Maes, ¿se acuerdan de Lisbeth Valverde, la ex Miss Costa Rica que nos representó con toda la pata en Miss Universo? Bueno, hagan una pausa en la imagen de pasarelas y vestidos de gala, porque la mae le está entrando de lleno a una vara completamente distinta, una que tiene más que ver con sudor y arena que con flashes y coronas. Resulta que la exreina de belleza se está preparando para su primera carrera, y no una cualquiera, sino una en la playa de Uvita. ¡Qué tuanis esa iniciativa!
Leí la nota en CRHoy y me quedé pensando en el cambio de chip tan drástico. Una cosa es tener la disciplina para el mundo del modelaje, que de por sí es un brete de locos, y otra muy diferente es meterse al mundo del running, especialmente cuando tu primer desafío es en la arena. Como ella misma dijo en sus historias, “no es jugando correr en la playa”, y cualquiera que lo haya intentado sabe que tiene toda la razón. Correr en esa superficie es un despiche para las piernas, se necesita el doble de esfuerzo y una mentalidad de acero. Que su primera experiencia competitiva sea un 5k en esas condiciones, en lugar de una carrerita fácil en asfalto plano, habla un montón.
Aquí es donde la vara se pone interesante y, para ser honesto, admirable. Lisbeth pudo haberse quedado tranquila en su zona de confort, viviendo de su imagen de reina y ya. Pero no, decidió meterse en un desafío físico que la saca por completo de su elemento. La mae es una carga por la disciplina que está mostrando. Y lo mejor es la honestidad con la que lo está manejando. Admitir que 10k era demasiado para empezar y que por eso se mandó con 5k la hace súper terrenal. No está tratando de vender una imagen de superatleta de la noche a la mañana, sino que está mostrando el proceso real, el que empieza desde abajo, con metas realistas y mucho esfuerzo. Eso, para mí, tiene un valor increíble.
Además, me cuadró un montón la parte donde cuenta que se topa a un montón de compas de la zona de Uvita entrenando para la misma vara. Eso pinta una imagen súper chiva de la comunidad que se está formando alrededor del evento. No es solo ella en su propio viaje, sino que es parte de un movimiento más grande, de gente que se levanta temprano a meterle ganas y a apoyarse. Ese ambiente de camaradería, donde se siente la energía y la preparación colectiva, suena a cachete. Al final, más allá de la competencia, estas varas se tratan de eso: de compartir el esfuerzo y la motivación con otra gente.
Sinceramente, este tipo de noticias son las que me alegran el día. Ver a una figura pública tica, que muchos asocian casi exclusivamente con el glamour, embarrialándose (o bueno, enarenándose) las tenis y poniéndose a prueba de una forma tan genuina es un respiro de aire fresco. Manda un mensaje súper potente sobre la importancia de buscar nuevos retos, de cuidar la salud y de no tenerle miedo a empezar de cero en algo. Es un recordatorio de que detrás del personaje público hay una persona buscando superarse, como cualquiera de nosotros. Diay, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Les cuadra más ver a las figuras públicas en estas varas más terrenales y de esfuerzo, o prefieren el glamour de siempre? ¿Creen que esto inspira más a la gente?
Leí la nota en CRHoy y me quedé pensando en el cambio de chip tan drástico. Una cosa es tener la disciplina para el mundo del modelaje, que de por sí es un brete de locos, y otra muy diferente es meterse al mundo del running, especialmente cuando tu primer desafío es en la arena. Como ella misma dijo en sus historias, “no es jugando correr en la playa”, y cualquiera que lo haya intentado sabe que tiene toda la razón. Correr en esa superficie es un despiche para las piernas, se necesita el doble de esfuerzo y una mentalidad de acero. Que su primera experiencia competitiva sea un 5k en esas condiciones, en lugar de una carrerita fácil en asfalto plano, habla un montón.
Aquí es donde la vara se pone interesante y, para ser honesto, admirable. Lisbeth pudo haberse quedado tranquila en su zona de confort, viviendo de su imagen de reina y ya. Pero no, decidió meterse en un desafío físico que la saca por completo de su elemento. La mae es una carga por la disciplina que está mostrando. Y lo mejor es la honestidad con la que lo está manejando. Admitir que 10k era demasiado para empezar y que por eso se mandó con 5k la hace súper terrenal. No está tratando de vender una imagen de superatleta de la noche a la mañana, sino que está mostrando el proceso real, el que empieza desde abajo, con metas realistas y mucho esfuerzo. Eso, para mí, tiene un valor increíble.
Además, me cuadró un montón la parte donde cuenta que se topa a un montón de compas de la zona de Uvita entrenando para la misma vara. Eso pinta una imagen súper chiva de la comunidad que se está formando alrededor del evento. No es solo ella en su propio viaje, sino que es parte de un movimiento más grande, de gente que se levanta temprano a meterle ganas y a apoyarse. Ese ambiente de camaradería, donde se siente la energía y la preparación colectiva, suena a cachete. Al final, más allá de la competencia, estas varas se tratan de eso: de compartir el esfuerzo y la motivación con otra gente.
Sinceramente, este tipo de noticias son las que me alegran el día. Ver a una figura pública tica, que muchos asocian casi exclusivamente con el glamour, embarrialándose (o bueno, enarenándose) las tenis y poniéndose a prueba de una forma tan genuina es un respiro de aire fresco. Manda un mensaje súper potente sobre la importancia de buscar nuevos retos, de cuidar la salud y de no tenerle miedo a empezar de cero en algo. Es un recordatorio de que detrás del personaje público hay una persona buscando superarse, como cualquiera de nosotros. Diay, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Les cuadra más ver a las figuras públicas en estas varas más terrenales y de esfuerzo, o prefieren el glamour de siempre? ¿Creen que esto inspira más a la gente?