Diay, maes, ¿vieron la última noticia de CRHoy sobre los arroceros? La procesión va por dentro para esa gente desde hace rato, y ahora parece que están jugándose la última carta en la Asamblea Legislativa. La situación, para ponerla en buen tico, es un despiche. Después de la famosa "Ruta del Arroz" que abrió las puertas de par en par a las importaciones, los productores nacionales están, como era de esperarse, con el agua al cuello. Ahora le están pidiendo a los diputados que por favor le pongan y agilicen un proyecto de ley para crear un fondo que, en teoría, los mantendría a flote.
¿Y cómo funciona esta vara? El proyecto se llama "Fondo de Auxilio Arrocero" (Fonarroz), y la idea es que se financie con un aporte de todos. Ojo, de TODOS. La propuesta es meterle un cobro de $25 por tonelada de arroz en granza y casi $40 por la de arroz pilado que entre al país, pero aquí viene lo interesante: los productores nacionales también tendrían que poner los mismos $25 por tonelada. Según Conarroz, la lógica es que "tanto importadores como productores contribuyan solidariamente". Es una forma de decir que, si queremos seguir comiendo arroz tico, hay que arrimar el hombro entre todos para que la producción local no se termine de morir.
Ahora, vamos a lo que nos importa a todos: el bolsillo. ¿Cuánto nos costaría este chiste? Traducido al cristiano, el aporte representaría unos ¢12,6 por cada kilo de arroz que compremos. Anualmente, la vara anda como en ¢605 por persona, o sea, unas 6 tejas por jupa al año. Conarroz jura y perjura que es un "impacto mínimo" si lo comparamos con los beneficios: proteger un alimento básico, defender el brete en zonas rurales y no quedar dependiendo al 100% de lo que pase en Vietnam o en la India si mañana hay una crisis mundial. Suena lógico, pero la palabra "aporte" siempre le enciende las alarmas a uno, ¿verdad?
Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La corporación pintó un panorama apocalíptico si los diputados se duermen en los laureles y no aprueban el proyecto. Hablan de que cientos de pequeños y medianos productores se irían al traste, se perderían miles de empleos en el campo, aumentaría la pobreza y, por ende, la gente migrando a los barrios marginales de la GAM. Hasta mencionan que la vulnerabilidad frente al narco crecería. Básicamente, nos dicen que si no se aprueba Fonarroz, no solo nos quedamos sin arroz tico, sino que se podría desatar una crisis social y económica en las zonas rurales que nos va a salir mucho más cara que 6 tejas al año.
Al final, el dilema es el de siempre. Por un lado, está el argumento de la seguridad alimentaria y la protección del productor nacional, que es el que defiende Luis Corea, un arrocero de Guanacaste que dice que esto es una "inversión estratégica". Por otro lado, está la gente que lo va a ver como un nuevo impuesto para mantener a flote un sector que, según la lógica del libre mercado, quizás ya no es competitivo. Es la eterna pelea entre proteger lo nuestro y dejar que la economía siga su curso, aunque deje un reguero de gente en el camino. La pregunta del millón queda en el aire y la papa caliente la tienen ahora en Cuesta de Moras.
¿Ustedes qué opinan, maes? ¿Están de acuerdo en pagar esos 12 colones de más por kilo para blindar la producción nacional y el brete en el campo, o creen que es un impuesto disfrazado y que el mercado debería resolver solo, aunque eso signifique que los productores locales se vayan al traste?
¿Y cómo funciona esta vara? El proyecto se llama "Fondo de Auxilio Arrocero" (Fonarroz), y la idea es que se financie con un aporte de todos. Ojo, de TODOS. La propuesta es meterle un cobro de $25 por tonelada de arroz en granza y casi $40 por la de arroz pilado que entre al país, pero aquí viene lo interesante: los productores nacionales también tendrían que poner los mismos $25 por tonelada. Según Conarroz, la lógica es que "tanto importadores como productores contribuyan solidariamente". Es una forma de decir que, si queremos seguir comiendo arroz tico, hay que arrimar el hombro entre todos para que la producción local no se termine de morir.
Ahora, vamos a lo que nos importa a todos: el bolsillo. ¿Cuánto nos costaría este chiste? Traducido al cristiano, el aporte representaría unos ¢12,6 por cada kilo de arroz que compremos. Anualmente, la vara anda como en ¢605 por persona, o sea, unas 6 tejas por jupa al año. Conarroz jura y perjura que es un "impacto mínimo" si lo comparamos con los beneficios: proteger un alimento básico, defender el brete en zonas rurales y no quedar dependiendo al 100% de lo que pase en Vietnam o en la India si mañana hay una crisis mundial. Suena lógico, pero la palabra "aporte" siempre le enciende las alarmas a uno, ¿verdad?
Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La corporación pintó un panorama apocalíptico si los diputados se duermen en los laureles y no aprueban el proyecto. Hablan de que cientos de pequeños y medianos productores se irían al traste, se perderían miles de empleos en el campo, aumentaría la pobreza y, por ende, la gente migrando a los barrios marginales de la GAM. Hasta mencionan que la vulnerabilidad frente al narco crecería. Básicamente, nos dicen que si no se aprueba Fonarroz, no solo nos quedamos sin arroz tico, sino que se podría desatar una crisis social y económica en las zonas rurales que nos va a salir mucho más cara que 6 tejas al año.
Al final, el dilema es el de siempre. Por un lado, está el argumento de la seguridad alimentaria y la protección del productor nacional, que es el que defiende Luis Corea, un arrocero de Guanacaste que dice que esto es una "inversión estratégica". Por otro lado, está la gente que lo va a ver como un nuevo impuesto para mantener a flote un sector que, según la lógica del libre mercado, quizás ya no es competitivo. Es la eterna pelea entre proteger lo nuestro y dejar que la economía siga su curso, aunque deje un reguero de gente en el camino. La pregunta del millón queda en el aire y la papa caliente la tienen ahora en Cuesta de Moras.
¿Ustedes qué opinan, maes? ¿Están de acuerdo en pagar esos 12 colones de más por kilo para blindar la producción nacional y el brete en el campo, o creen que es un impuesto disfrazado y que el mercado debería resolver solo, aunque eso signifique que los productores locales se vayan al traste?