Diay maes, seamos honestos. Cuando uno piensa en un adulto mayor, la publicidad nos ha metido en la cabeza la imagen del abuelito en mecedora, que vive de la pensión (si acaso) y cuyo mayor gasto es el cartón de leche. Es una imagen casi tierna, pero hay un pequeño detalle: es más falsa que un billete de tres mil. Y mientras las marcas siguen vendiéndole tenis fosforescentes a la generación Z, están dejando ir un mercado que tiene la plata, el tiempo y las ganas de gastarla. ¡Qué nivel de miopía!
La vara es simple y nos la vienen diciendo hasta el cansancio la OMS, la ONU y cuanta organización se les ocurra: nos estamos poniendo viejos como planeta. Y en Costa Rica, la tendencia no es distinta. Vivimos más y, seamos claros, las familias ya no son de ocho güilas como antes. Esto cambia todo el panorama. Pero en lugar de ver esto como el apocalipsis de las pensiones y la Caja, que es un temazo para otro día, hay gente que le puso números a la oportunidad. Y aquí es donde la cosa se pone buena.
Hace un tiempo, la gente de Unimer se mandó con un estudio buenísimo en la GAM llamado “Lo que Usted No Conoce del Consumo Post 50”. Entrevistaron a 500 personas entre 50 y 80 años y los resultados son para sentarse a tomar nota. Olvídense del cuento del viejito que depende de los hijos. Resulta que el 85% de ellos generaba su propia harina, ya fuera por salario, pensión o algún otro brete. ¡Ochenta y cinco por ciento! Más de la mitad estaba ahorrando y, agarren esto, 8 de cada 10 ya tenían la choza pagada. Esto les da una libertad financiera que ya quisiéramos muchos de nosotros, que todavía estamos viendo cómo pagamos el alquiler.
Con estos datos en la mano, uno se pregunta: ¿qué están pensando las marcas? Tienen un nicho de mercado gigante, con capacidad de consumo estable, con las deudas grandes de la vida ya resueltas y con ganas de vivir bien. Y la respuesta del mercado es... casi nula. Salvo los anuncios de pañales para adultos o cremas para las manchas, este segmento es invisible. Las agencias de publicidad siguen creyendo que la vida y el consumo terminan a los 49. Se están jalando una torta monumental, porque este no es un grupo pasivo. Son personas activas, con cuentas bancarias, que se sienten independientes y que no solo compran para ellos, sino que influyen en las decisiones de toda su familia.
Este despiste del mercado es más que una simple oportunidad de negocio perdida; es un reflejo de que no estamos entendiendo cómo está cambiando Tiquicia. No se trata solo de venderles chunches, se trata de crear productos, servicios y comunicación que de verdad conecten con sus vidas, que no son para nada las que nos pintan los estereotipos. La llamada "economía plateada" no es un concepto futurista, mae, ya está aquí, y el que no se monte en esa ola se va a quedar viendo para el ciprés. Así que, abro el debate en el foro: más allá de la plata, ¿qué creen ustedes que las marcas simplemente no entienden de la vida después de los 50 en Costa Rica? ¿En qué se les está yendo el tren?
La vara es simple y nos la vienen diciendo hasta el cansancio la OMS, la ONU y cuanta organización se les ocurra: nos estamos poniendo viejos como planeta. Y en Costa Rica, la tendencia no es distinta. Vivimos más y, seamos claros, las familias ya no son de ocho güilas como antes. Esto cambia todo el panorama. Pero en lugar de ver esto como el apocalipsis de las pensiones y la Caja, que es un temazo para otro día, hay gente que le puso números a la oportunidad. Y aquí es donde la cosa se pone buena.
Hace un tiempo, la gente de Unimer se mandó con un estudio buenísimo en la GAM llamado “Lo que Usted No Conoce del Consumo Post 50”. Entrevistaron a 500 personas entre 50 y 80 años y los resultados son para sentarse a tomar nota. Olvídense del cuento del viejito que depende de los hijos. Resulta que el 85% de ellos generaba su propia harina, ya fuera por salario, pensión o algún otro brete. ¡Ochenta y cinco por ciento! Más de la mitad estaba ahorrando y, agarren esto, 8 de cada 10 ya tenían la choza pagada. Esto les da una libertad financiera que ya quisiéramos muchos de nosotros, que todavía estamos viendo cómo pagamos el alquiler.
Con estos datos en la mano, uno se pregunta: ¿qué están pensando las marcas? Tienen un nicho de mercado gigante, con capacidad de consumo estable, con las deudas grandes de la vida ya resueltas y con ganas de vivir bien. Y la respuesta del mercado es... casi nula. Salvo los anuncios de pañales para adultos o cremas para las manchas, este segmento es invisible. Las agencias de publicidad siguen creyendo que la vida y el consumo terminan a los 49. Se están jalando una torta monumental, porque este no es un grupo pasivo. Son personas activas, con cuentas bancarias, que se sienten independientes y que no solo compran para ellos, sino que influyen en las decisiones de toda su familia.
Este despiste del mercado es más que una simple oportunidad de negocio perdida; es un reflejo de que no estamos entendiendo cómo está cambiando Tiquicia. No se trata solo de venderles chunches, se trata de crear productos, servicios y comunicación que de verdad conecten con sus vidas, que no son para nada las que nos pintan los estereotipos. La llamada "economía plateada" no es un concepto futurista, mae, ya está aquí, y el que no se monte en esa ola se va a quedar viendo para el ciprés. Así que, abro el debate en el foro: más allá de la plata, ¿qué creen ustedes que las marcas simplemente no entienden de la vida después de los 50 en Costa Rica? ¿En qué se les está yendo el tren?