Bueno, gente, para los que tenían plata metida en Desyfin y pasaron meses comiéndose las uñas, parece que al fin hay luz al final del túnel. La Administración de la Resolución, el ente encargado de manejar este enredo, soltó la noticia de que ya empezaron a pagarle a la gente. Específicamente, ya desembolsaron casi ¢5 mil millones, que es como el 70% de la plata que tenían que devolver del Fondo de Garantía de Depósitos. Esto cubre a más de mil personas que tenían hasta ¢6 millones en sus cuentas. Saber que ese colchón de seguridad de verdad funciona y está respondiendo... diay, ¡qué tuanis! Da un poquito de paz mental en medio de tanto caos financiero.
Ahora, la vara no es que le llegó un Sinpe de la nada. El pago le llegó únicamente a la gente que se puso las pilas y completó el bendito registro de sus cuentas bancarias a tiempo. Para los que tenían más de los ¢6 melones del tope, también hay buenas noticias: les van a girar un 48,97% de lo que se pasaba de ese monto, a más tardar el 22 de agosto. Es un respiro adicional y demuestra que el proceso, aunque lento y burocrático, está avanzando. Al menos la plata no se esfumó por completo, que era el miedo de muchísimos. Hay un plan, hay fechas y, lo más importante, hay pagos concretos. Punto para la Administración por esa parte de la gestión.
Pero aquí, mae, es donde la cosa se pone francamente extraña. O preocupante, como quieran verlo. Según el mismo comunicado, hay más de 2,500 personas —¡DOS MIL QUINIENTAS!— que a estas alturas del partido ni siquiera han registrado una cuenta para que les devuelvan su propia plata. ¡Qué torta! Uno se pregunta, ¿idiay, qué es lo que está pasando? ¿Acaso viven en una cueva sin internet ni noticias? ¿O será que la desconfianza es tan grande que la gente cree que es un chorizo o que el trámite va a ser un dolor de cabeza y prefieren dar la plata por perdida? Me inclino a pensar que es una mezcla de todo, pero sobre todo una falla de comunicación masiva.
Recordemos el contexto, porque esta vara no nació ayer. La SUGEF declaró a Desyfin "inviable" en octubre del 2024. No estamos hablando de una pulpería; era una financiera con activos por ¢211 mil millones. Un colapso de ese tamaño inevitablemente le mete un susto colectivo a cualquiera y golpea la confianza en todo el sistema. La gente queda con esa sensación de que su plata, producto de años de brete, puede desaparecer de un día para otro. Quizás esa es la raíz del problema: el golpe fue tan duro que muchos se desconectaron por completo, asumiendo lo peor y sin darle seguimiento a la solución.
Así que, más allá de la noticia, esto se convierte en un llamado a la acción. Si usted conoce a alguien, un tío, una vecina, un compa del brete que tenía sus ahorros en Desyfin, ¡pregúntele! Pásenle la voz. El trámite se puede hacer todavía en las oficinas de la financiera, de lunes a viernes, de 8 a.m. a 5 p.m. Es plata de la gente, producto de su esfuerzo. Pero más allá de pasar la voz, les pregunto, gente del Foro: ¿Qué creen que dice de nosotros como país que 2,500 personas ni siquiera hayan reclamado su propio dinero en una situación así? ¿Es pura desinformación, una desconfianza total en el sistema, o simplemente hemos llegado a un nivel de "diay, qué pereza ese trámite" que ya debería asustarnos?
Ahora, la vara no es que le llegó un Sinpe de la nada. El pago le llegó únicamente a la gente que se puso las pilas y completó el bendito registro de sus cuentas bancarias a tiempo. Para los que tenían más de los ¢6 melones del tope, también hay buenas noticias: les van a girar un 48,97% de lo que se pasaba de ese monto, a más tardar el 22 de agosto. Es un respiro adicional y demuestra que el proceso, aunque lento y burocrático, está avanzando. Al menos la plata no se esfumó por completo, que era el miedo de muchísimos. Hay un plan, hay fechas y, lo más importante, hay pagos concretos. Punto para la Administración por esa parte de la gestión.
Pero aquí, mae, es donde la cosa se pone francamente extraña. O preocupante, como quieran verlo. Según el mismo comunicado, hay más de 2,500 personas —¡DOS MIL QUINIENTAS!— que a estas alturas del partido ni siquiera han registrado una cuenta para que les devuelvan su propia plata. ¡Qué torta! Uno se pregunta, ¿idiay, qué es lo que está pasando? ¿Acaso viven en una cueva sin internet ni noticias? ¿O será que la desconfianza es tan grande que la gente cree que es un chorizo o que el trámite va a ser un dolor de cabeza y prefieren dar la plata por perdida? Me inclino a pensar que es una mezcla de todo, pero sobre todo una falla de comunicación masiva.
Recordemos el contexto, porque esta vara no nació ayer. La SUGEF declaró a Desyfin "inviable" en octubre del 2024. No estamos hablando de una pulpería; era una financiera con activos por ¢211 mil millones. Un colapso de ese tamaño inevitablemente le mete un susto colectivo a cualquiera y golpea la confianza en todo el sistema. La gente queda con esa sensación de que su plata, producto de años de brete, puede desaparecer de un día para otro. Quizás esa es la raíz del problema: el golpe fue tan duro que muchos se desconectaron por completo, asumiendo lo peor y sin darle seguimiento a la solución.
Así que, más allá de la noticia, esto se convierte en un llamado a la acción. Si usted conoce a alguien, un tío, una vecina, un compa del brete que tenía sus ahorros en Desyfin, ¡pregúntele! Pásenle la voz. El trámite se puede hacer todavía en las oficinas de la financiera, de lunes a viernes, de 8 a.m. a 5 p.m. Es plata de la gente, producto de su esfuerzo. Pero más allá de pasar la voz, les pregunto, gente del Foro: ¿Qué creen que dice de nosotros como país que 2,500 personas ni siquiera hayan reclamado su propio dinero en una situación así? ¿Es pura desinformación, una desconfianza total en el sistema, o simplemente hemos llegado a un nivel de "diay, qué pereza ese trámite" que ya debería asustarnos?