El boom inmobiliario, la gentrificación y el efecto pandemia
Diay, ¿quieren saber la vara? Costa Rica está siendo el destino favorito de los millonarios de lujo en América Latina. Según un estudio de Henley & Partners, en los últimos diez años, el país ha visto un aumento del 76% en la migración de personas con elevado patrimonio. ¡Qué carga! ¿No? Somos el sexto lugar a nivel mundial. ¡Qué chiva! ¿Sí o no? Ya van más de 8.400 extranjeros afluentes, y para este año esperan que lleguen unos 350 más. Diay, ¿y por qué tanto jaleo?
El estudio define a un millonario como alguien con más de $1 millón en activos líquidos. Pero lo más interesante es que el gran salto migratorio se dio después de la pandemia. Ese momento marcó un antes y un después en el flujo de riqueza hacia nuestro país. Andrés Riggioni, socio director de The Agency Costa Rica, nos cuenta que hubo un cambio de mentalidad a nivel mundial. Ahora, los que tienen la libertad y los fondos prefieren vivir en el país que más les guste. Esto ha llevado a un boom en la construcción de propiedades de lujo, especialmente en las zonas costeras, donde los precios han subido como la espuma.
Pero, ¿y la gente local? Aquí es donde la cosa se pone seria. En zonas como Guanacaste, donde la pobreza llega al 24,5%, la llegada de estos millonarios ha provocado un aumento en el precio de las propiedades y alimentos, afectando principalmente a las personas de menores ingresos. Esto ha generado burbujas en las economías locales y un proceso de gentrificación que desplaza a la población local.
Además, organizaciones comunitarias han salido a las calles a protestar contra la gentrificación. Exigen mayor regulación en el acceso a la tierra y la adquisición de propiedades para proteger a las comunidades locales. Y no es para menos, porque Guanacaste cuenta con la mayor cantidad de casas vacías en todo el país, mientras que una de cada diez personas ha sido empujada a vivir en asentamientos informales. ¡Qué sal!
Y, ¿saben qué es lo más loco? Muchos de estos millonarios no residen de forma permanente en Costa Rica. Son personas que pueden vivir la mitad del año aquí y el resto en otros países. ¡Qué carga, eh! ¡Imagínense el nivel de vida que deben tener!
¿Y ustedes, compas, qué opinan de toda esta movida? ¿Es positivo o negativo para el país? ¿Qué medidas deberíamos tomar para proteger a nuestra gente local? ¡Dejen sus comentarios y sigamos el debate!
¡Pura vida!
Diay, ¿quieren saber la vara? Costa Rica está siendo el destino favorito de los millonarios de lujo en América Latina. Según un estudio de Henley & Partners, en los últimos diez años, el país ha visto un aumento del 76% en la migración de personas con elevado patrimonio. ¡Qué carga! ¿No? Somos el sexto lugar a nivel mundial. ¡Qué chiva! ¿Sí o no? Ya van más de 8.400 extranjeros afluentes, y para este año esperan que lleguen unos 350 más. Diay, ¿y por qué tanto jaleo?
El estudio define a un millonario como alguien con más de $1 millón en activos líquidos. Pero lo más interesante es que el gran salto migratorio se dio después de la pandemia. Ese momento marcó un antes y un después en el flujo de riqueza hacia nuestro país. Andrés Riggioni, socio director de The Agency Costa Rica, nos cuenta que hubo un cambio de mentalidad a nivel mundial. Ahora, los que tienen la libertad y los fondos prefieren vivir en el país que más les guste. Esto ha llevado a un boom en la construcción de propiedades de lujo, especialmente en las zonas costeras, donde los precios han subido como la espuma.
Pero, ¿y la gente local? Aquí es donde la cosa se pone seria. En zonas como Guanacaste, donde la pobreza llega al 24,5%, la llegada de estos millonarios ha provocado un aumento en el precio de las propiedades y alimentos, afectando principalmente a las personas de menores ingresos. Esto ha generado burbujas en las economías locales y un proceso de gentrificación que desplaza a la población local.
Además, organizaciones comunitarias han salido a las calles a protestar contra la gentrificación. Exigen mayor regulación en el acceso a la tierra y la adquisición de propiedades para proteger a las comunidades locales. Y no es para menos, porque Guanacaste cuenta con la mayor cantidad de casas vacías en todo el país, mientras que una de cada diez personas ha sido empujada a vivir en asentamientos informales. ¡Qué sal!
Y, ¿saben qué es lo más loco? Muchos de estos millonarios no residen de forma permanente en Costa Rica. Son personas que pueden vivir la mitad del año aquí y el resto en otros países. ¡Qué carga, eh! ¡Imagínense el nivel de vida que deben tener!
¿Y ustedes, compas, qué opinan de toda esta movida? ¿Es positivo o negativo para el país? ¿Qué medidas deberíamos tomar para proteger a nuestra gente local? ¡Dejen sus comentarios y sigamos el debate!
¡Pura vida!
