Maes, pónganle atención a esta vara porque se nos acaba de complicar el paseo, el brete o la visita a la familia en Estados Unidos. Si usted era de los que celebraba la comodidad de renovar la visa gringa casi que por correo, vaya sentándose. Resulta que la Embajada de EE. UU. acaba de tirar un baldazo de agua fría y, para serles franco, ¡qué torta! La paz y la comodidad de renovar la visa sin tanto enredo parece que se fueron al traste, y todo empieza a oler a filas largas y a mañanas de estrés en Pavas otra vez.
La noticia, así en seco, es esta: a partir del 2 de setiembre de este 2025, se acabaron las excepciones de entrevista para casi todo el mundo. ¿Se acuerdan que si uno ya tenía visa y cumplía ciertos requisitos, o si era muy niño o muy adulto mayor, se salvaba de ir a que un cónsul le hiciera el examen de la vida en tres minutos? Bueno, olvídenlo. La embajada confirmó en su página de Facebook que la gran mayoría de solicitantes, sin importar la edad, van a tener que apersonarse. Ahora, desde el güila de 10 años que va para Disney hasta el abuelito de 80 que solo quiere ir a conocer al nieto, casi todos van a tener que ir a sudar frío frente a un oficial consular. Se acabó la papa.
Claro, como en toda regla, hay excepciones, pero son mínimas y con letra pequeña. Básicamente, se salvan los diplomáticos y oficiales de ciertos gobiernos (que, seamos honestos, no somos la mayoría de nosotros). La única luz al final del túnel para el ciudadano de a pie es si usted está renovando una visa de turista (la B-1/B-2 de toda la vida) y no ha dejado que pasen más de 12 meses desde que se venció. Pero ¡ojo al cristo! Tiene que ser en Costa Rica, no se la pueden haber negado antes y no puede tener ninguna bronca migratoria pendiente. Y aquí viene el gancho al hígado: incluso si usted cumple con todo eso, la decisión final de si le perdonan la entrevista o no queda a puro criterio del funcionario. O sea, aunque cumpla todo al pie de la letra, si al mae no le cuadra algo, ¡pum!, para adentro a entrevista se ha dicho.
Más allá del anuncio, pensemos en el efecto dominó que esto va a causar. Si ya conseguir una cita para la visa era una misión digna de una película de Tom Cruise, imagínense el despiche que va a ser ahora. El sistema se va a saturar con miles de personas que antes no necesitaban un espacio. Estamos hablando de citas que probablemente se van a ir para meses, o quién sabe si hasta para el año siguiente. Esto significa que la espontaneidad para planear un viaje se reduce a cero. Cualquier plan para la Navidad del 2025 o para las vacaciones del 2026, mae, mejor vaya poniéndole mente y presupuesto desde ya, porque la cosa se va a poner lenta y tediosa.
En resumen, la Embajada le subió el nivel de dificultad al juego de la visa. Ya no es solo tener los papeles en regla y la plata para el viaje; ahora es tener la paciencia de un santo y la suerte de un ganador de lotería para navegar el nuevo sistema. Mi consejo de compas: no se duerman en los laureles. Si su visa está por vencerse, o la de sus hijos, o la de sus papás, empiecen a revisar los requisitos desde AHORA. La era de la renovación “fácil” para muchos llegó a su fin, y nos toca volver al viejo y conocido camino de la burocracia consular. Salado, pero es lo que hay.
Ahora les paso la bola a ustedes, ¿qué opinan de este cambio? ¿Les parece una medida de seguridad necesaria o un simple dolor de cabeza burocrático para los ticos? ¿Ya se les complicó algún plan de viaje con esta vara? Cuenten todo en los comentarios.
La noticia, así en seco, es esta: a partir del 2 de setiembre de este 2025, se acabaron las excepciones de entrevista para casi todo el mundo. ¿Se acuerdan que si uno ya tenía visa y cumplía ciertos requisitos, o si era muy niño o muy adulto mayor, se salvaba de ir a que un cónsul le hiciera el examen de la vida en tres minutos? Bueno, olvídenlo. La embajada confirmó en su página de Facebook que la gran mayoría de solicitantes, sin importar la edad, van a tener que apersonarse. Ahora, desde el güila de 10 años que va para Disney hasta el abuelito de 80 que solo quiere ir a conocer al nieto, casi todos van a tener que ir a sudar frío frente a un oficial consular. Se acabó la papa.
Claro, como en toda regla, hay excepciones, pero son mínimas y con letra pequeña. Básicamente, se salvan los diplomáticos y oficiales de ciertos gobiernos (que, seamos honestos, no somos la mayoría de nosotros). La única luz al final del túnel para el ciudadano de a pie es si usted está renovando una visa de turista (la B-1/B-2 de toda la vida) y no ha dejado que pasen más de 12 meses desde que se venció. Pero ¡ojo al cristo! Tiene que ser en Costa Rica, no se la pueden haber negado antes y no puede tener ninguna bronca migratoria pendiente. Y aquí viene el gancho al hígado: incluso si usted cumple con todo eso, la decisión final de si le perdonan la entrevista o no queda a puro criterio del funcionario. O sea, aunque cumpla todo al pie de la letra, si al mae no le cuadra algo, ¡pum!, para adentro a entrevista se ha dicho.
Más allá del anuncio, pensemos en el efecto dominó que esto va a causar. Si ya conseguir una cita para la visa era una misión digna de una película de Tom Cruise, imagínense el despiche que va a ser ahora. El sistema se va a saturar con miles de personas que antes no necesitaban un espacio. Estamos hablando de citas que probablemente se van a ir para meses, o quién sabe si hasta para el año siguiente. Esto significa que la espontaneidad para planear un viaje se reduce a cero. Cualquier plan para la Navidad del 2025 o para las vacaciones del 2026, mae, mejor vaya poniéndole mente y presupuesto desde ya, porque la cosa se va a poner lenta y tediosa.
En resumen, la Embajada le subió el nivel de dificultad al juego de la visa. Ya no es solo tener los papeles en regla y la plata para el viaje; ahora es tener la paciencia de un santo y la suerte de un ganador de lotería para navegar el nuevo sistema. Mi consejo de compas: no se duerman en los laureles. Si su visa está por vencerse, o la de sus hijos, o la de sus papás, empiecen a revisar los requisitos desde AHORA. La era de la renovación “fácil” para muchos llegó a su fin, y nos toca volver al viejo y conocido camino de la burocracia consular. Salado, pero es lo que hay.
Ahora les paso la bola a ustedes, ¿qué opinan de este cambio? ¿Les parece una medida de seguridad necesaria o un simple dolor de cabeza burocrático para los ticos? ¿Ya se les complicó algún plan de viaje con esta vara? Cuenten todo en los comentarios.