Maes, ¿se acuerdan de toda la bulla con la nueva cédula digital? Que el futuro, que la modernidad, que se acabó andar el plástico para todo lado y que ahora el chunche iba a ser la llave del reino. Sonaba tuanis, ¿verdad? Uno hasta se ilusiona. Bueno, pues parece que el futuro llegó, pero como que se le ponchó una llanta en la Florencio del Castillo y solo está disponible para un grupito selecto que anda un teléfono con una manzanita mordida. Para el resto de los mortales, los que formamos la inmensa mayoría del país, la historia es otra. Una que ya nos suena bastante familiar.
Resulta que si usted es de los míos, del glorioso y masivo team Android, pues... ¡qué le digo! Estamos salados. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), con toda la fanfarria del mundo, lanzó la aplicación, pero se les "olvidó" un detallito de nada: coordinar con Google para que la app estuviera en la Play Store. ¡Qué torta! O sea, lanzaron un producto nacional para el que casi el 80% de la población no tiene acceso. Y lo más agüevado es la gente que, confiada, se metió a la página, hizo el pago y ahora tiene un recibo muy bonito pero cero aplicación. El TSE básicamente les dijo: "Gracias por la plata, y diay, espérese a ver cuándo Google nos aprueba la vara". Es como pagar por un casado y que te digan que el arroz y los frijoles llegan la otra semana.
Ahora, uno pensaría que los usuarios de Apple ya están del otro lado, viviendo en el 2040 y mostrando su cédula a cachete. ¡Pues tampoco! Aparentemente, la prisa era tanta que se les fue un pequeño detalle: el idioma. Varios compas me han contado que descargaron la app y ¡sorpresa!, todas las instrucciones y el menú están en un inglés que ni el del MEP. El comunicado oficial pide "disculpas por los inconvenientes" y dice que en 24 horas se arregla. Mae, en serio... ¿nadie, absolutamente nadie en todo el TSE, probó esta vara en un iPhone antes de darle "publicar"? Es el perfecto ejemplo del "ahí se va" tico. Lanzan un proyecto a medias, esperando arreglar el despiche sobre la marcha. Ya me imagino el brete que deben tener los de sistemas del Tribunal corriendo para apagar el incendio.
Pero más allá del choteo, esto destapa un patrón que ya cansa. Se anuncia un proyecto tecnológico como la panacea, se invierte un montón de plata y tiempo, se genera una expectativa enorme y, a la hora de la verdad, todo se va al traste por una ejecución mediocre y una falta de planificación que asusta. El TSE se acaba de jalar una torta monumental, no tanto por el error técnico (que pasa), sino por la desconexión total con la realidad del tico de a pie. ¿Cómo es posible que no previeran el proceso de aprobación de la tienda de aplicaciones más grande del mundo? ¿Nadie en una reunión levantó la mano y preguntó: "Idiay, ¿y la gente con Samsung, Xiaomi o Huawei?" Es una falta de respeto al ciudadano que paga sus impuestos y espera, como mínimo, que las cosas se hagan bien.
Al final del día, la idea de una identidad digital es excelente, no nos engañemos. El problema, como casi siempre en este país, es el "cómo". Este lanzamiento fallido es un recordatorio de que a veces tenemos ideas de primer mundo con ejecuciones de "pura vida, ahí vemos cómo solucionamos". La buena voluntad no es suficiente si no viene acompañada de competencia y rigurosidad. Ahora nos toca esperar, a los de Android con paciencia y a los de Apple a que les llegue la traducción. La pregunta que les dejo para el foro, maes, es: ¿Somos demasiado conformistas con estas "tortas" institucionales o es que ya nos acostumbramos a que los proyectos importantes siempre se lancen "a medio palo"?
Resulta que si usted es de los míos, del glorioso y masivo team Android, pues... ¡qué le digo! Estamos salados. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), con toda la fanfarria del mundo, lanzó la aplicación, pero se les "olvidó" un detallito de nada: coordinar con Google para que la app estuviera en la Play Store. ¡Qué torta! O sea, lanzaron un producto nacional para el que casi el 80% de la población no tiene acceso. Y lo más agüevado es la gente que, confiada, se metió a la página, hizo el pago y ahora tiene un recibo muy bonito pero cero aplicación. El TSE básicamente les dijo: "Gracias por la plata, y diay, espérese a ver cuándo Google nos aprueba la vara". Es como pagar por un casado y que te digan que el arroz y los frijoles llegan la otra semana.
Ahora, uno pensaría que los usuarios de Apple ya están del otro lado, viviendo en el 2040 y mostrando su cédula a cachete. ¡Pues tampoco! Aparentemente, la prisa era tanta que se les fue un pequeño detalle: el idioma. Varios compas me han contado que descargaron la app y ¡sorpresa!, todas las instrucciones y el menú están en un inglés que ni el del MEP. El comunicado oficial pide "disculpas por los inconvenientes" y dice que en 24 horas se arregla. Mae, en serio... ¿nadie, absolutamente nadie en todo el TSE, probó esta vara en un iPhone antes de darle "publicar"? Es el perfecto ejemplo del "ahí se va" tico. Lanzan un proyecto a medias, esperando arreglar el despiche sobre la marcha. Ya me imagino el brete que deben tener los de sistemas del Tribunal corriendo para apagar el incendio.
Pero más allá del choteo, esto destapa un patrón que ya cansa. Se anuncia un proyecto tecnológico como la panacea, se invierte un montón de plata y tiempo, se genera una expectativa enorme y, a la hora de la verdad, todo se va al traste por una ejecución mediocre y una falta de planificación que asusta. El TSE se acaba de jalar una torta monumental, no tanto por el error técnico (que pasa), sino por la desconexión total con la realidad del tico de a pie. ¿Cómo es posible que no previeran el proceso de aprobación de la tienda de aplicaciones más grande del mundo? ¿Nadie en una reunión levantó la mano y preguntó: "Idiay, ¿y la gente con Samsung, Xiaomi o Huawei?" Es una falta de respeto al ciudadano que paga sus impuestos y espera, como mínimo, que las cosas se hagan bien.
Al final del día, la idea de una identidad digital es excelente, no nos engañemos. El problema, como casi siempre en este país, es el "cómo". Este lanzamiento fallido es un recordatorio de que a veces tenemos ideas de primer mundo con ejecuciones de "pura vida, ahí vemos cómo solucionamos". La buena voluntad no es suficiente si no viene acompañada de competencia y rigurosidad. Ahora nos toca esperar, a los de Android con paciencia y a los de Apple a que les llegue la traducción. La pregunta que les dejo para el foro, maes, es: ¿Somos demasiado conformistas con estas "tortas" institucionales o es que ya nos acostumbramos a que los proyectos importantes siempre se lancen "a medio palo"?
