Maes, seamos honestos. ¿Quién no ha pensado alguna vez, después de un fin de semana intenso o en medio de un brete insoportable, 'Upe, qué daría por una incapacidad'? Es casi un chiste nacional. Lo que no es un chiste, y de hecho es un despiche de proporciones épicas, es el negocio turbio que se ha montado alrededor de los certificados médicos. El Colegio de Médicos y Cirujanos acaba de soltar una bomba que confirma lo que muchos sospechaban en voz baja: hay un desmadre con las incapacidades y los dictámenes de licencia, y la cosa se está poniendo fea. No estamos hablando de un doctor buena gente que te da un día libre por una migraña; estamos hablando de una red de malas prácticas que está haciendo que la confianza en el gremio se vaya al traste.
Aquí es donde la vara se pone realmente surreal. Según las denuncias que está investigando el Colegio, hay doctores que se están jalando la torta de emitir certificados ¡mientras ellos mismos están incapacitados! O sea, el nivel de descaro es de otro planeta. Imagínense al mae, supuestamente en cama, firmando papeles a diestra y siniestra. Pero eso no es todo. También se investigan certificados retroactivos (el clásico 'se me olvidó decirle que estaba enfermo la semana pasada') y el caso de un médico que, en un arranque de productividad digno de un récord Guinness, tramitó 80 incapacidades en un solo día. Ochenta. Mae, ni que estuviera regalando confites. Esto ya no es un error, es un sistema montado para defraudar, y lo peor es que somos nosotros, los pacientes y los contribuyentes, los que pagamos los platos rotos.
Pero si creían que ahí paraba el desorden, agárrense, porque la joya de la corona son los certificados para la licencia de conducir. Representan casi el 70% de todas las denuncias. ¡El 70 por ciento! Aquí el modus operandi es variado, pero igual de preocupante. La práctica más común es la emisión de dictámenes sin una consulta presencial. Te lo mandan por WhatsApp, por correo, por señal de humo... cualquier cosa menos verte la cara, que es un requisito legal y, diay, de puro sentido común. Además, se desató una guerra de precios donde algunos cobran mucho menos de la tarifa oficial, creando una competencia desleal que huele a chanchullo a kilómetros. Y para rematar, está el tema de prestar usuarios y contraseñas del sistema a terceros. Básicamente, la secretaria o un compa del doctor podría estar 'certificando' que usted está apto para manejar. ¡Qué sal!
Lo más alarmante de todo es que este no es un problema nuevo, sino una bola de nieve que viene creciendo sin control. Las cifras del propio Colegio de Médicos son para sentarse a llorar. Pasamos de 149 denuncias totales en 2016 a 504 en 2024. Y solo en la primera mitad de este 2025, ya van 270. ¡Vamos camino a romper otro récord lamentable! Es tan grave que las denuncias por certificados chuecos ya superaron a las quejas por la relación médico-paciente. Esto nos dice que el problema ya no es solo de un mal trato ocasional, sino de un fallo estructural y ético. Como dice el fiscal del Colegio, Walter Rodríguez, esto no es solo para castigar, sino para 'ordenar el ejercicio profesional'. Un eufemismo bastante elegante para decir que tienen que apagar un incendio con una palangana.
Al final del día, esto va más allá de unos cuantos maes queriendo saltarse el brete o conseguir la licencia fácil. Se trata de la integridad de una profesión que depende, por completo, de la confianza pública. Cada certificado falso es una grieta más en esa confianza. El Colegio está aplicando sanciones más duras, con suspensiones de hasta un año, pero queda la pregunta en el aire: ¿es suficiente? Cuando el sistema permite que estas 'tortas' se vuelvan tan comunes y rentables, el problema es mucho más profundo que un par de manzanas podridas. ¿Ustedes qué piensan, maes? ¿Es solo culpa de los médicos corruptos o hay una cultura de 'chorizo' que todos, de alguna manera, hemos normalizado? Cuenten, que este foro es para despacharse.
Aquí es donde la vara se pone realmente surreal. Según las denuncias que está investigando el Colegio, hay doctores que se están jalando la torta de emitir certificados ¡mientras ellos mismos están incapacitados! O sea, el nivel de descaro es de otro planeta. Imagínense al mae, supuestamente en cama, firmando papeles a diestra y siniestra. Pero eso no es todo. También se investigan certificados retroactivos (el clásico 'se me olvidó decirle que estaba enfermo la semana pasada') y el caso de un médico que, en un arranque de productividad digno de un récord Guinness, tramitó 80 incapacidades en un solo día. Ochenta. Mae, ni que estuviera regalando confites. Esto ya no es un error, es un sistema montado para defraudar, y lo peor es que somos nosotros, los pacientes y los contribuyentes, los que pagamos los platos rotos.
Pero si creían que ahí paraba el desorden, agárrense, porque la joya de la corona son los certificados para la licencia de conducir. Representan casi el 70% de todas las denuncias. ¡El 70 por ciento! Aquí el modus operandi es variado, pero igual de preocupante. La práctica más común es la emisión de dictámenes sin una consulta presencial. Te lo mandan por WhatsApp, por correo, por señal de humo... cualquier cosa menos verte la cara, que es un requisito legal y, diay, de puro sentido común. Además, se desató una guerra de precios donde algunos cobran mucho menos de la tarifa oficial, creando una competencia desleal que huele a chanchullo a kilómetros. Y para rematar, está el tema de prestar usuarios y contraseñas del sistema a terceros. Básicamente, la secretaria o un compa del doctor podría estar 'certificando' que usted está apto para manejar. ¡Qué sal!
Lo más alarmante de todo es que este no es un problema nuevo, sino una bola de nieve que viene creciendo sin control. Las cifras del propio Colegio de Médicos son para sentarse a llorar. Pasamos de 149 denuncias totales en 2016 a 504 en 2024. Y solo en la primera mitad de este 2025, ya van 270. ¡Vamos camino a romper otro récord lamentable! Es tan grave que las denuncias por certificados chuecos ya superaron a las quejas por la relación médico-paciente. Esto nos dice que el problema ya no es solo de un mal trato ocasional, sino de un fallo estructural y ético. Como dice el fiscal del Colegio, Walter Rodríguez, esto no es solo para castigar, sino para 'ordenar el ejercicio profesional'. Un eufemismo bastante elegante para decir que tienen que apagar un incendio con una palangana.
Al final del día, esto va más allá de unos cuantos maes queriendo saltarse el brete o conseguir la licencia fácil. Se trata de la integridad de una profesión que depende, por completo, de la confianza pública. Cada certificado falso es una grieta más en esa confianza. El Colegio está aplicando sanciones más duras, con suspensiones de hasta un año, pero queda la pregunta en el aire: ¿es suficiente? Cuando el sistema permite que estas 'tortas' se vuelvan tan comunes y rentables, el problema es mucho más profundo que un par de manzanas podridas. ¿Ustedes qué piensan, maes? ¿Es solo culpa de los médicos corruptos o hay una cultura de 'chorizo' que todos, de alguna manera, hemos normalizado? Cuenten, que este foro es para despacharse.
