Maes, a veces uno anda por la vida creyendo que después de cierta edad el plan es ver tele, jugar canasta y acostarse temprano. Diay, la mayoría de nosotros pensamos así, ¿verdad? Bueno, pues les presento la historia que manda esa idea directo al traste, pero de la mejor manera posible. Conozcan a Madelein Mansson, mejor conocida en las pistas de baile de Suecia como DJ Gloria. Tiene 81 años, se viste con lentejuelas y tiene más energía que un chiquito en una fiesta de cumpleaños. Esta señora es, sin lugar a dudas, ¡un carga total!
Imagínense la escena: un club lleno, pero en lugar de ver puros güilas, la pista está a reventar de gente de 50 para arriba, cédula en mano para demostrarlo. Y en la cabina, con unos audífonos brillantes que dicen "DJ Gloria", está esta abuela poniendo temazos como "Mamma Mia" y "Funkytown". La vara es que sus fiestas, que organiza con una amiga, tienen una regla de oro: empiezan a las 6 de la tarde y se acaban a las 11 de la noche. ¿Por qué? Porque como ella misma dice, ¡a esa hora ya quiere estar en la cama! Una genia. Ella no se adapta al mundo, hace que el mundo se adapte a su horario.
Pero lo más chiva de todo este asunto no es solo verla detrás de los chunches mezclando, sino su historia. Madelein no fue DJ toda la vida. De hecho, esta aventura empezó a los 62 años, justo después de una de las etapas más duras que le tocó vivir. Su esposo falleció tras una larga enfermedad, y ella pasó nueve años cuidándolo día y noche. Cuenta que después de eso quedó hecha leña: deprimida, apática, sin ganas de nada. Cualquiera pensaría que el partido se había acabado para ella, pero en lugar de tirar la toalla, se reinventó de una forma que ni en una película se ve.
Primero se metió a dar clases de aeróbicos para mover el cuerpo y la mente. Preparar la música para esas lecciones se convirtió en su parte favorita del brete. Un día, tomándose un vinito con unos compas, soltó como si nada: "Creo que me voy a convertir en DJ". ¡Qué nivel de mujer! El hijo de una amiga, que era DJ, le dio tres clases y con eso se mandó. Ella misma admite que al principio no era muy buena, pero se puso las pilas, fue a ver a los profesionales y aprendió. Se dio cuenta de que no había espacios para que la gente de su edad saliera a bailar temprano y, en lugar de quejarse, creó uno. ¡Pura iniciativa!
Hoy, DJ Gloria es una leyenda. Su agenda está llena con un año de anticipación y en cada presentación, abre la noche con el himno de Gloria Gaynor, "I Will Survive" (Sobreviviré). No podría haber una canción más perfecta para ella. La gente la adora, las mujeres se le acercan a pedirle selfis y le pegan post-its con peticiones de canciones. Ella no solo les da un lugar para bailar, les da un espacio para sentirse jóvenes, fuertes y visibles. Es la prueba viviente de que la vida no se acaba a los 60, ni a los 70, ni a los 80. Con la actitud correcta, la verdadera fiesta apenas está comenzando.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Qué les parece la historia de DJ Gloria? ¿Se imaginan una vara así aquí en Tiquicia, con fiestas para adultos mayores que terminen temprano? ¿Creen que pegaría?
Imagínense la escena: un club lleno, pero en lugar de ver puros güilas, la pista está a reventar de gente de 50 para arriba, cédula en mano para demostrarlo. Y en la cabina, con unos audífonos brillantes que dicen "DJ Gloria", está esta abuela poniendo temazos como "Mamma Mia" y "Funkytown". La vara es que sus fiestas, que organiza con una amiga, tienen una regla de oro: empiezan a las 6 de la tarde y se acaban a las 11 de la noche. ¿Por qué? Porque como ella misma dice, ¡a esa hora ya quiere estar en la cama! Una genia. Ella no se adapta al mundo, hace que el mundo se adapte a su horario.
Pero lo más chiva de todo este asunto no es solo verla detrás de los chunches mezclando, sino su historia. Madelein no fue DJ toda la vida. De hecho, esta aventura empezó a los 62 años, justo después de una de las etapas más duras que le tocó vivir. Su esposo falleció tras una larga enfermedad, y ella pasó nueve años cuidándolo día y noche. Cuenta que después de eso quedó hecha leña: deprimida, apática, sin ganas de nada. Cualquiera pensaría que el partido se había acabado para ella, pero en lugar de tirar la toalla, se reinventó de una forma que ni en una película se ve.
Primero se metió a dar clases de aeróbicos para mover el cuerpo y la mente. Preparar la música para esas lecciones se convirtió en su parte favorita del brete. Un día, tomándose un vinito con unos compas, soltó como si nada: "Creo que me voy a convertir en DJ". ¡Qué nivel de mujer! El hijo de una amiga, que era DJ, le dio tres clases y con eso se mandó. Ella misma admite que al principio no era muy buena, pero se puso las pilas, fue a ver a los profesionales y aprendió. Se dio cuenta de que no había espacios para que la gente de su edad saliera a bailar temprano y, en lugar de quejarse, creó uno. ¡Pura iniciativa!
Hoy, DJ Gloria es una leyenda. Su agenda está llena con un año de anticipación y en cada presentación, abre la noche con el himno de Gloria Gaynor, "I Will Survive" (Sobreviviré). No podría haber una canción más perfecta para ella. La gente la adora, las mujeres se le acercan a pedirle selfis y le pegan post-its con peticiones de canciones. Ella no solo les da un lugar para bailar, les da un espacio para sentirse jóvenes, fuertes y visibles. Es la prueba viviente de que la vida no se acaba a los 60, ni a los 70, ni a los 80. Con la actitud correcta, la verdadera fiesta apenas está comenzando.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Qué les parece la historia de DJ Gloria? ¿Se imaginan una vara así aquí en Tiquicia, con fiestas para adultos mayores que terminen temprano? ¿Creen que pegaría?