pura y dura. ¿En qué se traduce todo este pesimismo? En que el plan de comprarse un chuzo nuevo o una choza parece que se fue al traste para más de la mitad de la gente. Un 55% dice que es un pésimo momento para comprar carro y un 53% opina lo mismo de una vivienda. Pero lo que más asusta, sin duda, es el tema del brete. Casi un 41% de los ticos espera que el desempleo aumente, ¡casi ocho puntos más que en la última medición! Eso, maes, es una señal de alerta que brilla más que un letrero de neón. La gente tiene miedo de quedarse sin brete, y con toda la razón del mundo.
Mientras todo esto pasa, la nota que le ponemos al Gobierno en su manejo económico y social sigue en rojo, estancada en el mismo punto negativo desde mayo de 2023. La percepción es que no se está haciendo lo suficiente o que, simplemente, no se está haciendo lo correcto para cambiar el rumbo. La encuesta no miente: la gente siente que la pobreza y el desempleo se van a poner más rudos. Así que la gran pregunta queda en el aire, flotando sobre el cafecito de la mañana y las conversaciones en la soda. Esto es lo que dicen los números, pero ahora les pregunto a ustedes, los que andan a pie y pulseándola todos los días.
Maes, más allá de la encuesta, ¿ustedes cómo la sienten? ¿Están amarrándose más el cinturón con la plata? ¿Ven el panorama del brete más complicado o conocen a alguien que ya la está viendo fea? Cuenten a ver si la UCR tiene razón o si es puro cuento.
A ver, para no enredar la vara, se los explico fácil. El numerito principal de la encuesta se quedó pegado en 52,3 puntos (de 100). Técnicamente, eso es “neutro”. Pero diay, eso es como cuando le preguntas a un compa cómo está y te dice “todo bien” con cara de funeral. Llevamos ya 12 meses, un año completo, estancados en ese limbo. No vamos ni para adelante ni para atrás, como un carro en media presa de la General Cañas. La gente no siente que la cosa esté mejorando, pero el verdadero clavo está cuando les preguntan por el futuro. Ahí es donde la película se pone de terror y el optimismo se fue de paseo sin avisar.
El meollo del asunto, el verdadero nubarrón en el horizonte, es la percepción que tenemos sobre las empresas y la economía en los próximos 12 meses. Un montón de gente más que antes cree que a las empresas les va a ir peor. Y claro, uno no necesita ser economista para conectar los puntos. Justo ahora que nos clavan un arancel del 15% en Estados Unidos a nuestras exportaciones... ¡qué sal! Es como si ya viniéramos corriendo una maratón con los zapatos amarrados y ahora nos tiran una cubeta de agua fría encima. Esa incertidumbre pega directo en la confianza y hace que todo el mundo frene en seco cualquier plan de inversión o gasto grande.
Y aquí es donde la estadística se convierte en realidad pura y dura. ¿En qué se traduce todo este pesimismo? En que el plan de comprarse un chuzo nuevo o una choza parece que se fue al traste para más de la mitad de la gente. Un 55% dice que es un pésimo momento para comprar carro y un 53% opina lo mismo de una vivienda. Pero lo que más asusta, sin duda, es el tema del brete. Casi un 41% de los ticos espera que el desempleo aumente, ¡casi ocho puntos más que en la última medición! Eso, maes, es una señal de alerta que brilla más que un letrero de neón. La gente tiene miedo de quedarse sin brete, y con toda la razón del mundo.
Mientras todo esto pasa, la nota que le ponemos al Gobierno en su manejo económico y social sigue en rojo, estancada en el mismo punto negativo desde mayo de 2023. La percepción es que no se está haciendo lo suficiente o que, simplemente, no se está haciendo lo correcto para cambiar el rumbo. La encuesta no miente: la gente siente que la pobreza y el desempleo se van a poner más rudos. Así que la gran pregunta queda en el aire, flotando sobre el cafecito de la mañana y las conversaciones en la soda. Esto es lo que dicen los números, pero ahora les pregunto a ustedes, los que andan a pie y pulseándola todos los días.
Maes, más allá de la encuesta, ¿ustedes cómo la sienten? ¿Están amarrándose más el cinturón con la plata? ¿Ven el panorama del brete más complicado o conocen a alguien que ya la está viendo fea? Cuenten a ver si la UCR tiene razón o si es puro cuento.