Seamos honestos, maes. En Costa Rica tenemos un doctorado en minimizar las cosas. Nos duele la jupa y es “estrés del brete”. Nos sentimos cansados y “seguro dormí mal”. Y si nos duele la panza… diay, la lista de excusas es infinita: que el gallo pinto estaba muy pesado, que el cafecito me cayó mal, que seguro fue ese aguacero que me pegué. Le echamos la culpa a cualquier chunche antes de pensar que tal vez, solo tal vez, nuestro cuerpo nos está tratando de decir algo importante. Pasamos la vida con un tecito de manzanilla en una mano y un “ya se me pasa” en la boca, hasta que la situación se vuelve insostenible.
El problema es que a veces esa “pequeña molestia” no es tan pequeña. Y ahí es donde la cosa se pone color de hormiga y se puede volver un despiche. Hablamos de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), un término que suena súper técnico pero que agrupa a dos condiciones que son una verdadera pesadilla para quienes las viven: la Colitis Ulcerosa y la Enfermedad de Crohn. No estamos hablando de una simple acidez. Estamos hablando de ir al baño más de cinco veces al día, de ver sangre donde no debería haber, de un dolor abdominal que no se quita con nada, de perder peso sin explicación y de andar con una fatiga que ni diez tazas de café pueden solucionar. Normalizar esos síntomas es, sinceramente, jalarse una torta con nuestra propia salud.
Cuando uno lee que estas enfermedades son crónicas y autoinmunes, como que el piso se le mueve. Básicamente, es tu propio cuerpo atacándose. En el caso de la Colitis, se ensaña con el colon; con el Crohn, el ataque puede ser desde la boca hasta el final del sistema digestivo. Y si no se les para la bola a tiempo, la cosa puede terminar en cirugía, lo cual es un escenario que nadie quiere. Que un plan tan simple como ir a la playa con los compas pueda irse al traste por un brote inesperado es una realidad para miles de personas. La calidad de vida se ve directamente afectada, y todo por no querer “hacer el papel” e ir al doctor a tiempo.
Pero bueno, no todo es un panorama gris. En medio de todo este enredo, hay gente haciendo varas increíbles. Y aquí es donde tengo que decir: ¡qué carga la gente de la Organización Cuci & Crohn Costa Rica y la Asociación de Gastroenterología! Se pusieron las pilas y montaron una campaña llamada “Escuchá tu panza”. El nombre no puede ser más directo y necesario. Crearon una guía en línea, súper sencilla, para que cualquiera pueda entrar y responder unas preguntas. No es un diagnóstico, claro, pero es una primera luz, una herramienta para dejar de hacerse el ruso y ver si esos síntomas que uno tiene ameritan buscar ayuda profesional de verdad. La vara es tan seria que si la guía detecta señales de alerta, alguien de la organización te contacta para orientarte. ¡Qué nivel de compromiso!
Al final, todo se resume en lo que dijo la presidenta de la organización, Tatiana Villegas: no podemos normalizar lo que no es normal. Ese dolor crónico, esa diarrea que no se va, esa urgencia para ir al baño… no son “cosas de la edad” ni “mañas” del cuerpo. Pueden ser señales de algo más grave que, con un diagnóstico a tiempo, se puede tratar y controlar. La información está ahí, en la página escuchatupanza.com y hasta tienen un número de WhatsApp (6088-8687). Ya no hay excusa para seguir ignorando las señales. Ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Somos los ticos muy 'dejados' con la salud? ¿Cuántos de ustedes (o conocen a alguien) que por no 'hacer el papel' aguantaron un dolor que terminó siendo una vara seria?
El problema es que a veces esa “pequeña molestia” no es tan pequeña. Y ahí es donde la cosa se pone color de hormiga y se puede volver un despiche. Hablamos de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), un término que suena súper técnico pero que agrupa a dos condiciones que son una verdadera pesadilla para quienes las viven: la Colitis Ulcerosa y la Enfermedad de Crohn. No estamos hablando de una simple acidez. Estamos hablando de ir al baño más de cinco veces al día, de ver sangre donde no debería haber, de un dolor abdominal que no se quita con nada, de perder peso sin explicación y de andar con una fatiga que ni diez tazas de café pueden solucionar. Normalizar esos síntomas es, sinceramente, jalarse una torta con nuestra propia salud.
Cuando uno lee que estas enfermedades son crónicas y autoinmunes, como que el piso se le mueve. Básicamente, es tu propio cuerpo atacándose. En el caso de la Colitis, se ensaña con el colon; con el Crohn, el ataque puede ser desde la boca hasta el final del sistema digestivo. Y si no se les para la bola a tiempo, la cosa puede terminar en cirugía, lo cual es un escenario que nadie quiere. Que un plan tan simple como ir a la playa con los compas pueda irse al traste por un brote inesperado es una realidad para miles de personas. La calidad de vida se ve directamente afectada, y todo por no querer “hacer el papel” e ir al doctor a tiempo.
Pero bueno, no todo es un panorama gris. En medio de todo este enredo, hay gente haciendo varas increíbles. Y aquí es donde tengo que decir: ¡qué carga la gente de la Organización Cuci & Crohn Costa Rica y la Asociación de Gastroenterología! Se pusieron las pilas y montaron una campaña llamada “Escuchá tu panza”. El nombre no puede ser más directo y necesario. Crearon una guía en línea, súper sencilla, para que cualquiera pueda entrar y responder unas preguntas. No es un diagnóstico, claro, pero es una primera luz, una herramienta para dejar de hacerse el ruso y ver si esos síntomas que uno tiene ameritan buscar ayuda profesional de verdad. La vara es tan seria que si la guía detecta señales de alerta, alguien de la organización te contacta para orientarte. ¡Qué nivel de compromiso!
Al final, todo se resume en lo que dijo la presidenta de la organización, Tatiana Villegas: no podemos normalizar lo que no es normal. Ese dolor crónico, esa diarrea que no se va, esa urgencia para ir al baño… no son “cosas de la edad” ni “mañas” del cuerpo. Pueden ser señales de algo más grave que, con un diagnóstico a tiempo, se puede tratar y controlar. La información está ahí, en la página escuchatupanza.com y hasta tienen un número de WhatsApp (6088-8687). Ya no hay excusa para seguir ignorando las señales. Ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Somos los ticos muy 'dejados' con la salud? ¿Cuántos de ustedes (o conocen a alguien) que por no 'hacer el papel' aguantaron un dolor que terminó siendo una vara seria?
