Mae, ¡se acabó el novelón! Después de meses de un tira y encoge que ya nos tenía a todos con los pelos de punta, la Contraloría General de la República (CGR) por fin le dio el visto bueno al contrato para el nuevo hospital de Cartago. ¡Qué tuanis por los brumosos! Ya era hora de que esa vara avanzara, porque el pobre Max Peralta ya no da para más y todo el mundo lo sabe. La noticia es que hay luz verde, el refrendo está listo y la Caja ya tiene permiso para arrancar con este megaproyecto que, para ser honestos, es una de las deudas más grandes que tenía el Estado con la Vieja Metrópoli.
Claro, la cosa no fue un queque. Recordemos el despiche que se tenían montado. El presidente Chaves tirándole a la Contraloría semana sí y semana también, diciendo que estaban durmiendo en los laureles y atrasando todo. Desde el Gobierno, junto con la ministra de Salud y la entonces jefa de la Caja, le habían puesto el ojo al terreno desde el día uno, generando un atraso monumental. ¡Hasta una empresa mexicana que había ganado se fue para la porra! Al final, la Contraloría salió a decir que el atraso fue porque la CCSS mandó los papeles incompletos la primera vez. Diay, tuvieron que jalarles las orejas y pedirles que completaran la tarea. Un mes después, con todo en orden, se demostró que había nuevas fuentes de plata y que todo estaba legal. Una torta burocrática en toda regla.
Ahora hablemos de plata, porque este chunche no es barato. Estamos hablando de casi $400 millones de dólares ($394.9 para ser exactos, más $4 melones para "por si acasos"). La empresa que se ganó el tamal es una nacional, la Compañía Constructora Van Der Laat y Jiménez S.A., que no son ningunos pintados en la pared y tienen un brete gigantesco por delante. Según la CGR, se hicieron todos los estudios habidos y por haber para confirmar que el precio es razonable y que el terreno sí sirve, sin necesidad de andar moviendo servicios ni nada por el estilo. Así que, en teoría, el camino está despejado para que empiecen a mover tierra.
Y, ¿qué es lo que se viene? ¡Qué nivel de proyecto, la verdad! No es cualquier cosa. El plan es levantar seis edificios en un área de 90,000 m². Para que se hagan una idea, eso es como tener más de 12 canchas de fútbol bajo techo. Tendrá 434 camas (con chance de meter unas 23 más si se ocupa), 10 quirófanos, un bloque entero para ginecoobstetricia y un área de consulta externa que va a descongestionar un montón la atención en la provincia. Primero viene la etapa de diseño y planos, que dura como siete meses, y después, la construcción pura y dura, que se llevaría unos dos años. Si todo sale a cachete, en tres años Cartago estrena un hospital de primer mundo.
Eso sí, la Contraloría fue clarísima y dejó la bola picando en la cancha de la Caja. Básicamente les dijeron: "Ok, tienen el permiso, ahora la responsabilidad es 100% de ustedes". Esto significa que ahora le toca a la administración de la CCSS dar la orden de inicio y asegurarse de que el brete se haga bien y a tiempo. La papa caliente ahora la tiene la Caja, y después de tanto atraso y tanta polémica, la gente de Cartago va a estar con el ojo puesto en cada movimiento. La pregunta del millón queda en el aire: ¿Creen que ahora sí la Caja se pone las pilas y cumple con los plazos, o nos espera otro capítulo de esta novela? ¡Los leo en los comentarios, maes!
Claro, la cosa no fue un queque. Recordemos el despiche que se tenían montado. El presidente Chaves tirándole a la Contraloría semana sí y semana también, diciendo que estaban durmiendo en los laureles y atrasando todo. Desde el Gobierno, junto con la ministra de Salud y la entonces jefa de la Caja, le habían puesto el ojo al terreno desde el día uno, generando un atraso monumental. ¡Hasta una empresa mexicana que había ganado se fue para la porra! Al final, la Contraloría salió a decir que el atraso fue porque la CCSS mandó los papeles incompletos la primera vez. Diay, tuvieron que jalarles las orejas y pedirles que completaran la tarea. Un mes después, con todo en orden, se demostró que había nuevas fuentes de plata y que todo estaba legal. Una torta burocrática en toda regla.
Ahora hablemos de plata, porque este chunche no es barato. Estamos hablando de casi $400 millones de dólares ($394.9 para ser exactos, más $4 melones para "por si acasos"). La empresa que se ganó el tamal es una nacional, la Compañía Constructora Van Der Laat y Jiménez S.A., que no son ningunos pintados en la pared y tienen un brete gigantesco por delante. Según la CGR, se hicieron todos los estudios habidos y por haber para confirmar que el precio es razonable y que el terreno sí sirve, sin necesidad de andar moviendo servicios ni nada por el estilo. Así que, en teoría, el camino está despejado para que empiecen a mover tierra.
Y, ¿qué es lo que se viene? ¡Qué nivel de proyecto, la verdad! No es cualquier cosa. El plan es levantar seis edificios en un área de 90,000 m². Para que se hagan una idea, eso es como tener más de 12 canchas de fútbol bajo techo. Tendrá 434 camas (con chance de meter unas 23 más si se ocupa), 10 quirófanos, un bloque entero para ginecoobstetricia y un área de consulta externa que va a descongestionar un montón la atención en la provincia. Primero viene la etapa de diseño y planos, que dura como siete meses, y después, la construcción pura y dura, que se llevaría unos dos años. Si todo sale a cachete, en tres años Cartago estrena un hospital de primer mundo.
Eso sí, la Contraloría fue clarísima y dejó la bola picando en la cancha de la Caja. Básicamente les dijeron: "Ok, tienen el permiso, ahora la responsabilidad es 100% de ustedes". Esto significa que ahora le toca a la administración de la CCSS dar la orden de inicio y asegurarse de que el brete se haga bien y a tiempo. La papa caliente ahora la tiene la Caja, y después de tanto atraso y tanta polémica, la gente de Cartago va a estar con el ojo puesto en cada movimiento. La pregunta del millón queda en el aire: ¿Creen que ahora sí la Caja se pone las pilas y cumple con los plazos, o nos espera otro capítulo de esta novela? ¡Los leo en los comentarios, maes!