Maes, si ustedes son de los que se la pasan cazando ofertas en outlets como si no hubiera un mañana, mejor siéntense. Parece que la fiesta se acabó, o por lo menos, le van a bajar el volumen gacho. Resulta que Hacienda y Aduanas se cansaron del vacilón y acaban de tirar una bomba: a partir de ya, van a detener y revisar TODOS, sí, leyeron bien, TODOS los contenedores que vengan para las tiendas tipo outlet. ¡Qué despiche se va a armar! Ya no va a ser aquello de que "pase y siga", ahora la cosa se puso color de hormiga. Esto significa que si usted estaba esperando que llegara aquel chunche que vio en una página, mejor se llena de paciencia, porque la fila en aduanas va a estar más larga que la de RTV los fines de mes.
La vara es que el Gobierno dice que ya basta de tanto desorden con la importación de estas mercancías. El director general de Aduanas, un mae llamado Juan Carlos Gómez, no se anduvo por las ramas y soltó una frase que es para enmarcar: "Que se asuste el que lo trae". ¡Tuanis el mensajito! O sea, la directriz es clara: si usted, como importador, se la estaba jugando trayendo cosas sin declarar como se debe o con facturas medio extrañas, está bien salado. El plan de negocio de muchos, que quizás dependía de una revisión más flexible, simplemente se fue al traste. El asunto no es solo una revisión; es una ofensiva en toda regla. Estamos hablando de que van a aplicar la ley con lupa y sin compasión, lo que inevitablemente va a generar un caos logístico y financiero para un montón de gente.
Pero agárrense, porque la revisión de contenedores es solo la punta del iceberg. Las consecuencias para los que no cumplan son de terror. El menú de sanciones incluye clausuras temporales de los negocios por 15 días naturales, una medida que ya está vigente desde agosto. Imagínese lo que significa para un pequeño o mediano comerciante tener que bajar la cortina por dos semanas. A eso súmele el decomiso de toda la mercadería que encuentren en falta. O sea, no solo no puede vender, sino que además pierde toda la inversión. Y para rematar, el plato fuerte: posibles denuncias penales. Ya ahí la cosa deja de ser un problema de plata y se convierte en una bronca legal que le puede complicar la vida a cualquiera.
Y para que vean que esto no es un capricho de un solo departamento, el operativo es un esfuerzo coordinado que da miedo. No es solo Aduanas y Tributación; en este brete están metidos también el Ministerio de Salud y el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC). Cuando se juntan tantos pesos pesados del Gobierno, es porque la directriz viene de arriba y es seria. Estamos hablando de que van a revisar desde el pago de impuestos hasta los permisos sanitarios y las normas de etiquetado. El impacto, según las mismas cifras de Hacienda, va a caer sobre más de 480 importadores de outlets, entre los que están en regla y los que, diay, andan en la informalidad. Básicamente, le pasaron un rastrillo a todo el sector.
Al final del día, esta movida genera un debate inevitable. Por un lado, es el deber del Estado asegurarse de que todo el mundo juegue limpio, pague sus impuestos y cumpla con las reglas. Es una cuestión de competencia leal con el comercio formal que sí hace todo al pie de la letra. Pero, por otro lado, ¿qué va a pasar con los cientos de pequeños empresarios y familias que viven de este negocio? ¿Y nosotros, los consumidores, que encontrábamos en los outlets una forma de comprar varas de marca sin tener que vender un riñón? La línea entre poner orden y ahogar a un sector entero de la economía es muy delgada. La pregunta queda en el aire y seguro va a generar un montón de discusiones.
Maes, ahora les toca a ustedes. ¿Qué opinan de toda esta vara? ¿Es una medida justa y necesaria para ordenar el mercado o se les fue la mano y van a quebrar a un montón de gente que solo busca ganarse la vida?
La vara es que el Gobierno dice que ya basta de tanto desorden con la importación de estas mercancías. El director general de Aduanas, un mae llamado Juan Carlos Gómez, no se anduvo por las ramas y soltó una frase que es para enmarcar: "Que se asuste el que lo trae". ¡Tuanis el mensajito! O sea, la directriz es clara: si usted, como importador, se la estaba jugando trayendo cosas sin declarar como se debe o con facturas medio extrañas, está bien salado. El plan de negocio de muchos, que quizás dependía de una revisión más flexible, simplemente se fue al traste. El asunto no es solo una revisión; es una ofensiva en toda regla. Estamos hablando de que van a aplicar la ley con lupa y sin compasión, lo que inevitablemente va a generar un caos logístico y financiero para un montón de gente.
Pero agárrense, porque la revisión de contenedores es solo la punta del iceberg. Las consecuencias para los que no cumplan son de terror. El menú de sanciones incluye clausuras temporales de los negocios por 15 días naturales, una medida que ya está vigente desde agosto. Imagínese lo que significa para un pequeño o mediano comerciante tener que bajar la cortina por dos semanas. A eso súmele el decomiso de toda la mercadería que encuentren en falta. O sea, no solo no puede vender, sino que además pierde toda la inversión. Y para rematar, el plato fuerte: posibles denuncias penales. Ya ahí la cosa deja de ser un problema de plata y se convierte en una bronca legal que le puede complicar la vida a cualquiera.
Y para que vean que esto no es un capricho de un solo departamento, el operativo es un esfuerzo coordinado que da miedo. No es solo Aduanas y Tributación; en este brete están metidos también el Ministerio de Salud y el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC). Cuando se juntan tantos pesos pesados del Gobierno, es porque la directriz viene de arriba y es seria. Estamos hablando de que van a revisar desde el pago de impuestos hasta los permisos sanitarios y las normas de etiquetado. El impacto, según las mismas cifras de Hacienda, va a caer sobre más de 480 importadores de outlets, entre los que están en regla y los que, diay, andan en la informalidad. Básicamente, le pasaron un rastrillo a todo el sector.
Al final del día, esta movida genera un debate inevitable. Por un lado, es el deber del Estado asegurarse de que todo el mundo juegue limpio, pague sus impuestos y cumpla con las reglas. Es una cuestión de competencia leal con el comercio formal que sí hace todo al pie de la letra. Pero, por otro lado, ¿qué va a pasar con los cientos de pequeños empresarios y familias que viven de este negocio? ¿Y nosotros, los consumidores, que encontrábamos en los outlets una forma de comprar varas de marca sin tener que vender un riñón? La línea entre poner orden y ahogar a un sector entero de la economía es muy delgada. La pregunta queda en el aire y seguro va a generar un montón de discusiones.
Maes, ahora les toca a ustedes. ¿Qué opinan de toda esta vara? ¿Es una medida justa y necesaria para ordenar el mercado o se les fue la mano y van a quebrar a un montón de gente que solo busca ganarse la vida?