Maes, cuando se trata de plata, y más si es plata para la educación, siempre hay chispas. Y ahora mismo, la vara entre las universidades públicas está que arde. Resulta que el Consejo Nacional de Rectores (Conare), que es como el club de los jefes de las cinco Ues estatales, tomó un acuerdo para repartir un pedazo del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) de una forma diferente, y en la Universidad de Costa Rica (UCR) y su sindicato (Sindeu) pegaron el grito al cielo. Dicen que el acuerdo es "lesivo" y que, para variar, se cocinó a puerta cerrada.
Vamos por partes para entender este despiche. El Sindeu fue el primero en salir a tirar la piedra, diciendo que esta nueva forma de repartir el queque del FEES se hizo sin estudios serios y sin consultarle a nadie. O sea, un día se levantaron los rectores del TEC, la UNED, la UTN y la UNA y, junto con la administración anterior de la UCR, dijeron: "vamos a mover la plata así". El rector nuevo de la UCR, Carlos Araya, votó en contra, porque huele que la torta que se están jalando podría afectar no solo las funciones básicas de la U (docencia, investigación, etc.), sino también los derechos de los profes, de los administrativos y, por supuesto, de los estudiantes.
La gente del sindicato está tan enojada que ya está hablando de "posibles movilizaciones". Harold Chavarría, el secretario general, lo dijo clarito: esto no es una pelea por ver "quién obtiene más dinero", sino para que muestren los papeles. Llevan meses pidiéndole a Conare los estudios técnicos que demuestren que con esta nueva repartición ninguna universidad va a salir perdiendo, y la respuesta ha sido un silencio sepulcral. Es esa sensación de que te cambian las reglas del juego a mitad del partido y nadie te da una explicación lógica. La UCR, por su lado, le puso números al asunto: con la repartición de siempre, le tocaban ₡2.846 millones de aumento, pero con este nuevo acuerdo, apenas recibirían ₡1.077 millones. ¡Es menos de la mitad!
Claro, Conare no se quedó callado. Salieron a defender su acuerdo diciendo que todo esto es para buscar una distribución "más equitativa" y fortalecer a todas las universidades como un sistema. Según ellos, la decisión sí se basa en criterios técnicos de su oficina de planificación (la OPES) y que la idea es mejorar varas como las becas, el acceso a la educación y las carreras de alta empleabilidad, como las famosas STEM. Presentaron una tabla donde, a pesar del ajuste, la UCR sigue siendo la que más harina recibe del total del FEES. El problema, como lo ve la UCR, no es el total, sino el recorte en el crecimiento que esperaban, plata que ya tenían presupuestada para un montón de proyectos.
Al final del día, y esto es lo más interesante, el mismo Chavarría de Sindeu pone el dedo en la llaga más grande: todo este pleito entre las universidades hermanas se da porque el presupuesto para la educación se ha venido encogiendo. El Gobierno sigue sin cumplir con el 8% del PIB que manda la Constitución, y con dos sentencias de la Sala IV encima. Entonces, lo que tenemos es a cinco universidades peleando por migajas, por un pastel que cada año es más pequeño. En lugar de estar unidos pidiéndole al Gobierno lo que es justo, se ven forzados a este zafarrancho interno. ¡Qué sal!
Diay, la situación está complicada. ¿Quién creen ustedes que tiene la razón en este enredo? ¿Es la UCR defendiendo lo que históricamente le corresponde o es Conare intentando ser más justo con las Ues más pequeñas? ¿O el verdadero villano de la película es el Gobierno por no soltar la plata que debe por ley? ¡Los leo en los comentarios!
Vamos por partes para entender este despiche. El Sindeu fue el primero en salir a tirar la piedra, diciendo que esta nueva forma de repartir el queque del FEES se hizo sin estudios serios y sin consultarle a nadie. O sea, un día se levantaron los rectores del TEC, la UNED, la UTN y la UNA y, junto con la administración anterior de la UCR, dijeron: "vamos a mover la plata así". El rector nuevo de la UCR, Carlos Araya, votó en contra, porque huele que la torta que se están jalando podría afectar no solo las funciones básicas de la U (docencia, investigación, etc.), sino también los derechos de los profes, de los administrativos y, por supuesto, de los estudiantes.
La gente del sindicato está tan enojada que ya está hablando de "posibles movilizaciones". Harold Chavarría, el secretario general, lo dijo clarito: esto no es una pelea por ver "quién obtiene más dinero", sino para que muestren los papeles. Llevan meses pidiéndole a Conare los estudios técnicos que demuestren que con esta nueva repartición ninguna universidad va a salir perdiendo, y la respuesta ha sido un silencio sepulcral. Es esa sensación de que te cambian las reglas del juego a mitad del partido y nadie te da una explicación lógica. La UCR, por su lado, le puso números al asunto: con la repartición de siempre, le tocaban ₡2.846 millones de aumento, pero con este nuevo acuerdo, apenas recibirían ₡1.077 millones. ¡Es menos de la mitad!
Claro, Conare no se quedó callado. Salieron a defender su acuerdo diciendo que todo esto es para buscar una distribución "más equitativa" y fortalecer a todas las universidades como un sistema. Según ellos, la decisión sí se basa en criterios técnicos de su oficina de planificación (la OPES) y que la idea es mejorar varas como las becas, el acceso a la educación y las carreras de alta empleabilidad, como las famosas STEM. Presentaron una tabla donde, a pesar del ajuste, la UCR sigue siendo la que más harina recibe del total del FEES. El problema, como lo ve la UCR, no es el total, sino el recorte en el crecimiento que esperaban, plata que ya tenían presupuestada para un montón de proyectos.
Al final del día, y esto es lo más interesante, el mismo Chavarría de Sindeu pone el dedo en la llaga más grande: todo este pleito entre las universidades hermanas se da porque el presupuesto para la educación se ha venido encogiendo. El Gobierno sigue sin cumplir con el 8% del PIB que manda la Constitución, y con dos sentencias de la Sala IV encima. Entonces, lo que tenemos es a cinco universidades peleando por migajas, por un pastel que cada año es más pequeño. En lugar de estar unidos pidiéndole al Gobierno lo que es justo, se ven forzados a este zafarrancho interno. ¡Qué sal!
Diay, la situación está complicada. ¿Quién creen ustedes que tiene la razón en este enredo? ¿Es la UCR defendiendo lo que históricamente le corresponde o es Conare intentando ser más justo con las Ues más pequeñas? ¿O el verdadero villano de la película es el Gobierno por no soltar la plata que debe por ley? ¡Los leo en los comentarios!