Maes, para los que siguen la política de la capital, la vara se puso color de hormiga. Apenas están calentando la silla en la Municipalidad de San José y ya empezó el primer round interno, con tintes de novelón, en el partido del alcalde Diego Miranda. Y no es cualquier bronca, no. A la nueva administración se le acaba de declarar independiente uno de sus propios regidores, Rafael González Ovares, quien además se fue tirando la puerta y alegando nada más y nada menos que “persecución política”. ¡Qué torta para un proyecto que llegó con una bandera de cambio y unidad!
Vamos por partes para entender el despiche. Resulta que González, junto con otro mae del partido llamado Ricardo Villegas (que era asistente del alcalde), decidieron montar una empresita de comunicación política. Hasta ahí, todo bien. El problema se armó, según cuentan ellos en la carta de renuncia, cuando le contaron al partido que estaban analizando una oferta para darle servicios a la campaña presidencial de OTRA agrupación. Como se imaginarán, a lo interno de Juntos San José eso no cayó nada bien. La reacción, según los ahora exmilitantes, fue pedirles que renunciaran a sus puestos. O sea, en lugar de un diálogo, sintieron que les pusieron la pistola en el pecho.
Aquí es donde la cosa se pone más densa. González y Villegas dicen que esta movida es una “auténtica persecución política y profesional”. Afirman que es injusto y que no tiene nada que ver con los valores con los que nació el partido. Básicamente, están diciendo que el poder se les subió a la cabeza a algunos y que esa visión no es la que ellos compartían. Es un golpe directo a la narrativa de Miranda, porque no se fue un militante cualquiera; se fue un regidor que llegó con los votos del proyecto y que ahora, desde su curul de independiente, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza. Todo el plan de tener una fracción unida para impulsar proyectos se fue al traste con esta jugada.
Diay, más allá del pleito interno, las implicaciones son serias. Un alcalde, especialmente uno nuevo, necesita a su gente alineada en el Concejo Municipal para poder gobernar y pasar acuerdos. Ahora Miranda no solo tiene que negociar con la oposición, sino que tiene que estar pendiente de un “aliado” herido que puede votar como le dé la gana. ¡Qué sal! Perder un voto que se suponía seguro tan temprano en el partido es una señal de que la procesión va por dentro. Esto demuestra que mantener un movimiento cohesionado después de ganar una elección es, a veces, un brete más complicado que la campaña misma.
Al final, esta vara nos deja con un montón de preguntas. El regidor González se queda en su puesto hasta que termine el periodo, así que su voz se va a seguir escuchando en la Muni, pero ahora sin deberle lealtad al partido que lo llevó ahí. La carta de renuncia la cierran con mucho respeto a las bases, como tirándole un mensaje a la cúpula. Y bueno, ahora el debate queda abierto para todos nosotros, que al final somos los que vemos estos circos desde la gradería. La luna de miel en la Muni de Chepe, si es que la hubo, parece que ya se acabó.
¿Ustedes qué piensan, maes? ¿Es una persecución política legítima como dicen ellos o es que se estaban pasando de listos y les pusieron un alto por un conflicto de intereses más que evidente? ¡Abro debate!
Vamos por partes para entender el despiche. Resulta que González, junto con otro mae del partido llamado Ricardo Villegas (que era asistente del alcalde), decidieron montar una empresita de comunicación política. Hasta ahí, todo bien. El problema se armó, según cuentan ellos en la carta de renuncia, cuando le contaron al partido que estaban analizando una oferta para darle servicios a la campaña presidencial de OTRA agrupación. Como se imaginarán, a lo interno de Juntos San José eso no cayó nada bien. La reacción, según los ahora exmilitantes, fue pedirles que renunciaran a sus puestos. O sea, en lugar de un diálogo, sintieron que les pusieron la pistola en el pecho.
Aquí es donde la cosa se pone más densa. González y Villegas dicen que esta movida es una “auténtica persecución política y profesional”. Afirman que es injusto y que no tiene nada que ver con los valores con los que nació el partido. Básicamente, están diciendo que el poder se les subió a la cabeza a algunos y que esa visión no es la que ellos compartían. Es un golpe directo a la narrativa de Miranda, porque no se fue un militante cualquiera; se fue un regidor que llegó con los votos del proyecto y que ahora, desde su curul de independiente, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza. Todo el plan de tener una fracción unida para impulsar proyectos se fue al traste con esta jugada.
Diay, más allá del pleito interno, las implicaciones son serias. Un alcalde, especialmente uno nuevo, necesita a su gente alineada en el Concejo Municipal para poder gobernar y pasar acuerdos. Ahora Miranda no solo tiene que negociar con la oposición, sino que tiene que estar pendiente de un “aliado” herido que puede votar como le dé la gana. ¡Qué sal! Perder un voto que se suponía seguro tan temprano en el partido es una señal de que la procesión va por dentro. Esto demuestra que mantener un movimiento cohesionado después de ganar una elección es, a veces, un brete más complicado que la campaña misma.
Al final, esta vara nos deja con un montón de preguntas. El regidor González se queda en su puesto hasta que termine el periodo, así que su voz se va a seguir escuchando en la Muni, pero ahora sin deberle lealtad al partido que lo llevó ahí. La carta de renuncia la cierran con mucho respeto a las bases, como tirándole un mensaje a la cúpula. Y bueno, ahora el debate queda abierto para todos nosotros, que al final somos los que vemos estos circos desde la gradería. La luna de miel en la Muni de Chepe, si es que la hubo, parece que ya se acabó.
¿Ustedes qué piensan, maes? ¿Es una persecución política legítima como dicen ellos o es que se estaban pasando de listos y les pusieron un alto por un conflicto de intereses más que evidente? ¡Abro debate!