¡Uy, mae! Qué torta con la noticia que les traigo. Resulta que la cárcel de mujeres, el CAI Vilma Curling, está a reventar. Sí, como lo oyen, ¡hacinamiento en la principal cárcel de mujeres del país! El Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNPT) tiró la piedra y dejó al descubierto que hay un 6,6% de sobrepoblación. Diay, mae, ¿cómo así? Siempre se había dicho que la cosa estaba fea en las cárceles de hombres, pero ahora las mujeres también la están viendo a palitos.
La vara está tan complicada que hasta el propio informe dice que hay módulos regionales para mujeres que están cerrados o que los usan para otras varas. ¡Qué despiche! O sea, mae, ¿para qué construyen esos chunches si no los van a usar? Y como si fuera poco, las alternativas al encierro, como el trabajo comunitario o las medidas supervisadas, están en picada. Pasaron de casi 5.000 personas en 2016 a apenas 1.585 en 2025. ¡Qué sal, mae! Parece que la vara es meter a todo el mundo preso, sin importar si hay otras opciones.
El MNPT, que dicho sea de paso, hizo 19 inspecciones a cárceles el año pasado y sigue con el brete este año, le está jalando las orejas al Estado. Dice que tienen que habilitar la infraestructura que está botada, revisar cómo meten presa a la gente antes del juicio (la prisión preventiva, para los que saben de leyes) y, obvio, garantizar condiciones mínimas para las reas. Porque, mae, no se trata solo de meter gente en un hueco y ya. Las mujeres presas también tienen derecho a salud, educación y un espacio digno, ¿o no?
Justicia y Paz, por su parte, dice que están trabajando en el asunto. Dicen que van a eliminar el efectivo y las pulperías en las cárceles (¡qué raro, mae!), construir un nuevo centro para los más peligrosos y mejorar la seguridad. Pero, diay, ¿será suficiente? Mientras tanto, la sobrepoblación complica el acceso a servicios básicos, como salud física y mental, educación, y ni hablar de la privacidad. O sea, mae, imagine vivir en esas condiciones. ¡Qué torta!
El informe del MNPT también advierte que si no se hace nada, la situación se va a poner peor y se van a violar los derechos de las mujeres recluidas. Y, mae, ¿quién quiere eso? No se trata solo de castigar, sino de reinsertar a la gente en la sociedad. Pero, diay, ¿cómo lo van a lograr si las tienen viviendo como sardinas en lata?
En fin, compas, la situación está fea. Las mujeres presas también merecen un trato digno. ¿Qué opinan ustedes? ¿Qué soluciones proponen para este despiche?
La vara está tan complicada que hasta el propio informe dice que hay módulos regionales para mujeres que están cerrados o que los usan para otras varas. ¡Qué despiche! O sea, mae, ¿para qué construyen esos chunches si no los van a usar? Y como si fuera poco, las alternativas al encierro, como el trabajo comunitario o las medidas supervisadas, están en picada. Pasaron de casi 5.000 personas en 2016 a apenas 1.585 en 2025. ¡Qué sal, mae! Parece que la vara es meter a todo el mundo preso, sin importar si hay otras opciones.
El MNPT, que dicho sea de paso, hizo 19 inspecciones a cárceles el año pasado y sigue con el brete este año, le está jalando las orejas al Estado. Dice que tienen que habilitar la infraestructura que está botada, revisar cómo meten presa a la gente antes del juicio (la prisión preventiva, para los que saben de leyes) y, obvio, garantizar condiciones mínimas para las reas. Porque, mae, no se trata solo de meter gente en un hueco y ya. Las mujeres presas también tienen derecho a salud, educación y un espacio digno, ¿o no?
Justicia y Paz, por su parte, dice que están trabajando en el asunto. Dicen que van a eliminar el efectivo y las pulperías en las cárceles (¡qué raro, mae!), construir un nuevo centro para los más peligrosos y mejorar la seguridad. Pero, diay, ¿será suficiente? Mientras tanto, la sobrepoblación complica el acceso a servicios básicos, como salud física y mental, educación, y ni hablar de la privacidad. O sea, mae, imagine vivir en esas condiciones. ¡Qué torta!
El informe del MNPT también advierte que si no se hace nada, la situación se va a poner peor y se van a violar los derechos de las mujeres recluidas. Y, mae, ¿quién quiere eso? No se trata solo de castigar, sino de reinsertar a la gente en la sociedad. Pero, diay, ¿cómo lo van a lograr si las tienen viviendo como sardinas en lata?
En fin, compas, la situación está fea. Las mujeres presas también merecen un trato digno. ¿Qué opinan ustedes? ¿Qué soluciones proponen para este despiche?