Okay, maes, hablemos de una vara que, entre tanto reporte de inseguridad que nos tiene a todos con el pelo parado, suena como una buena noticia. Este martes, el Ministerio de Seguridad y el ICT se mandaron a inaugurar un nuevo Despacho 9-1-1 exclusivo para la Policía Turística, con el centro de operaciones metido en el puro corazón de Chepe, al sur del Parque Central. La verdad, con el despiche que se vive a nivel nacional, cualquier esfuerzo enfocado en ponerle un poquito de orden al asunto se agradece, y este, al menos en papel, suena bastante bien pensado. ¡Qué nivel de iniciativa, si me preguntan!
Pero, diay, ¿qué es este nuevo chunche y para qué sirve? Básicamente, es un "cerebrito" de comando. Todas las llamadas de emergencia al 9-1-1 que involucren a un turista van a ser filtradas y atendidas ahí. La gran ventaja es que el personal está especializado para este brete. Imagínense la escena: un gringo o un europeo perdido en medio de la montaña o, peor aún, que le acaban de bajar el celular en la playa. En vez de caer en una central general, ahora lo atenderá alguien que no solo le puede hablar en inglés (o chapurrear otro idioma), sino que entiende el contexto de las zonas turísticas y puede coordinar la ayuda de forma más ágil. Se acabó, en teoría, el "diay, mae, no le entiendo nada".
Ahora, aquí es donde la vara se pone realmente interesante. Este nuevo despacho no es solo para contestar teléfonos más eficientemente. El verdadero poder está en el análisis de datos. La idea es recopilar toda la información de las emergencias turísticas para empezar a ver patrones. ¿Dónde están ocurriendo más asaltos? ¿A qué hora? ¿Cuál es el timo de moda en La Fortuna o en Tamarindo? Al tener esta data centralizada, las autoridades pueden, teóricamente, dejar de jugar de bomberos apagando incendios y empezar a jugar ajedrez contra el hampa. La idea de usar la data para anticiparse a los cacos, honestamente, ¡qué carga! Sería como tener un mapa de calor de la delincuencia turística y poder mover recursos antes de que pase la torta.
Además, esto no es un esfuerzo aislado, y eso hay que reconocerlo. Es parte de una estrategia más grande que, de a poquitos, ha ido tomando forma. Recordemos que hace no mucho inauguraron delegaciones policiales nuevitas de paquete en lugares calientes como Tamarindo, Cahuita y Santa Teresa, y ya viene una en camino para Jacó. Si a eso le sumamos que la Policía Turística ya cuenta con más de 300 agentes especializados (y que más de la mitad son bilingües), la cosa empieza a sonar a un plan coherente. Es un intento por blindar el principal motor de la economía del país, que, no nos engañemos, es el turismo y los casi tres millones de visitantes que nos caen al año.
La propuesta, en resumen, está a cachete. Un centro de comando inteligente, atención especializada y el uso de datos para prevenir el crimen suena tuanis. Pero, como buenos ticos, siempre nos queda la duda. Una cosa es la foto bonita de la inauguración con los ministros sonriendo, y otra muy distinta es que el sistema funcione en el día a día, que los recursos no se queden cortos y que la burocracia no termine ahogando la buena intención. El potencial es enorme, pero la ejecución lo será todo. Ustedes qué dicen, maes, ¿creen que este tipo de movidas son la ruta correcta para blindar el turismo o es solo un parchecito para la foto mientras el resto del país sigue en llamas?
Pero, diay, ¿qué es este nuevo chunche y para qué sirve? Básicamente, es un "cerebrito" de comando. Todas las llamadas de emergencia al 9-1-1 que involucren a un turista van a ser filtradas y atendidas ahí. La gran ventaja es que el personal está especializado para este brete. Imagínense la escena: un gringo o un europeo perdido en medio de la montaña o, peor aún, que le acaban de bajar el celular en la playa. En vez de caer en una central general, ahora lo atenderá alguien que no solo le puede hablar en inglés (o chapurrear otro idioma), sino que entiende el contexto de las zonas turísticas y puede coordinar la ayuda de forma más ágil. Se acabó, en teoría, el "diay, mae, no le entiendo nada".
Ahora, aquí es donde la vara se pone realmente interesante. Este nuevo despacho no es solo para contestar teléfonos más eficientemente. El verdadero poder está en el análisis de datos. La idea es recopilar toda la información de las emergencias turísticas para empezar a ver patrones. ¿Dónde están ocurriendo más asaltos? ¿A qué hora? ¿Cuál es el timo de moda en La Fortuna o en Tamarindo? Al tener esta data centralizada, las autoridades pueden, teóricamente, dejar de jugar de bomberos apagando incendios y empezar a jugar ajedrez contra el hampa. La idea de usar la data para anticiparse a los cacos, honestamente, ¡qué carga! Sería como tener un mapa de calor de la delincuencia turística y poder mover recursos antes de que pase la torta.
Además, esto no es un esfuerzo aislado, y eso hay que reconocerlo. Es parte de una estrategia más grande que, de a poquitos, ha ido tomando forma. Recordemos que hace no mucho inauguraron delegaciones policiales nuevitas de paquete en lugares calientes como Tamarindo, Cahuita y Santa Teresa, y ya viene una en camino para Jacó. Si a eso le sumamos que la Policía Turística ya cuenta con más de 300 agentes especializados (y que más de la mitad son bilingües), la cosa empieza a sonar a un plan coherente. Es un intento por blindar el principal motor de la economía del país, que, no nos engañemos, es el turismo y los casi tres millones de visitantes que nos caen al año.
La propuesta, en resumen, está a cachete. Un centro de comando inteligente, atención especializada y el uso de datos para prevenir el crimen suena tuanis. Pero, como buenos ticos, siempre nos queda la duda. Una cosa es la foto bonita de la inauguración con los ministros sonriendo, y otra muy distinta es que el sistema funcione en el día a día, que los recursos no se queden cortos y que la burocracia no termine ahogando la buena intención. El potencial es enorme, pero la ejecución lo será todo. Ustedes qué dicen, maes, ¿creen que este tipo de movidas son la ruta correcta para blindar el turismo o es solo un parchecito para la foto mientras el resto del país sigue en llamas?