Maes, ¿no han sentido que este año el cielo tiene como un filtro sepia permanente? Como si uno anduviera con los lentes de sol puestos hasta en la sala de la casa. Diay, no es vara suya ni se está volviendo loco: es que el bendito polvo del Sahara nos tiene de encargo y este 2025 ha sido un abuso. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) ya le puso números a la vara y, ¡qué torta!, resulta que hemos recibido OCHO episodios de ese polvazal africano. Una frecuencia mucho más alta de lo que estamos acostumbrados.
Hablé con Daniel Poleo, uno de los maes que sabe del tema en el IMN, para que me explicara el despiche. El asunto es que no es tanto que haya llegado *más* polvo de un solo golpe, como en otros años que nos caía un nubarrón y ya. No, este año la cosa ha sido más seguida, como un goteo constante. Hemos tenido episodios que se han extendido hasta por cinco días seguidos, dejándonos el aire hecho un asco y un ambiente más seco que un chiste malo. Según Poleo, todo se debe a una combinación de factores: los vientos alisios andan como locos, más fuertes de lo normal, y hay unos sistemas de alta presión en el Atlántico que funcionan como una autopista directa desde África hasta Chepe.
Y aquí es donde el asunto se pone feo, porque esta invasión de polvo no es solo para que los carros se ensucien más. No, mae. Esta vara tiene consecuencias directas en nuestro clima. ¿Sintieron la canícula de julio más potente que nunca? Adivinen por qué. Este polvo funciona como un súper secador de pelo gigante que le cae encima a la atmósfera. Una de las consecuencias más saladas es que debilita las ondas tropicales. Vienen en camino, listas para dejarnos los baldazos de la tarde, pero el polvo las "agüeva", les quita fuerza y terminan generando menos lluvia de la que deberían. Es decir, el Sahara está saboteando nuestra temporada lluviosa.
Pero bueno, no todo es tan salado, parece que se viene un cambio. Aunque esta última semana de agosto va a seguir la misma tónica seca (para variar), los maes del IMN dicen que a partir de la primera semana de setiembre la cosa se compone. ¡Por fin! Se espera que la Zona de Convergencia Intertropical se nos acerque más, lo que se traduce en más humedad y, por lo tanto, más aguaceros para todo el Pacífico y el Valle Central. Eso sí, el Caribe y la Zona Norte seguirán con menos lluvia de lo normal, así que a ellos les toca aguantar un poco más. Parece que setiembre viene a rescatarnos del desierto.
En fin, la historia es que este 2025 ha sido meteorológicamente un caso. El constante arribo del Sahara nos cambió las reglas del juego, intensificó la canícula y nos tiene a todos esperando que caiga un buen baldazo para limpiar el aire y refrescar un poco. Al menos ya hay una luz al final del túnel con el pronóstico de setiembre, pero de que este año ha sido raro, ha sido raro.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Cómo han sentido toda esta vara del polvo del Sahara? ¿Les ha afectado la alergia, los planes del finde o simplemente ya están hartos de limpiar el polvazal de la casa? ¡Cuenten a ver en el foro!
Hablé con Daniel Poleo, uno de los maes que sabe del tema en el IMN, para que me explicara el despiche. El asunto es que no es tanto que haya llegado *más* polvo de un solo golpe, como en otros años que nos caía un nubarrón y ya. No, este año la cosa ha sido más seguida, como un goteo constante. Hemos tenido episodios que se han extendido hasta por cinco días seguidos, dejándonos el aire hecho un asco y un ambiente más seco que un chiste malo. Según Poleo, todo se debe a una combinación de factores: los vientos alisios andan como locos, más fuertes de lo normal, y hay unos sistemas de alta presión en el Atlántico que funcionan como una autopista directa desde África hasta Chepe.
Y aquí es donde el asunto se pone feo, porque esta invasión de polvo no es solo para que los carros se ensucien más. No, mae. Esta vara tiene consecuencias directas en nuestro clima. ¿Sintieron la canícula de julio más potente que nunca? Adivinen por qué. Este polvo funciona como un súper secador de pelo gigante que le cae encima a la atmósfera. Una de las consecuencias más saladas es que debilita las ondas tropicales. Vienen en camino, listas para dejarnos los baldazos de la tarde, pero el polvo las "agüeva", les quita fuerza y terminan generando menos lluvia de la que deberían. Es decir, el Sahara está saboteando nuestra temporada lluviosa.
Pero bueno, no todo es tan salado, parece que se viene un cambio. Aunque esta última semana de agosto va a seguir la misma tónica seca (para variar), los maes del IMN dicen que a partir de la primera semana de setiembre la cosa se compone. ¡Por fin! Se espera que la Zona de Convergencia Intertropical se nos acerque más, lo que se traduce en más humedad y, por lo tanto, más aguaceros para todo el Pacífico y el Valle Central. Eso sí, el Caribe y la Zona Norte seguirán con menos lluvia de lo normal, así que a ellos les toca aguantar un poco más. Parece que setiembre viene a rescatarnos del desierto.
En fin, la historia es que este 2025 ha sido meteorológicamente un caso. El constante arribo del Sahara nos cambió las reglas del juego, intensificó la canícula y nos tiene a todos esperando que caiga un buen baldazo para limpiar el aire y refrescar un poco. Al menos ya hay una luz al final del túnel con el pronóstico de setiembre, pero de que este año ha sido raro, ha sido raro.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Cómo han sentido toda esta vara del polvo del Sahara? ¿Les ha afectado la alergia, los planes del finde o simplemente ya están hartos de limpiar el polvazal de la casa? ¡Cuenten a ver en el foro!