Diay, maes, ¿se acuerdan del despiche que se armó hace unos días con la plata del FEES? Si parpadearon, se lo perdieron, porque la vara se movió más rápido que un aguacero en noviembre. Resulta que el CONARE (el Consejo Nacional de Rectores, donde están los meros meros de las U públicas) había llegado a un primer acuerdo sobre cómo repartir el presupuesto para el 2026. El problema es que a la Universidad de Costa Rica (UCR) ese número no le cuadró para nada. De hecho, votaron en contra desde el primer momento, porque sentían que la repartición no era justa ni técnica. O sea, se jalaron una torta que dejó a la U más grande del país con un mal sabor de boca.
Pero aquí es donde la historia se pone buena. En lugar de mandar un correo con cara de emoji enojado, la gente del Consejo Universitario de la UCR se la jugó a otro nivel. Literalmente se aparecieron en la sesión del CONARE. Imagínense la escena: los rectores ahí, en su reunión, y de pronto llega la delegación de la UCR a decirles: "un momentico, compañeros, de este tema tenemos que hablar, pero bien". No llegaron a pelear, pero sí con una postura firme: pidieron que el tema de la redistribución se viera con calma, de forma "pausada, franca, respetuosa y equitativa". Y no solo eso, llevaban bajo el brazo un recurso legal, una "coadyuvancia", para anular el acuerdo que ya se había tomado. Básicamente, llegaron a parar el tren en seco.
Y mae, ¡les funcionó! Esa misma tarde, el recurso fue aceptado. ¡El primer acuerdo se fue al traste! Así, sin más. Esto obligó a todo el mundo a sentarse de nuevo en la mesa a negociar. Fue como un "reset" en medio de la partida. Y en esta segunda vuelta, las cosas salieron diferentes. La nueva negociación le aseguró a la UCR el 41.87% del INCREMENTO del FEES para el 2026. Ojo, no es del total, sino del aumento, pero es una victoria importantísima que demuestra que cuando la UCR se planta, tiene el peso para cambiar las decisiones. ¡Qué nivel de jugada política y legal! Demostraron que no se iban a quedar de brazos cruzados.
Ahora, para que este novelón no se repita cada año, la UCR también pidió algo más: que se convoque a un "CONARE Ampliado". Esto es para empezar a tejer, desde ya, una solución a largo plazo sobre cómo se reparte la plata. La idea es que la distribución no sea un pleito de última hora, sino el resultado de un análisis serio, con criterios técnicos y de forma transparente, donde todas las universidades participen. La misma UCR lo dijo en su comunicado: reconocen el valor de las cinco U públicas y el brete que cada una hace por el país. Lo que buscan no es jalar la cobija solo para ellos, sino que las reglas del juego sean claras y justas para todos.
Al final, este episodio deja varias lecciones. Primero, que la UCR sigue siendo un actor con un poder inmenso en la educación superior y no teme usarlo. Segundo, que la presión y la estrategia legal bien ejecutada pueden revertir decisiones que parecían ya tomadas. Y tercero, que el debate sobre el FEES está más vivo que nunca y necesita una solución integral para garantizar que todas nuestras universidades públicas sigan siendo el motor de desarrollo que el país tanto necesita. Esto no es solo una vara de números y porcentajes, es el futuro de miles de estudiantes y de la investigación en Costa Rica.
Diay, ¿ustedes qué opinan de todo este enredo? ¿Creen que la UCR hizo bien en plantarse así de fuerte o fue mucho show para asegurar su pedazo del pastel? ¿Cómo creen que debería repartirse la plata del FEES para que todas las U públicas queden contentas? ¡Ahí les dejo la pelota, los leo en los comentarios!
Pero aquí es donde la historia se pone buena. En lugar de mandar un correo con cara de emoji enojado, la gente del Consejo Universitario de la UCR se la jugó a otro nivel. Literalmente se aparecieron en la sesión del CONARE. Imagínense la escena: los rectores ahí, en su reunión, y de pronto llega la delegación de la UCR a decirles: "un momentico, compañeros, de este tema tenemos que hablar, pero bien". No llegaron a pelear, pero sí con una postura firme: pidieron que el tema de la redistribución se viera con calma, de forma "pausada, franca, respetuosa y equitativa". Y no solo eso, llevaban bajo el brazo un recurso legal, una "coadyuvancia", para anular el acuerdo que ya se había tomado. Básicamente, llegaron a parar el tren en seco.
Y mae, ¡les funcionó! Esa misma tarde, el recurso fue aceptado. ¡El primer acuerdo se fue al traste! Así, sin más. Esto obligó a todo el mundo a sentarse de nuevo en la mesa a negociar. Fue como un "reset" en medio de la partida. Y en esta segunda vuelta, las cosas salieron diferentes. La nueva negociación le aseguró a la UCR el 41.87% del INCREMENTO del FEES para el 2026. Ojo, no es del total, sino del aumento, pero es una victoria importantísima que demuestra que cuando la UCR se planta, tiene el peso para cambiar las decisiones. ¡Qué nivel de jugada política y legal! Demostraron que no se iban a quedar de brazos cruzados.
Ahora, para que este novelón no se repita cada año, la UCR también pidió algo más: que se convoque a un "CONARE Ampliado". Esto es para empezar a tejer, desde ya, una solución a largo plazo sobre cómo se reparte la plata. La idea es que la distribución no sea un pleito de última hora, sino el resultado de un análisis serio, con criterios técnicos y de forma transparente, donde todas las universidades participen. La misma UCR lo dijo en su comunicado: reconocen el valor de las cinco U públicas y el brete que cada una hace por el país. Lo que buscan no es jalar la cobija solo para ellos, sino que las reglas del juego sean claras y justas para todos.
Al final, este episodio deja varias lecciones. Primero, que la UCR sigue siendo un actor con un poder inmenso en la educación superior y no teme usarlo. Segundo, que la presión y la estrategia legal bien ejecutada pueden revertir decisiones que parecían ya tomadas. Y tercero, que el debate sobre el FEES está más vivo que nunca y necesita una solución integral para garantizar que todas nuestras universidades públicas sigan siendo el motor de desarrollo que el país tanto necesita. Esto no es solo una vara de números y porcentajes, es el futuro de miles de estudiantes y de la investigación en Costa Rica.
Diay, ¿ustedes qué opinan de todo este enredo? ¿Creen que la UCR hizo bien en plantarse así de fuerte o fue mucho show para asegurar su pedazo del pastel? ¿Cómo creen que debería repartirse la plata del FEES para que todas las U públicas queden contentas? ¡Ahí les dejo la pelota, los leo en los comentarios!