A ver, maes, pongámonos al día con el novelón que se vive dentro del PUSC, porque la verdad es que esto ya parece una serie de Netflix. Si pensábamos que las aguas estaban turbias en la Unidad, diay, parece que alguien le echó más lodo al río. El protagonista de esta semana es, de nuevo, el diputado Leslye Bojorges, quien después de unos días de silencio sepulcral salió a hablar sobre el famoso audio donde el extraditable Celso Gamboa lo menciona. Y la vara no quedó ahí, porque el diputado aprovechó la conferencia para armar un pleito interno de proporciones épicas. ¡Qué despiche se tienen montado!
El chisme empezó a rodar hace unos días con un audio filtrado donde se oye a Gamboa decir, sin pelos en la lengua, que "el próximo que va para la DEA es Leslye Bojorges". Una bomba, por donde se le vea. Hoy, finalmente, Bojorges dio la cara y su defensa fue simple y directa: "Yo nunca me he reunido con don Celso Gamboa y no conozco personalmente a don Celso Gamboa". Prácticamente se lavó las manos y le tiró la bola de vuelta al exmagistrado, diciendo que cualquier otra pregunta, que se la hagan a él. Una jugada predecible, pero que pone el foco en el verdadero meollo del asunto: la bronca no es solo con Gamboa, sino con su propia casa.
Y es que aquí es donde la trama se pone buena. El candidato presidencial del PUSC, Juan Carlos Hidalgo, le había pedido a Bojorges que, por favorcito, se hiciera a un lado y abandonara la fracción. La cúpula del partido, liderada por Alejandro Pacheco, también lo arrinconó en una "encerrona" para que se declarara independiente mientras se aclara todo el enredo del Caso Richter y ahora esto. ¿Y qué hizo Bojorges? Pues básicamente les dijo que no, gracias. No solo se negó a irse, sino que rompió un documento donde ya había anunciado su salida y se reintegró formalmente a la agrupación. Un portazo en la cara de su propio partido.
Pero el mae no se quedó callado. En lugar de adoptar un perfil bajo, salió con los tacos de frente contra Hidalgo. Lo acusó de pedir su cabeza por puros "celos" y, agárrense, por haber adelantado que él (Bojorges) votará en contra de levantarle el fuero al presidente Rodrigo Chaves. Como si eso no fuera suficiente gasolina para el incendio, remató diciendo que Hidalgo es "el candidato más malo" y que él se siente más socialcristiano que el mismísimo aspirante a la Presidencia. O sea, no solo desobedeció, sino que insultó y retó a la máxima figura de su partido de cara a las próximas elecciones. Una jugada de altísimo riesgo.
Al final, lo que queda es la imagen de un partido completamente fracturado. Por un lado, un diputado cuestionado que se atrinchera en su curul y usa la polémica para lanzar ataques internos. Por otro, un candidato presidencial que demuestra tener cero control sobre una de sus figuras más mediáticas. Todo esto con la sombra del Caso Richter y las menciones de un extraditable de fondo. La vara es que el PUSC parece irse al traste con estas peleas de patio de escuela, y los únicos que ganan son sus adversarios políticos. La pregunta del millón es, ¿hasta cuándo aguanta el partido este nivel de conflicto?
Maes, ¿qué opinan de toda esta vara? ¿Es Bojorges un rebelde con causa o simplemente está dinamitando lo poco que queda del PUSC desde adentro? ¿Y qué papel juega Hidalgo, le falta carácter o está manejando una situación imposible?
El chisme empezó a rodar hace unos días con un audio filtrado donde se oye a Gamboa decir, sin pelos en la lengua, que "el próximo que va para la DEA es Leslye Bojorges". Una bomba, por donde se le vea. Hoy, finalmente, Bojorges dio la cara y su defensa fue simple y directa: "Yo nunca me he reunido con don Celso Gamboa y no conozco personalmente a don Celso Gamboa". Prácticamente se lavó las manos y le tiró la bola de vuelta al exmagistrado, diciendo que cualquier otra pregunta, que se la hagan a él. Una jugada predecible, pero que pone el foco en el verdadero meollo del asunto: la bronca no es solo con Gamboa, sino con su propia casa.
Y es que aquí es donde la trama se pone buena. El candidato presidencial del PUSC, Juan Carlos Hidalgo, le había pedido a Bojorges que, por favorcito, se hiciera a un lado y abandonara la fracción. La cúpula del partido, liderada por Alejandro Pacheco, también lo arrinconó en una "encerrona" para que se declarara independiente mientras se aclara todo el enredo del Caso Richter y ahora esto. ¿Y qué hizo Bojorges? Pues básicamente les dijo que no, gracias. No solo se negó a irse, sino que rompió un documento donde ya había anunciado su salida y se reintegró formalmente a la agrupación. Un portazo en la cara de su propio partido.
Pero el mae no se quedó callado. En lugar de adoptar un perfil bajo, salió con los tacos de frente contra Hidalgo. Lo acusó de pedir su cabeza por puros "celos" y, agárrense, por haber adelantado que él (Bojorges) votará en contra de levantarle el fuero al presidente Rodrigo Chaves. Como si eso no fuera suficiente gasolina para el incendio, remató diciendo que Hidalgo es "el candidato más malo" y que él se siente más socialcristiano que el mismísimo aspirante a la Presidencia. O sea, no solo desobedeció, sino que insultó y retó a la máxima figura de su partido de cara a las próximas elecciones. Una jugada de altísimo riesgo.
Al final, lo que queda es la imagen de un partido completamente fracturado. Por un lado, un diputado cuestionado que se atrinchera en su curul y usa la polémica para lanzar ataques internos. Por otro, un candidato presidencial que demuestra tener cero control sobre una de sus figuras más mediáticas. Todo esto con la sombra del Caso Richter y las menciones de un extraditable de fondo. La vara es que el PUSC parece irse al traste con estas peleas de patio de escuela, y los únicos que ganan son sus adversarios políticos. La pregunta del millón es, ¿hasta cuándo aguanta el partido este nivel de conflicto?
Maes, ¿qué opinan de toda esta vara? ¿Es Bojorges un rebelde con causa o simplemente está dinamitando lo poco que queda del PUSC desde adentro? ¿Y qué papel juega Hidalgo, le falta carácter o está manejando una situación imposible?