A ver, maes, seamos honestos: ¿quién no ha guardado alguna vez una moneda de esas de colección que saca el Banco Central? Yo todavía tengo por ahí un par de las de la mariposa morpho y las del manatí, guardadas como si fueran oro puro. Pues bueno, parece que vamos a tener que hacerle un nuevo campito al álbum o a la gaveta de los chereques valiosos, porque el Banco Central de Costa Rica (BCCR) acaba de soltar la bomba: la próxima protagonista de su serie numismática será, nada más y nada menos que, la humilde y a la vez omnipresente lagartija. ¡Qué tuanis la iniciativa!
La vara es que esta nueva pieza forma parte de la colección “Fauna de los Ecosistemas”, una idea que, la verdad, está a cachete. En lugar de próceres con cara de pocos amigos (con todo respeto a los señores), el BCCR lleva rato apostando por celebrar lo que nos hace únicos en el mapa: nuestros bichos. Y no es solo una movida para los fiebres del coleccionismo. Según anuncian, la estrategia es un combo: promoción cultural, conciencia ambiental y, por supuesto, una pieza de arte en miniatura. Este chunche de metal no es solo para tenerlo, es para recordarnos la increíble biodiversidad que a veces, por tenerla tan cerca, se nos olvida apreciar.
Y aquí es donde se pone bueno. Hablemos de la lagartija. ¿Por qué ella? Diay, piénsenlo. Es uno de los animales más democráticos del país. La vemos en la tapia del patio en Chepe, corriendo por las ruinas de Ujarrás, camuflada en un árbol en Tortuguero o tomando sol en una roca en Santa Teresa. Es un símbolo de adaptabilidad pura. El comunicado oficial dice que el diseño va a tener un “alto nivel de detalle” y que representará su hábitat. Si la calidad es como la de las monedas anteriores, podemos esperar un brete de diseño que va a ser ¡qué carga! Me la imagino con texturas que imiten su piel y un fondo que grite “bosque tropical húmedo” o “bosque seco”. Ojalá se jalen una torta… ¡pero de las buenas! Una obra de arte que le haga justicia al bicho.
Pero la cosa no para ahí. Esta moneda de la lagartija no viene sola. Es parte de un paquete de cinco lanzamientos planeados para el segundo semestre de este 2025. O sea, el Banco Central viene con todo. En el mismo saco vienen ediciones para celebrar a dos provincias que se las traen: Guanacaste y Heredia. Esto confirma que la intención va más allá de un simple objeto. Es una narrativa. Es usar algo tan cotidiano como una moneda para contar la historia de quiénes somos, qué tenemos y por qué debemos cuidarlo. Es un recordatorio tangible, que pasa de mano en mano, de que este pedacito de tierra está lleno de tesoros, tanto naturales como culturales.
Al final, más allá del valor nominal o de lo que pueda llegar a costar en el mercado de coleccionistas, el verdadero valor de esta iniciativa es simbólico. Es una forma chiva de inyectar orgullo y conocimiento de una manera masiva y accesible. Así que, mientras algunos estarán haciendo cálculos para ver si la compran como inversión, otros, como yo, probablemente la veamos como lo que es: un pedacito de nuestra identidad tica, acuñado en metal. Un homenaje a esas pequeñas criaturas que son tan parte del paisaje como el gallo pinto del desayuno.
Y ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Les cuadra la idea de la lagartija o sienten que se quedó corta? ¿Van a hacer fila para conseguir este nuevo chunche o creen que hay otros animales que se la merecían más? Mae, ¿cuál bicho pondrían ustedes en la próxima moneda de colección? ¡Los leo!
La vara es que esta nueva pieza forma parte de la colección “Fauna de los Ecosistemas”, una idea que, la verdad, está a cachete. En lugar de próceres con cara de pocos amigos (con todo respeto a los señores), el BCCR lleva rato apostando por celebrar lo que nos hace únicos en el mapa: nuestros bichos. Y no es solo una movida para los fiebres del coleccionismo. Según anuncian, la estrategia es un combo: promoción cultural, conciencia ambiental y, por supuesto, una pieza de arte en miniatura. Este chunche de metal no es solo para tenerlo, es para recordarnos la increíble biodiversidad que a veces, por tenerla tan cerca, se nos olvida apreciar.
Y aquí es donde se pone bueno. Hablemos de la lagartija. ¿Por qué ella? Diay, piénsenlo. Es uno de los animales más democráticos del país. La vemos en la tapia del patio en Chepe, corriendo por las ruinas de Ujarrás, camuflada en un árbol en Tortuguero o tomando sol en una roca en Santa Teresa. Es un símbolo de adaptabilidad pura. El comunicado oficial dice que el diseño va a tener un “alto nivel de detalle” y que representará su hábitat. Si la calidad es como la de las monedas anteriores, podemos esperar un brete de diseño que va a ser ¡qué carga! Me la imagino con texturas que imiten su piel y un fondo que grite “bosque tropical húmedo” o “bosque seco”. Ojalá se jalen una torta… ¡pero de las buenas! Una obra de arte que le haga justicia al bicho.
Pero la cosa no para ahí. Esta moneda de la lagartija no viene sola. Es parte de un paquete de cinco lanzamientos planeados para el segundo semestre de este 2025. O sea, el Banco Central viene con todo. En el mismo saco vienen ediciones para celebrar a dos provincias que se las traen: Guanacaste y Heredia. Esto confirma que la intención va más allá de un simple objeto. Es una narrativa. Es usar algo tan cotidiano como una moneda para contar la historia de quiénes somos, qué tenemos y por qué debemos cuidarlo. Es un recordatorio tangible, que pasa de mano en mano, de que este pedacito de tierra está lleno de tesoros, tanto naturales como culturales.
Al final, más allá del valor nominal o de lo que pueda llegar a costar en el mercado de coleccionistas, el verdadero valor de esta iniciativa es simbólico. Es una forma chiva de inyectar orgullo y conocimiento de una manera masiva y accesible. Así que, mientras algunos estarán haciendo cálculos para ver si la compran como inversión, otros, como yo, probablemente la veamos como lo que es: un pedacito de nuestra identidad tica, acuñado en metal. Un homenaje a esas pequeñas criaturas que son tan parte del paisaje como el gallo pinto del desayuno.
Y ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Les cuadra la idea de la lagartija o sienten que se quedó corta? ¿Van a hacer fila para conseguir este nuevo chunche o creen que hay otros animales que se la merecían más? Mae, ¿cuál bicho pondrían ustedes en la próxima moneda de colección? ¡Los leo!
