No señores, no soy una extranjera que quiera enrostrar verdades a otro país, para que luego la tachen de envidiosa o resentida, y otros vocablos peores.
Soy costarricense de nacimiento y por convencimiento, jajaja. Estudié en una escuela tan costarricense y pública como cualquier otra, y justamente recuerdo que nos recetaban frases como la que da nombre a este post (claro está, sin los signos de interrogación al final). Era una máxima, era una verdad, casi como que 2 más 2 es 4. No había razón para siquiera cuestionarla.
Pero resulta que hoy, a mis tantos y tantos años, ya nadie me puede negar el derecho de cuestionarme frases como esa. Cuál paz cuando los vecinos de un barrio pueden atacar sin más a los señores policías por tratar de cumplir su deber al arrestar a maleantes perturbadores del orden establecido.
Cuál paz cuando ayer alcancé a ver en las noticias donde el "sindicato de chinameros de San José" la arremete contra un policía, no supe si municipal o qué, pero autoridad al fin de cuentas. Su delito? Imagino que igual, cumplir con lo que se le indica.
Qué es lo que ha pasado? Ya se nos olvidó que las autoridades merecen respeto, mejor dicho, que cualquier ser humano merece respeto. Que la violencia no trae solución a nada, lo que nos puede traer es más anarquía de la que ya vivimos??
Mientras tanto, nuestro señor Presidente se queja y está cansado de la ingobernabilidad. Ja! Parece el papá de aquel chiquito mal educado que va donde la maestra a quejarse de que su hijito no le hace caso. Qué desorden nos tenemos señores! Vamos cada cuatro años a las urnas electorales a escoger al Gobierno de turno. A elegir al Congreso que diz que nos representa, y después tenemos que volver a las urnas a hacer su trabajo: tomar decisiones.
O qué será lo que hace falta? Volver a aquellos viejos tiempos en que el Presidente de turno se "montaba en la carreta" (literal e históricamente hablando), y le gustaba tanto la dichosa carreta que abolía el Congreso y a otros poderes? Ni Dios, ni Yahvé, ni Jehová, ni Alá, ni ninguno de ellos, bueno, ni el Satanás mismo me oiga o me lea! Mucho menos estando los señores Arias en la silla Presidencial. Ahí sí sería peor la cura que la enfermedad!
Con un Gobierno que se queja de no poder gobernar. Con un Congreso que lo único que sabe es colocar trabas en proyectos y auto recetarse vacaciones a su libre antojo (supongo que nadie le ha dicho a los Padres de la Patria que la auto medicación nunca es conveniente). En las calles reina el hampa, ellos dictan cómo debe vivir y proceder el resto de la ciudadanía. E incluso ahora en lugar de castigar a los maleantes se castiga a quienes deben intentar poner orden en el caos. Hacia dónde vamos?
Nuevamente voy con mis memorias a mi época escolar, y recuerdo que mi padre hablaba de que la verdadera paz que se debía buscar y proteger era la paz social, que esa era la verdadera estabilidad de un país. En ese entonces se me hacía difícil comprender ese concepto. Hoy por hoy lo tengo tan claro como el agua. Y es que sucede que por lo general los conceptos abstractos no se logran comprender sólo con las definiciones. Ni siquiera ayudan los esquemas o las ilustraciones. Los conceptos abstractos muchas veces deben ser vividos para ser comprendidos. Y a menudo se entienden mejor cuando logras ver su cara opuesta.
Soy costarricense de nacimiento y por convencimiento, jajaja. Estudié en una escuela tan costarricense y pública como cualquier otra, y justamente recuerdo que nos recetaban frases como la que da nombre a este post (claro está, sin los signos de interrogación al final). Era una máxima, era una verdad, casi como que 2 más 2 es 4. No había razón para siquiera cuestionarla.
Pero resulta que hoy, a mis tantos y tantos años, ya nadie me puede negar el derecho de cuestionarme frases como esa. Cuál paz cuando los vecinos de un barrio pueden atacar sin más a los señores policías por tratar de cumplir su deber al arrestar a maleantes perturbadores del orden establecido.
Cuál paz cuando ayer alcancé a ver en las noticias donde el "sindicato de chinameros de San José" la arremete contra un policía, no supe si municipal o qué, pero autoridad al fin de cuentas. Su delito? Imagino que igual, cumplir con lo que se le indica.
Qué es lo que ha pasado? Ya se nos olvidó que las autoridades merecen respeto, mejor dicho, que cualquier ser humano merece respeto. Que la violencia no trae solución a nada, lo que nos puede traer es más anarquía de la que ya vivimos??
Mientras tanto, nuestro señor Presidente se queja y está cansado de la ingobernabilidad. Ja! Parece el papá de aquel chiquito mal educado que va donde la maestra a quejarse de que su hijito no le hace caso. Qué desorden nos tenemos señores! Vamos cada cuatro años a las urnas electorales a escoger al Gobierno de turno. A elegir al Congreso que diz que nos representa, y después tenemos que volver a las urnas a hacer su trabajo: tomar decisiones.
O qué será lo que hace falta? Volver a aquellos viejos tiempos en que el Presidente de turno se "montaba en la carreta" (literal e históricamente hablando), y le gustaba tanto la dichosa carreta que abolía el Congreso y a otros poderes? Ni Dios, ni Yahvé, ni Jehová, ni Alá, ni ninguno de ellos, bueno, ni el Satanás mismo me oiga o me lea! Mucho menos estando los señores Arias en la silla Presidencial. Ahí sí sería peor la cura que la enfermedad!
Con un Gobierno que se queja de no poder gobernar. Con un Congreso que lo único que sabe es colocar trabas en proyectos y auto recetarse vacaciones a su libre antojo (supongo que nadie le ha dicho a los Padres de la Patria que la auto medicación nunca es conveniente). En las calles reina el hampa, ellos dictan cómo debe vivir y proceder el resto de la ciudadanía. E incluso ahora en lugar de castigar a los maleantes se castiga a quienes deben intentar poner orden en el caos. Hacia dónde vamos?
Nuevamente voy con mis memorias a mi época escolar, y recuerdo que mi padre hablaba de que la verdadera paz que se debía buscar y proteger era la paz social, que esa era la verdadera estabilidad de un país. En ese entonces se me hacía difícil comprender ese concepto. Hoy por hoy lo tengo tan claro como el agua. Y es que sucede que por lo general los conceptos abstractos no se logran comprender sólo con las definiciones. Ni siquiera ayudan los esquemas o las ilustraciones. Los conceptos abstractos muchas veces deben ser vividos para ser comprendidos. Y a menudo se entienden mejor cuando logras ver su cara opuesta.