Maes, pregunta seria: ¿qué planes tienen para setiembre? Si la respuesta es “quedarse en la choza viendo llover”, les traigo una vara que les va a volar la cabeza. Resulta que si lo único que se les viene a la mente con Bijagua y Río Celeste es esa catarata de color pitufo, diay, están botados. Hay todo un movimiento pasando por allá arriba, en Upala, y la estrella del show es nada más y nada menos que la danta, el mamífero más grande y bonachón de por acá. La vara es que la gente de la Cámara de Turismo local (Caturi) se montó una iniciativa ¡qué chiva! llamada el “Mes de la Danta”, y créanme, promete.
Diay, ¿y por qué setiembre? ¿Por la lluvia? ¡Para nada! Resulta que este es el mes en que los árboles de guayaba están a reventar, y parece que para las dantas, una guayabita jugosa es como para uno un chifrijo con birra al final del día. Es su postre favorito. Esto significa que los bichos andan más visibles, en su hábitat, comiendo a cachete y sin estrés. Como dice Claudia Silva, la presidenta de Caturi, es la época ideal para verlas en libertad. Y para ponérsela fácil a uno, un montón de hoteles, soditas y tour operadores de la zona se pusieron las pilas y van a tener precios especiales para que el paseo no nos deje temblando a fin de mes.
Pero ojo, el ride no es solo ir a espiar dantas mientras se dan un festín. La zona está llena de chunchitos para hacer. Hablamos de tours nocturnos para ver ranas (que son otro nivel de llamativas), tours de chocolate y café para los adictos a la cafeína, y hasta tubing en el mismísimo Río Celeste para los que ocupan un poquito de adrenalina. O sea, el plan es completo: uno va, se desconecta, come rico, apoya la economía local y de paso aprende un montón sobre la fauna que, a veces, ni sabemos que tenemos tan cerca. Es el tipo de turismo que da gusto, donde la plata que uno gasta se queda en la comunidad y ayuda a que estas iniciativas sigan vivas.
Ahora, aquí viene la parte que de verdad es ¡qué nivel! y que le da sentido a todo el asunto. Lograr que las dantas anden tan campantes por Bijagua no pasó por arte de magia. Fue puro brete de hormiga. Antes, muchos finqueros veían a las dantas como una plaga que les dañaba los cultivos. Pero gracias al trabajo de fundaciones como Costa Rica Wildlife y Tapir Valley, la cosa cambió. Se pusieron a educar a la gente, a hacer estudios y a demostrar la importancia de este animal. Uno de los responsables es Donald Varela, un ecologista y dueño de Tapir Valley que es un verdadero carga en el tema. Él y muchos otros le enseñaron a la comunidad que la danta es la “jardinera del bosque”, la que esparce semillas y mantiene todo sano.
El resultado es increíble: los mismos productores que antes se quejaban, ahora las protegen, usan cercas naturales para no joderlas y hasta siembran cosas para que ellas coman. Es una historia de éxito de convivencia que nos debería llenar de orgullo. El reto ahora, según Varela, es llevar esa misma educación a otras zonas como la Cordillera de Miravalles, a donde las dantas están empezando a migrar. Pero mientras tanto, lo que está pasando en Bijagua es un ejemplo de cómo se tienen que hacer las cosas. Ir en setiembre no es solo para tomarse la foto chiva, es para meterle el hombro a una comunidad que se la está jugando de verdad por la conservación. Ahí les dejo el santo y seña por si se animan: pueden buscar en riocelestenature.com o al WhatsApp 8787-7788.
Bueno, maes, ahora sí, la pregunta del millón: ¿alguno ya ha ido a pajarear dantas por allá? ¡Cuenten la experiencia! Y si no, ¿qué es lo que más les llama la atención de este ride?
Diay, ¿y por qué setiembre? ¿Por la lluvia? ¡Para nada! Resulta que este es el mes en que los árboles de guayaba están a reventar, y parece que para las dantas, una guayabita jugosa es como para uno un chifrijo con birra al final del día. Es su postre favorito. Esto significa que los bichos andan más visibles, en su hábitat, comiendo a cachete y sin estrés. Como dice Claudia Silva, la presidenta de Caturi, es la época ideal para verlas en libertad. Y para ponérsela fácil a uno, un montón de hoteles, soditas y tour operadores de la zona se pusieron las pilas y van a tener precios especiales para que el paseo no nos deje temblando a fin de mes.
Pero ojo, el ride no es solo ir a espiar dantas mientras se dan un festín. La zona está llena de chunchitos para hacer. Hablamos de tours nocturnos para ver ranas (que son otro nivel de llamativas), tours de chocolate y café para los adictos a la cafeína, y hasta tubing en el mismísimo Río Celeste para los que ocupan un poquito de adrenalina. O sea, el plan es completo: uno va, se desconecta, come rico, apoya la economía local y de paso aprende un montón sobre la fauna que, a veces, ni sabemos que tenemos tan cerca. Es el tipo de turismo que da gusto, donde la plata que uno gasta se queda en la comunidad y ayuda a que estas iniciativas sigan vivas.
Ahora, aquí viene la parte que de verdad es ¡qué nivel! y que le da sentido a todo el asunto. Lograr que las dantas anden tan campantes por Bijagua no pasó por arte de magia. Fue puro brete de hormiga. Antes, muchos finqueros veían a las dantas como una plaga que les dañaba los cultivos. Pero gracias al trabajo de fundaciones como Costa Rica Wildlife y Tapir Valley, la cosa cambió. Se pusieron a educar a la gente, a hacer estudios y a demostrar la importancia de este animal. Uno de los responsables es Donald Varela, un ecologista y dueño de Tapir Valley que es un verdadero carga en el tema. Él y muchos otros le enseñaron a la comunidad que la danta es la “jardinera del bosque”, la que esparce semillas y mantiene todo sano.
El resultado es increíble: los mismos productores que antes se quejaban, ahora las protegen, usan cercas naturales para no joderlas y hasta siembran cosas para que ellas coman. Es una historia de éxito de convivencia que nos debería llenar de orgullo. El reto ahora, según Varela, es llevar esa misma educación a otras zonas como la Cordillera de Miravalles, a donde las dantas están empezando a migrar. Pero mientras tanto, lo que está pasando en Bijagua es un ejemplo de cómo se tienen que hacer las cosas. Ir en setiembre no es solo para tomarse la foto chiva, es para meterle el hombro a una comunidad que se la está jugando de verdad por la conservación. Ahí les dejo el santo y seña por si se animan: pueden buscar en riocelestenature.com o al WhatsApp 8787-7788.
Bueno, maes, ahora sí, la pregunta del millón: ¿alguno ya ha ido a pajarear dantas por allá? ¡Cuenten la experiencia! Y si no, ¿qué es lo que más les llama la atención de este ride?