Mae, uno ve cada vara en redes sociales que ya nada sorprende, pero de vez en cuando sale una joyita que le devuelve a uno la fe en la garra tica. Seguro ya todos vieron el video. La escena: un restaurante tranquilo en Pérez Zeledón. Una muchacha, Sol Vargas, está comiendo, de lo más relax, cuando un mae decide que es buena idea tratar de arrebatarle la cartera. ¿El resultado? Diay, al ladrón se le volteó la tortilla de una forma espectacular, y ahora es probablemente el hazmerreír de todo el cantón generaleño.
Lo que pasó después es ya historia patria de Internet. En lugar de entrar en pánico, congelarse o entregar el chunche, Sol reaccionó con una agilidad que ya quisiera más de un artista marcial. ¡Qué nivel de mujer! En cuestión de segundos, no solo se defendió, sino que terminó aplicándole al tipo una llave con las piernas al cuello, dejándolo completamente neutralizado en el suelo hasta que llegó la Fuerza Pública a llevárselo esposado. La imagen es potentísima: ella, en control total, y el sujeto dándose cuenta del pésimo día que escogió para buscarse un problema. Como ella misma dijo después, al ver la grabación: "qué mujer más valiente que soy". Cero falsa modestia. Y con toda la razón del mundo.
Ahora, aquí es donde la vara se pone todavía más interesante. Uno pensaría que Sol es cinta negra en jiu-jitsu o que pasa metida en un dojo todo el día. Pero no. La misma Sol aclaró que no practica ningún arte marcial y que no tiene conocimientos formales de defensa personal. Esa llave, ese movimiento sacado de una película de acción, fue pura improvisación. Pura reacción de supervivencia. Y honestamente, eso lo hace mil veces más impresionante. No fue entrenamiento, fue instinto. Fue ese "no me voy a dejar" que a veces uno no sabe que tiene adentro hasta que la situación lo exige. ¡Qué carga la doña!
Y para rematar, parece que esta no es la primera vez que Sol demuestra que con ella, las cosas son a otro precio. Contó que hace poco, caminando por el mercado de Pérez, un baboso se pasó de listo y le metió mano. La reacción fue igual de contundente: lo encaró, le metió su buen manazo y le dejó clarito que no se anduviera con juegos. En esa ocasión no llamó a la policía, pero el mensaje quedó entregado. Esto no es un evento aislado; es el patrón de conducta de alguien que simplemente no está dispuesta a ser víctima. No importa si es en un restaurante o en medio mercado, ella no se queda callada ni se deja amedrentar.
Al final, esta historia es mucho más que un video viral o una anécdota tuanis. Es un recordatorio de la fuerza que se puede tener sin buscarla. Nos pone a pensar en cómo reaccionaríamos nosotros. La vara no es si tenemos la técnica de Bruce Lee, sino si tenemos la décima parte de la valentía de Sol Vargas para decir "hasta aquí". La delincuencia es un despiche y nos tiene hartos, pero ver a alguien como ella nos da un respiro y, por qué no, un poquito de inspiración. Diay, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Lo de Sol fue pura valentía innata, un instinto que todos tenemos guardado, o creen que también tuvo un buen toque de suerte? ¿Cómo creen que habrían reaccionado ustedes en una situación así?
Lo que pasó después es ya historia patria de Internet. En lugar de entrar en pánico, congelarse o entregar el chunche, Sol reaccionó con una agilidad que ya quisiera más de un artista marcial. ¡Qué nivel de mujer! En cuestión de segundos, no solo se defendió, sino que terminó aplicándole al tipo una llave con las piernas al cuello, dejándolo completamente neutralizado en el suelo hasta que llegó la Fuerza Pública a llevárselo esposado. La imagen es potentísima: ella, en control total, y el sujeto dándose cuenta del pésimo día que escogió para buscarse un problema. Como ella misma dijo después, al ver la grabación: "qué mujer más valiente que soy". Cero falsa modestia. Y con toda la razón del mundo.
Ahora, aquí es donde la vara se pone todavía más interesante. Uno pensaría que Sol es cinta negra en jiu-jitsu o que pasa metida en un dojo todo el día. Pero no. La misma Sol aclaró que no practica ningún arte marcial y que no tiene conocimientos formales de defensa personal. Esa llave, ese movimiento sacado de una película de acción, fue pura improvisación. Pura reacción de supervivencia. Y honestamente, eso lo hace mil veces más impresionante. No fue entrenamiento, fue instinto. Fue ese "no me voy a dejar" que a veces uno no sabe que tiene adentro hasta que la situación lo exige. ¡Qué carga la doña!
Y para rematar, parece que esta no es la primera vez que Sol demuestra que con ella, las cosas son a otro precio. Contó que hace poco, caminando por el mercado de Pérez, un baboso se pasó de listo y le metió mano. La reacción fue igual de contundente: lo encaró, le metió su buen manazo y le dejó clarito que no se anduviera con juegos. En esa ocasión no llamó a la policía, pero el mensaje quedó entregado. Esto no es un evento aislado; es el patrón de conducta de alguien que simplemente no está dispuesta a ser víctima. No importa si es en un restaurante o en medio mercado, ella no se queda callada ni se deja amedrentar.
Al final, esta historia es mucho más que un video viral o una anécdota tuanis. Es un recordatorio de la fuerza que se puede tener sin buscarla. Nos pone a pensar en cómo reaccionaríamos nosotros. La vara no es si tenemos la técnica de Bruce Lee, sino si tenemos la décima parte de la valentía de Sol Vargas para decir "hasta aquí". La delincuencia es un despiche y nos tiene hartos, pero ver a alguien como ella nos da un respiro y, por qué no, un poquito de inspiración. Diay, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Lo de Sol fue pura valentía innata, un instinto que todos tenemos guardado, o creen que también tuvo un buen toque de suerte? ¿Cómo creen que habrían reaccionado ustedes en una situación así?