Mae, a veces uno lee las noticias y de verdad que se queda pensando en qué planeta viven en Zapote. La última es para sentarse a analizarla con calma, porque tiene de todo: un platal misterioso, recortes por aquí y por allá, y una oposición que, con justa razón, está que echa chispas. La vara es que el Gobierno de Rodrigo Chaves quiere meterle $23 millones, que son como ₡11.500 millones de los nuestros, a una “mega cárcel” de alta seguridad, mientras le pasa la tijera a Educación, Salud y al sector social. Un despiche, por donde se le vea.
La discusión se calentó en Cuesta de Moras apenas el Ministerio de Hacienda llegó con el plan de gastos para el 2026. Y es que el timing no podría ser peor. Llevamos meses escuchando que no hay plata, que hay que socarse la faja, que los programas sociales están en veremos… pero, ¡sorpresa!, sí aparecen millones para construir el famoso Centro de Alta Contención del Crimen Organizado (CACCO). Aquí es donde la oposición, con toda la lógica del mundo, se pregunta si las prioridades no estarán un poquito al revés. No se trata de decir que la seguridad no importa, para nada, pero la jugada del Gobierno huele a que se jalaron una torta monumental en planificación y comunicación.
Lo más interesante es ver los argumentos de los diputados, porque no tienen ningún desperdicio. Vanessa Castro, del PUSC, lo dijo clarito: ¿cómo vamos a construir más cárceles si nos faltan escuelas y colegios? La diputada hasta tiró la indirecta de que todo el proyecto es tan secreto porque, en el fondo, no es más que una ampliación de La Reforma. Y para rematar, su compañero de partido, Carlos Felipe García, sacó a relucir una contradicción que duele: el Gobierno le negó ₡7.000 millones al OIJ para contratar más agentes que anden en la calle combatiendo el crimen, pero sí encontró ₡11.500 millones para encerrar a los que, con suerte, agarren. O sea, estamos invirtiendo más en la consecuencia que en la prevención. ¡Qué lógica!
Por si fuera poco el enredo, la liberacionista Monserrat Ruiz le echó más leña al fuego, señalando que este financiamiento sale de puros recortes a lo que de verdad importa en el día a día de la gente. Y la cereza del pastel la puso Gloria Navas, una diputada que uno esperaría que apoyara más la mano dura. Ella misma, que considera fundamental el tema carcelario, criticó que el Ministro de Justicia, el supuesto encargado de todo este brete, fue a una comisión y, según ella, no supo ni explicar los detalles del proyecto. ¡Imagínense el nivel de improvisación! Si ni el jefe del ministerio puede defender la obra, ¿qué confianza podemos tener los demás?
Al final, la vara queda así: un presupuesto que parece hecho a la carrera, con prioridades que nadie entiende y un proyecto estrella que es más secreto que la fórmula de la Coca-Cola. La crisis de seguridad es real y nadie lo niega, pero las soluciones no pueden ser ocurrencias millonarias que dejen desprotegidos otros flancos igual o más importantes. Diay, maes, la pregunta del millón que les dejo para que se desahoguen en el foro es: ¿Es esta mega cárcel la solución que necesitamos o es un despilfarro carísimo mientras la educación y la salud se nos van al traste? ¿Ustedes qué dicen?
La discusión se calentó en Cuesta de Moras apenas el Ministerio de Hacienda llegó con el plan de gastos para el 2026. Y es que el timing no podría ser peor. Llevamos meses escuchando que no hay plata, que hay que socarse la faja, que los programas sociales están en veremos… pero, ¡sorpresa!, sí aparecen millones para construir el famoso Centro de Alta Contención del Crimen Organizado (CACCO). Aquí es donde la oposición, con toda la lógica del mundo, se pregunta si las prioridades no estarán un poquito al revés. No se trata de decir que la seguridad no importa, para nada, pero la jugada del Gobierno huele a que se jalaron una torta monumental en planificación y comunicación.
Lo más interesante es ver los argumentos de los diputados, porque no tienen ningún desperdicio. Vanessa Castro, del PUSC, lo dijo clarito: ¿cómo vamos a construir más cárceles si nos faltan escuelas y colegios? La diputada hasta tiró la indirecta de que todo el proyecto es tan secreto porque, en el fondo, no es más que una ampliación de La Reforma. Y para rematar, su compañero de partido, Carlos Felipe García, sacó a relucir una contradicción que duele: el Gobierno le negó ₡7.000 millones al OIJ para contratar más agentes que anden en la calle combatiendo el crimen, pero sí encontró ₡11.500 millones para encerrar a los que, con suerte, agarren. O sea, estamos invirtiendo más en la consecuencia que en la prevención. ¡Qué lógica!
Por si fuera poco el enredo, la liberacionista Monserrat Ruiz le echó más leña al fuego, señalando que este financiamiento sale de puros recortes a lo que de verdad importa en el día a día de la gente. Y la cereza del pastel la puso Gloria Navas, una diputada que uno esperaría que apoyara más la mano dura. Ella misma, que considera fundamental el tema carcelario, criticó que el Ministro de Justicia, el supuesto encargado de todo este brete, fue a una comisión y, según ella, no supo ni explicar los detalles del proyecto. ¡Imagínense el nivel de improvisación! Si ni el jefe del ministerio puede defender la obra, ¿qué confianza podemos tener los demás?
Al final, la vara queda así: un presupuesto que parece hecho a la carrera, con prioridades que nadie entiende y un proyecto estrella que es más secreto que la fórmula de la Coca-Cola. La crisis de seguridad es real y nadie lo niega, pero las soluciones no pueden ser ocurrencias millonarias que dejen desprotegidos otros flancos igual o más importantes. Diay, maes, la pregunta del millón que les dejo para que se desahoguen en el foro es: ¿Es esta mega cárcel la solución que necesitamos o es un despilfarro carísimo mientras la educación y la salud se nos van al traste? ¿Ustedes qué dicen?