¡Qué nivel de noticia nos llega desde la Gran Manzana, maes! Resulta que nueve de nuestros chunches precolombinos, que andaban perdidos por Estados Unidos, por fin están de vuelta en el chante. Y no hablamos de cualquier chereque, sino de piezas que tienen entre 1.300 y 1.700 años de antigüedad, testigos silenciosos de las historias de Guanacaste y del Caribe Central. Es una de esas varas que te inflan el pecho de orgullo y te hacen pensar en todo el camino que hemos recorrido como país. Porque seamos honestos, que te devuelvan un pedacito de tu historia robada, en pleno Manhattan, es una victoria que sabe a gloria.
Y aquí es donde la vara se pone tuanis, porque esto no fue arte de magia. Fue un brete de hormiga, una coordinación casi de película entre el consulado tico en Nueva York y una gente que se la juega de verdad: la Unidad de Tráfico de Antigüedades de la Fiscalía de allá. Nombres como Matthew Bogdanos, Grace Vieaux y Michael Chapin quizás no nos suenen, pero esos maes, en conjunto con los especialistas de nuestro Museo Nacional, son unos cargas. Se pusieron la diez y verificaron hasta el último detalle para confirmar que, en efecto, esas piezas eran nuestras y que habían sido sustraídas ilegalmente del país. ¡Qué nivel de brete! Es la prueba de que cuando las instituciones se ponen las pilas y colaboran, se logran cosas impresionantes.
La embajadora Mabel Segura lo dijo a cachete: 'Para Costa Rica, estos artefactos no son simples objetos; son recipientes sagrados de la memoria'. Y tiene toda la razón. No son solo vasijas o figuras de piedra bonitas para una vitrina. Son la conexión directa con la gente que caminó por esta misma tierra hace más de un milenio. Son sus herramientas, su arte, su forma de ver el mundo. Recuperar cada pieza es como recuperar una palabra de una historia que nos estaban contando a medias. Es un acto de justicia y, sobre todo, de reafirmación de quiénes somos. Cada chunche de estos que vuelve es un grito que dice: 'Mae, esta es nuestra identidad y la vamos a defender'.
Pero diay, tampoco podemos pecar de ingenuos. Esta victoria es una luz en medio del despiche monumental que es el tráfico ilegal de patrimonio cultural a nivel mundial. Por cada una de estas nueve piezas que logramos traer de vuelta, ¿cuántas seguirán por ahí, en colecciones privadas de algún millonario que no tiene ni la más remota idea de su verdadero valor? Es un mercado oscuro, alimentado por la codicia y el egoísmo, que le arranca el alma a los países para decorar una sala. Lo de hoy es para celebrar, sin duda, pero también debe ser un recordatorio de que el brete de proteger lo nuestro no para nunca. No podemos bajar la guardia.
Al final del día, esta noticia es un tanque de oxígeno. Nos demuestra que no todo está perdido y que luchar por nuestro patrimonio vale la pena. Nueve piezas pueden sonar a poco en el gran esquema de las cosas, pero cada una es un universo de historia que regresa a su origen. Es un triunfo de la diplomacia, de la ciencia y, más que nada, del amor por lo nuestro. Ojalá esto siente un precedente y sigamos viendo más repatriaciones como esta. Porque nuestra historia no está en venta y su verdadero lugar es aquí, con su gente. Ahora la pregunta del millón, maes: Más allá de lo obvio como la naturaleza y estas piezas, ¿qué otras varas que son súper ticas creen que deberíamos estar protegiendo con el mismo nivel de ganas?
Y aquí es donde la vara se pone tuanis, porque esto no fue arte de magia. Fue un brete de hormiga, una coordinación casi de película entre el consulado tico en Nueva York y una gente que se la juega de verdad: la Unidad de Tráfico de Antigüedades de la Fiscalía de allá. Nombres como Matthew Bogdanos, Grace Vieaux y Michael Chapin quizás no nos suenen, pero esos maes, en conjunto con los especialistas de nuestro Museo Nacional, son unos cargas. Se pusieron la diez y verificaron hasta el último detalle para confirmar que, en efecto, esas piezas eran nuestras y que habían sido sustraídas ilegalmente del país. ¡Qué nivel de brete! Es la prueba de que cuando las instituciones se ponen las pilas y colaboran, se logran cosas impresionantes.
La embajadora Mabel Segura lo dijo a cachete: 'Para Costa Rica, estos artefactos no son simples objetos; son recipientes sagrados de la memoria'. Y tiene toda la razón. No son solo vasijas o figuras de piedra bonitas para una vitrina. Son la conexión directa con la gente que caminó por esta misma tierra hace más de un milenio. Son sus herramientas, su arte, su forma de ver el mundo. Recuperar cada pieza es como recuperar una palabra de una historia que nos estaban contando a medias. Es un acto de justicia y, sobre todo, de reafirmación de quiénes somos. Cada chunche de estos que vuelve es un grito que dice: 'Mae, esta es nuestra identidad y la vamos a defender'.
Pero diay, tampoco podemos pecar de ingenuos. Esta victoria es una luz en medio del despiche monumental que es el tráfico ilegal de patrimonio cultural a nivel mundial. Por cada una de estas nueve piezas que logramos traer de vuelta, ¿cuántas seguirán por ahí, en colecciones privadas de algún millonario que no tiene ni la más remota idea de su verdadero valor? Es un mercado oscuro, alimentado por la codicia y el egoísmo, que le arranca el alma a los países para decorar una sala. Lo de hoy es para celebrar, sin duda, pero también debe ser un recordatorio de que el brete de proteger lo nuestro no para nunca. No podemos bajar la guardia.
Al final del día, esta noticia es un tanque de oxígeno. Nos demuestra que no todo está perdido y que luchar por nuestro patrimonio vale la pena. Nueve piezas pueden sonar a poco en el gran esquema de las cosas, pero cada una es un universo de historia que regresa a su origen. Es un triunfo de la diplomacia, de la ciencia y, más que nada, del amor por lo nuestro. Ojalá esto siente un precedente y sigamos viendo más repatriaciones como esta. Porque nuestra historia no está en venta y su verdadero lugar es aquí, con su gente. Ahora la pregunta del millón, maes: Más allá de lo obvio como la naturaleza y estas piezas, ¿qué otras varas que son súper ticas creen que deberíamos estar protegiendo con el mismo nivel de ganas?