Maes, ¡agárrense porque la noticia que todos los brumosos estaban esperando por fin llegó! Después de más vueltas que un carrusel de pueblo y una paciencia digna de un santo, la Contraloría General de la República (CGR) le dio el refrendo al contrato para construir el tan ansiado nuevo Hospital de Cartago. ¡Qué tuanis! Ya era hora de que esta vara avanzara, porque la salud de toda una provincia no es un juego y el Max Peralta, con todo el cariño que se le tiene, ya no da para más.
Pero bueno, como en todo en este país, la cosa no podía ser tan sencilla y tuvo su novela. Resulta que el contrato entre la Caja y la constructora Van Der Laat y Jiménez entró a la Contraloría desde el 23 de junio. Diay, uno pensaría que todo iba sobre ruedas, pero no. Según el comunicado oficial, a la Caja le faltaban papeles y se duraron ¡un mes más! para mandarlos. ¡Qué torta, de verdad! A veces parece que la burocracia es el deporte nacional. Uno se imagina a la gente de la Contraloría sentada, con el cafecito listo para firmar, y los papeles de la Caja llegando a paso de procesión. Por dicha, una vez que todo estuvo en orden, el análisis fluyó y se le dio luz verde al proyecto.
Ahora hablemos de plata, porque este chunche no es barato. La construcción está valorada en casi $395 millones, más otros $4 melones para contingencias. Es un platal, pero es una inversión que urge. La CGR verificó todo: los estudios legales, los técnicos y hasta que el precio fuera razonable. También confirmaron que la Caja tenía las nuevas fuentes de financiamiento listas y que el terreno cumple con todas las condiciones para levantar el edificio sin tener que relocalizar servicios, lo cual es otro dolor de cabeza menos. El brete se lo adjudicaron a Van Der Laat y Jiménez, una empresa con bastante colmillo, así que la expectativa es alta.
Lo más importante de todo este asunto es lo que viene ahora. Con la firma de la Contraloría, se acabaron las excusas y los “peros”. La bola está enteramente en la cancha de la administración de la Caja. A ellos les corresponde, y cito, "emitir la orden de inicio del proyecto y ejecutar la obra bajo su entera responsabilidad". En tico: ya no tienen para dónde agarrar. Tienen que poner a la gente a bretear y asegurarse de que el hospital se construya bien y, ojalá, a tiempo. La Contraloría ya hizo su parte, ahora le toca a la Caja demostrar que pueden manejar un proyecto de esta magnitud y que todo el proceso salga a cachete.
En fin, maes, más allá del despiche burocrático, esta es una noticia increíblemente buena para la Vieja Metrópoli. Un hospital nuevo significa mejor atención, más especialistas, tecnología de punta y, sobre todo, dignidad para los pacientes y el personal de salud. Después de tantos años de promesas, parece que esta vez el sueño brumoso va en serio. Ojalá no se jalen otra torta en el camino y en unos años podamos ver ese edificio terminado y funcionando al 100%. Pero ahora les pregunto a ustedes, la gente del foro: ¿Creen que esta vez sí es la buena? ¿O son de los que aplican el "hasta no ver, no creer" con estas varas del gobierno? ¡Los leo en los comentarios!
Pero bueno, como en todo en este país, la cosa no podía ser tan sencilla y tuvo su novela. Resulta que el contrato entre la Caja y la constructora Van Der Laat y Jiménez entró a la Contraloría desde el 23 de junio. Diay, uno pensaría que todo iba sobre ruedas, pero no. Según el comunicado oficial, a la Caja le faltaban papeles y se duraron ¡un mes más! para mandarlos. ¡Qué torta, de verdad! A veces parece que la burocracia es el deporte nacional. Uno se imagina a la gente de la Contraloría sentada, con el cafecito listo para firmar, y los papeles de la Caja llegando a paso de procesión. Por dicha, una vez que todo estuvo en orden, el análisis fluyó y se le dio luz verde al proyecto.
Ahora hablemos de plata, porque este chunche no es barato. La construcción está valorada en casi $395 millones, más otros $4 melones para contingencias. Es un platal, pero es una inversión que urge. La CGR verificó todo: los estudios legales, los técnicos y hasta que el precio fuera razonable. También confirmaron que la Caja tenía las nuevas fuentes de financiamiento listas y que el terreno cumple con todas las condiciones para levantar el edificio sin tener que relocalizar servicios, lo cual es otro dolor de cabeza menos. El brete se lo adjudicaron a Van Der Laat y Jiménez, una empresa con bastante colmillo, así que la expectativa es alta.
Lo más importante de todo este asunto es lo que viene ahora. Con la firma de la Contraloría, se acabaron las excusas y los “peros”. La bola está enteramente en la cancha de la administración de la Caja. A ellos les corresponde, y cito, "emitir la orden de inicio del proyecto y ejecutar la obra bajo su entera responsabilidad". En tico: ya no tienen para dónde agarrar. Tienen que poner a la gente a bretear y asegurarse de que el hospital se construya bien y, ojalá, a tiempo. La Contraloría ya hizo su parte, ahora le toca a la Caja demostrar que pueden manejar un proyecto de esta magnitud y que todo el proceso salga a cachete.
En fin, maes, más allá del despiche burocrático, esta es una noticia increíblemente buena para la Vieja Metrópoli. Un hospital nuevo significa mejor atención, más especialistas, tecnología de punta y, sobre todo, dignidad para los pacientes y el personal de salud. Después de tantos años de promesas, parece que esta vez el sueño brumoso va en serio. Ojalá no se jalen otra torta en el camino y en unos años podamos ver ese edificio terminado y funcionando al 100%. Pero ahora les pregunto a ustedes, la gente del foro: ¿Creen que esta vez sí es la buena? ¿O son de los que aplican el "hasta no ver, no creer" con estas varas del gobierno? ¡Los leo en los comentarios!