Maes, ¿se acuerdan del eterno novelón del nuevo Hospital de Cartago? Ese que parecía tener más temporadas que una serie de Netflix y donde cada capítulo era un nuevo "pero" del Gobierno. Diay, parece que por fin llegamos al final de temporada, y el desenlace es de los buenos. Este viernes, la Contraloría General de la República (CGR) le puso punto final al drama y le dio el refrendo al contrato. O sea, en tico: la vara va porque va. ¡Qué tuanis por la gente de Cartago, que ya era hora!
Durante semanas, nos tuvieron con el cuento de que el terreno en El Guarco era poco menos que un pantano inconstruible. Tanto el presi Chaves como la presidenta de la Caja, Mónica Taylor, se cansaron de repetir que el lote no era el ideal, sembrando una duda que olía más a excusa que a preocupación técnica. Fue un intento clarísimo de ponerle el freno de mano a un proyecto que la provincia lleva años esperando. El Gobierno, en su afán de encontrarle peros a todo, se jaló una torta al insistir en una narrativa que múltiples informes técnicos ya habían desmentido. Y ahora, la CGR, que es el árbitro final en estas varas, les sacó la tarjeta roja a esas objeciones.
La Contraloría no se anduvo por las ramas. Revisó el expediente de cabo a rabo y concluyó lo que ya muchos sabíamos: todo estaba en regla. ¿Que si había plata? Sí, la CCSS demostró tener nuevas fuentes de financiamiento. ¿Que si el proceso estaba bien hecho? Totalmente, se verificaron todos los estudios legales, técnicos y de precio, y la empresa adjudicada, Van Der Laat y Jiménez, cumple con todo. ¿Que si fue una ocurrencia? Para nada, la Caja probó que hubo una planificación seria. En resumen, la CGR le dijo al Gobierno: "Gracias por participar, pero aquí el brete se hizo bien". ¡Punto para la institucionalidad!
Con este refrendo, la bola queda enteramente en la cancha de la CCSS. Ya no hay excusas ni "peros" que valgan. Tienen que emitir la orden de inicio y poner a la gente a trabajar. Ahora sí, a la Caja le toca mover el chunche y demostrar que el compromiso con los cartagineses es real. Esto va más allá de un simple contrato de $394 millones; es un pulso que ganó la necesidad de la gente por encima del ruido político. Al final del día, los que de verdad importan en toda esta vara son los cartagos que llevan años comiéndose presas infernales para ir a un hospital en San José o esperando meses por una cita en el Max Peralta, que ya no da más. ¡Qué nivel de noticia para la Vieja Metrópoli!
Es un alivio ver que, a pesar del despiche y los intentos por entrabar el proyecto, los argumentos técnicos y la necesidad de la gente terminaron pesando más. Se siente como una pequeña victoria ciudadana en medio de tanta polarización. La construcción de un hospital no debería ser jamás una ficha en un tablero político, sino una prioridad de salud pública. Pero bueno, ahora que la CGR puso los puntos sobre las íes, les pregunto a ustedes, maes: ¿Creen que esto fue solo un despiste técnico del Gobierno o había un interés más político en frenar este brete? ¿Qué opinan de todo este despiche que se armó para algo tan necesario?
Durante semanas, nos tuvieron con el cuento de que el terreno en El Guarco era poco menos que un pantano inconstruible. Tanto el presi Chaves como la presidenta de la Caja, Mónica Taylor, se cansaron de repetir que el lote no era el ideal, sembrando una duda que olía más a excusa que a preocupación técnica. Fue un intento clarísimo de ponerle el freno de mano a un proyecto que la provincia lleva años esperando. El Gobierno, en su afán de encontrarle peros a todo, se jaló una torta al insistir en una narrativa que múltiples informes técnicos ya habían desmentido. Y ahora, la CGR, que es el árbitro final en estas varas, les sacó la tarjeta roja a esas objeciones.
La Contraloría no se anduvo por las ramas. Revisó el expediente de cabo a rabo y concluyó lo que ya muchos sabíamos: todo estaba en regla. ¿Que si había plata? Sí, la CCSS demostró tener nuevas fuentes de financiamiento. ¿Que si el proceso estaba bien hecho? Totalmente, se verificaron todos los estudios legales, técnicos y de precio, y la empresa adjudicada, Van Der Laat y Jiménez, cumple con todo. ¿Que si fue una ocurrencia? Para nada, la Caja probó que hubo una planificación seria. En resumen, la CGR le dijo al Gobierno: "Gracias por participar, pero aquí el brete se hizo bien". ¡Punto para la institucionalidad!
Con este refrendo, la bola queda enteramente en la cancha de la CCSS. Ya no hay excusas ni "peros" que valgan. Tienen que emitir la orden de inicio y poner a la gente a trabajar. Ahora sí, a la Caja le toca mover el chunche y demostrar que el compromiso con los cartagineses es real. Esto va más allá de un simple contrato de $394 millones; es un pulso que ganó la necesidad de la gente por encima del ruido político. Al final del día, los que de verdad importan en toda esta vara son los cartagos que llevan años comiéndose presas infernales para ir a un hospital en San José o esperando meses por una cita en el Max Peralta, que ya no da más. ¡Qué nivel de noticia para la Vieja Metrópoli!
Es un alivio ver que, a pesar del despiche y los intentos por entrabar el proyecto, los argumentos técnicos y la necesidad de la gente terminaron pesando más. Se siente como una pequeña victoria ciudadana en medio de tanta polarización. La construcción de un hospital no debería ser jamás una ficha en un tablero político, sino una prioridad de salud pública. Pero bueno, ahora que la CGR puso los puntos sobre las íes, les pregunto a ustedes, maes: ¿Creen que esto fue solo un despiste técnico del Gobierno o había un interés más político en frenar este brete? ¿Qué opinan de todo este despiche que se armó para algo tan necesario?