Maes, acaba de salir del horno la nueva encuesta del CIEP de la UCR y, para no andar con rodeos, la cosa no pinta color de rosa para el gobierno. ¿Se acuerdan de aquellos tiempos en que el presi andaba por las nubes con más de un 60% de apoyo? Bueno, parece que el globo se está desinflando poco a poco. Ahora la popularidad de Rodrigo Chaves bajó a un 52%, y la confianza en que su gobierno pueda solucionar los problemas del país está por el suelo. No es un desplome apocalíptico, pero la tendencia es clara: la gente está cada vez menos contenta.
Lo más interesante, y donde uno empieza a rascarse la cabeza, es cuando el CIEP se pone a investigar el *porqué* del apoyo que todavía queda. Resulta que cuando le preguntan a la gente sobre los logros concretos del gobierno, la mayoría se queda en el aire. No te dicen "mae, es que arreglaron tal calle" o "qué bueno el proyecto de ley X". ¡Para nada! La respuesta son puras generalidades como "firmeza", "liderazgo" o "está haciendo cambios". Básicamente, la gente no está evaluando el brete real, las obras, los resultados tangibles... están evaluando el show, la narrativa. Según los mismos investigadores, esto es el manual del populismo página por página: vender un estilo, una actitud, más que un plan de trabajo con resultados medibles. Y diay, parece que por ahora, a un 52% todavía le cuadra la película, aunque no sepan muy bien de qué trata.
Pero aquí es donde la realidad le da una cachetada a la percepción. Mientras una parte de la población aplaude la "firmeza", la encuesta revela el verdadero despiche que nos tiene a todos con el pelo de punta: la inseguridad. Mae, un 67% de los ticos, ¡casi 7 de cada 10!, siente que la seguridad ha empeorado. Esto no es una percepción, es el pan de cada día. Es no poder sacar el celular en la parada, es pensarla dos veces antes de salir de noche, es el miedo constante a que te bajen del carro o se te metan al chante. La inseguridad se disparó como el principal problema del país, dejando a la corrupción y al costo de la vida comiendo polvo. La gente tiene miedo, y contra eso, no hay discurso que valga.
Y ojo, que los otros problemas no se han ido de vacaciones. La corrupción sigue ahí, tenaz, como segundo en la lista de preocupaciones. A pesar de que el discurso oficial es de "lucha frontal", la gente sigue sintiendo que la corrupción es una procesión que va por dentro. Y ni qué decir del costo de vida. Aunque ya no es el monstruo que era en 2023, todavía es ese chunche que te vacía la billetera cada vez que vas al súper. El tema es que con la delincuencia desatada, las otras broncas pasan a un segundo plano. Es difícil preocuparse por el precio del arroz cuando no sabés si vas a llegar a la casa para comértelo.
Al final, la vara queda así: tenemos un gobierno que mantiene un apoyo decente, pero que está sostenido más por una narrativa y un estilo personal que por logros que la gente pueda nombrar. Es como ser fan de un equipo de fútbol solo por el uniforme, sin importar si gana o pierde. Pero mientras tanto, los problemas reales, como la inseguridad que nos está ahogando, siguen creciendo. La encuesta del CIEP no es solo un número; es una advertencia. Es un reflejo de que la paciencia tiene un límite y que el "show" no puede tapar para siempre los huecos de la calle, ni poner más policías en las esquinas. La pregunta del millón es cuánto tiempo más aguantará la narrativa antes de que la dura realidad la termine de alcanzar.
Ahora les paso la bola a ustedes, ¿qué opinan? ¿Creen que esto es solo un bache para el gobierno o de verdad la gente ya se está cansando? Y más importante: ¿creen que se le puede dar vuelta a la tortilla con la inseguridad o el gobierno ya se jaló una torta muy grande en ese tema? ¡Los leo!
Lo más interesante, y donde uno empieza a rascarse la cabeza, es cuando el CIEP se pone a investigar el *porqué* del apoyo que todavía queda. Resulta que cuando le preguntan a la gente sobre los logros concretos del gobierno, la mayoría se queda en el aire. No te dicen "mae, es que arreglaron tal calle" o "qué bueno el proyecto de ley X". ¡Para nada! La respuesta son puras generalidades como "firmeza", "liderazgo" o "está haciendo cambios". Básicamente, la gente no está evaluando el brete real, las obras, los resultados tangibles... están evaluando el show, la narrativa. Según los mismos investigadores, esto es el manual del populismo página por página: vender un estilo, una actitud, más que un plan de trabajo con resultados medibles. Y diay, parece que por ahora, a un 52% todavía le cuadra la película, aunque no sepan muy bien de qué trata.
Pero aquí es donde la realidad le da una cachetada a la percepción. Mientras una parte de la población aplaude la "firmeza", la encuesta revela el verdadero despiche que nos tiene a todos con el pelo de punta: la inseguridad. Mae, un 67% de los ticos, ¡casi 7 de cada 10!, siente que la seguridad ha empeorado. Esto no es una percepción, es el pan de cada día. Es no poder sacar el celular en la parada, es pensarla dos veces antes de salir de noche, es el miedo constante a que te bajen del carro o se te metan al chante. La inseguridad se disparó como el principal problema del país, dejando a la corrupción y al costo de la vida comiendo polvo. La gente tiene miedo, y contra eso, no hay discurso que valga.
Y ojo, que los otros problemas no se han ido de vacaciones. La corrupción sigue ahí, tenaz, como segundo en la lista de preocupaciones. A pesar de que el discurso oficial es de "lucha frontal", la gente sigue sintiendo que la corrupción es una procesión que va por dentro. Y ni qué decir del costo de vida. Aunque ya no es el monstruo que era en 2023, todavía es ese chunche que te vacía la billetera cada vez que vas al súper. El tema es que con la delincuencia desatada, las otras broncas pasan a un segundo plano. Es difícil preocuparse por el precio del arroz cuando no sabés si vas a llegar a la casa para comértelo.
Al final, la vara queda así: tenemos un gobierno que mantiene un apoyo decente, pero que está sostenido más por una narrativa y un estilo personal que por logros que la gente pueda nombrar. Es como ser fan de un equipo de fútbol solo por el uniforme, sin importar si gana o pierde. Pero mientras tanto, los problemas reales, como la inseguridad que nos está ahogando, siguen creciendo. La encuesta del CIEP no es solo un número; es una advertencia. Es un reflejo de que la paciencia tiene un límite y que el "show" no puede tapar para siempre los huecos de la calle, ni poner más policías en las esquinas. La pregunta del millón es cuánto tiempo más aguantará la narrativa antes de que la dura realidad la termine de alcanzar.
Ahora les paso la bola a ustedes, ¿qué opinan? ¿Creen que esto es solo un bache para el gobierno o de verdad la gente ya se está cansando? Y más importante: ¿creen que se le puede dar vuelta a la tortilla con la inseguridad o el gobierno ya se jaló una torta muy grande en ese tema? ¡Los leo!