Maes, pónganle atención a esta vara porque está de locos. A veces uno anda en el día a día, pegado al brete, pensando en las presas o en si va a llover, y no se da cuenta de la guerra silenciosa que está pasando en el mundo digital. Resulta que un nuevo informe de la gente de Fortinet, que son unos cargas en ciberseguridad, acaba de soltar una bomba: solo en la primera mitad de este año, Costa Rica recibió la bicoca de 29.1 millones de intentos de ciberataques. Repito el número para que cale: casi 30 millones. Diay, si eso no es para preocuparse, yo ya no sé qué lo es. ¡Qué torta!
Y lo más denso del asunto no es solo la cantidad, sino la calidad de los ataques. Olvídense de aquel hacker de película, un mae solitario en un sótano. Ahora la vara es mucho más sofisticada. El reporte explica que los ciberdelincuentes están trabajando de forma más inteligente. En lugar de lanzar campañas masivas a lo loco para ver qué pega, ahora invierten un montón de tiempo en reconocimiento. Están escaneando nuestras redes a un ritmo que marea: 36,000 intentos por segundo. Básicamente, andan buscando cualquier ventanita mal cerrada, cualquier servicio vulnerable, y para colmo, están usando Inteligencia Artificial para automatizar todo el proceso, desde que encuentran la puerta hasta que se meten y hacen el despiche.
Ahora, ¿a quién le están apuntando? Aquí es donde la cosa se pone peluda. Ya no solo persiguen los datos de una empresa para venderlos. El objetivo principal ahora es nuestra infraestructura crítica. Pensemos en las redes que manejan la electricidad, el agua, las telecomunicaciones, los hospitales... todo ese andamiaje tecnológico que damos por sentado. Según el informe, los entornos industriales ya no son "daño colateral", ahora son el blanco número uno. Los atacantes están usando técnicas avanzadas no solo para robar info, sino para interrumpir servicios esenciales. La moda pasó de "secuestro de datos" a "secuestro de servicios". Imagínense el caos si un ataque paraliza la línea de producción de una fábrica grande o, peor aún, los sistemas de un hospital. Estamos salados si no nos ponemos las pilas.
Esto parece sacado de una película de ciencia ficción, pero es la pura realidad: estamos en medio de una carrera armamentista de IAs. Por un lado, los atacantes usan herramientas como "FraudGPT" o "WormGPT" para crear correos de phishing tan perfectos que hasta el más pintado cae, o para mapear nuestras defensas a una velocidad inhumana. Pero del otro lado, los que nos defienden también están usando IA para detectar amenazas nuevas y responder más rápido. Es una guerra de algoritmos que está pasando justo debajo de nuestras narices, mientras nosotros vemos memes en el celular. El problema es que con tanto chunche nuevo conectado a la red —el famoso Internet de las Cosas, el 5G, y demás—, las puertas de entrada para los malos se multiplican cada día.
Al final, el mensaje es claro: las defensas tradicionales ya no son suficientes. De nada sirve tener un antivirus y rezar. Proteger al país exige estar un paso adelante, buscando activamente las amenazas antes de que nos golpeen y teniendo la capacidad de reaccionar en tiempo real. La pregunta del millón es si realmente estamos preparados para este nivel de amenaza, tanto a nivel de gobierno como de empresas privadas. Porque 30 millones de intentos es una señal de alerta que suena más fuerte que cualquier sirena.
Ahí se las dejo picando, maes. ¿Ustedes qué opinan? ¿En sus bretes se toman en serio esta vara de la ciberseguridad o sienten que es pura paja hasta que explota la bomba? ¿Creen que el tico promedio es consciente del riesgo o nos estamos durmiendo en los laureles?
Y lo más denso del asunto no es solo la cantidad, sino la calidad de los ataques. Olvídense de aquel hacker de película, un mae solitario en un sótano. Ahora la vara es mucho más sofisticada. El reporte explica que los ciberdelincuentes están trabajando de forma más inteligente. En lugar de lanzar campañas masivas a lo loco para ver qué pega, ahora invierten un montón de tiempo en reconocimiento. Están escaneando nuestras redes a un ritmo que marea: 36,000 intentos por segundo. Básicamente, andan buscando cualquier ventanita mal cerrada, cualquier servicio vulnerable, y para colmo, están usando Inteligencia Artificial para automatizar todo el proceso, desde que encuentran la puerta hasta que se meten y hacen el despiche.
Ahora, ¿a quién le están apuntando? Aquí es donde la cosa se pone peluda. Ya no solo persiguen los datos de una empresa para venderlos. El objetivo principal ahora es nuestra infraestructura crítica. Pensemos en las redes que manejan la electricidad, el agua, las telecomunicaciones, los hospitales... todo ese andamiaje tecnológico que damos por sentado. Según el informe, los entornos industriales ya no son "daño colateral", ahora son el blanco número uno. Los atacantes están usando técnicas avanzadas no solo para robar info, sino para interrumpir servicios esenciales. La moda pasó de "secuestro de datos" a "secuestro de servicios". Imagínense el caos si un ataque paraliza la línea de producción de una fábrica grande o, peor aún, los sistemas de un hospital. Estamos salados si no nos ponemos las pilas.
Esto parece sacado de una película de ciencia ficción, pero es la pura realidad: estamos en medio de una carrera armamentista de IAs. Por un lado, los atacantes usan herramientas como "FraudGPT" o "WormGPT" para crear correos de phishing tan perfectos que hasta el más pintado cae, o para mapear nuestras defensas a una velocidad inhumana. Pero del otro lado, los que nos defienden también están usando IA para detectar amenazas nuevas y responder más rápido. Es una guerra de algoritmos que está pasando justo debajo de nuestras narices, mientras nosotros vemos memes en el celular. El problema es que con tanto chunche nuevo conectado a la red —el famoso Internet de las Cosas, el 5G, y demás—, las puertas de entrada para los malos se multiplican cada día.
Al final, el mensaje es claro: las defensas tradicionales ya no son suficientes. De nada sirve tener un antivirus y rezar. Proteger al país exige estar un paso adelante, buscando activamente las amenazas antes de que nos golpeen y teniendo la capacidad de reaccionar en tiempo real. La pregunta del millón es si realmente estamos preparados para este nivel de amenaza, tanto a nivel de gobierno como de empresas privadas. Porque 30 millones de intentos es una señal de alerta que suena más fuerte que cualquier sirena.
Ahí se las dejo picando, maes. ¿Ustedes qué opinan? ¿En sus bretes se toman en serio esta vara de la ciberseguridad o sienten que es pura paja hasta que explota la bomba? ¿Creen que el tico promedio es consciente del riesgo o nos estamos durmiendo en los laureles?