Maes, ¿vieron esta vara que reventó este fin de semana? A veces uno lee noticias políticas y se aburre, pero de vez en cuando sale una que es para sentarse a comer palomitas. Y esta vez, el drama viene por cortesía del partido Pueblo Soberano (PPSO), que irónicamente, parece que de soberano para su gente tiene poco. La noticia es que le aplicaron la ley del hielo a un delegado que venía con habladas críticas, y diay, como era de esperarse, el mae no se quedó callado. Se armó un despiche de manual.
El asunto es el siguiente: un señor llamado Carlos Vásquez, delegado suplente por Puntarenas, tenía que entrar a batear en la Asamblea Nacional del partido. Legalmente, le tocaba. Estaba de primero en la lista para sustituir a otro miembro. Pero, ¡sorpresa! A la hora de la hora, la presidenta del partido, Mayuli Ortega, y la cúpula decidieron que mejor no. Se brincaron la lista, le dijeron "muchas gracias, pero no gracias" y metieron a otra persona. Según Vásquez, la razón es obvia: él ha sido una piedra en el zapato, un crítico constante. Y en ciertos lugares, parece que la crítica no es bienvenida. Ahí es donde uno dice: ¡qué torta se jalaron!
Lo que me parece más interesante, y hasta preocupante, son las declaraciones de Vásquez. El mae no se anduvo por las ramas. Acusó a la presidenta, Mayuli Ortega, de actuar como si fuera la dueña de la finca. La frase que usó fue que ella "nos toma como peones y cree que es la capataz". ¡Fuertísimo! Y para echarle más leña al fuego, la comparó con las prácticas del PRI en México, un partido históricamente conocido por su control férreo y su falta de democracia interna. O sea, la está acusando de importar un modelo autoritario y de pisotear la soberanía de los miembros del partido. Que el nombre del partido sea "Pueblo Soberano" le añade una capa de ironía que es casi poética.
Y es que esta no es la primera vez que hay bronca por este lado. El mismo artículo de CRHoy nos recuerda que Vásquez ya había puesto un recurso de amparo electoral contra el partido. ¿La razón? Les estaban cobrando una millonada para poder inscribir una diputación. Hablamos de más de dos millones de colones entre "inscripción" y "participación". Esto le pone más contexto a la vara. No es solo que silencien al crítico, es que desde antes ya existían barreras, en este caso económicas, que complican la participación. Si a eso le sumamos que ahora, cuando alguien logra pasar ese filtro y se atreve a criticar, simplemente lo sacan de la jugada... diay, el panorama no se ve nada tuanis.
Al final, esto va más allá del brete interno de un partido político. Es una ventana a cómo podrían operar si tuvieran más poder. Si la democracia interna se va al traste por una simple asamblea, ¿qué garantiza que respetarían la democracia a nivel nacional? Si la crítica interna se castiga con la exclusión, ¿qué le esperaría a la prensa o a la oposición? Son preguntas que quedan en el aire. Porque una cosa es el discurso bonito de campaña y otra muy distinta son los hechos. Y los hechos aquí, al menos según este delegado, pintan un cuadro donde el poder se concentra en un par de manos y "lo que dos o tres personas digan es lo que se hace, y punto".
¿Qué opinan ustedes, maes? ¿Es esto un simple pleito interno como en cualquier partido, o es una bandera roja gigante sobre cómo funcionaría esta gente si de verdad llegaran al poder? ¿Se puede confiar en la "soberanía" de un partido que le pone un bozal al que piensa diferente?
El asunto es el siguiente: un señor llamado Carlos Vásquez, delegado suplente por Puntarenas, tenía que entrar a batear en la Asamblea Nacional del partido. Legalmente, le tocaba. Estaba de primero en la lista para sustituir a otro miembro. Pero, ¡sorpresa! A la hora de la hora, la presidenta del partido, Mayuli Ortega, y la cúpula decidieron que mejor no. Se brincaron la lista, le dijeron "muchas gracias, pero no gracias" y metieron a otra persona. Según Vásquez, la razón es obvia: él ha sido una piedra en el zapato, un crítico constante. Y en ciertos lugares, parece que la crítica no es bienvenida. Ahí es donde uno dice: ¡qué torta se jalaron!
Lo que me parece más interesante, y hasta preocupante, son las declaraciones de Vásquez. El mae no se anduvo por las ramas. Acusó a la presidenta, Mayuli Ortega, de actuar como si fuera la dueña de la finca. La frase que usó fue que ella "nos toma como peones y cree que es la capataz". ¡Fuertísimo! Y para echarle más leña al fuego, la comparó con las prácticas del PRI en México, un partido históricamente conocido por su control férreo y su falta de democracia interna. O sea, la está acusando de importar un modelo autoritario y de pisotear la soberanía de los miembros del partido. Que el nombre del partido sea "Pueblo Soberano" le añade una capa de ironía que es casi poética.
Y es que esta no es la primera vez que hay bronca por este lado. El mismo artículo de CRHoy nos recuerda que Vásquez ya había puesto un recurso de amparo electoral contra el partido. ¿La razón? Les estaban cobrando una millonada para poder inscribir una diputación. Hablamos de más de dos millones de colones entre "inscripción" y "participación". Esto le pone más contexto a la vara. No es solo que silencien al crítico, es que desde antes ya existían barreras, en este caso económicas, que complican la participación. Si a eso le sumamos que ahora, cuando alguien logra pasar ese filtro y se atreve a criticar, simplemente lo sacan de la jugada... diay, el panorama no se ve nada tuanis.
Al final, esto va más allá del brete interno de un partido político. Es una ventana a cómo podrían operar si tuvieran más poder. Si la democracia interna se va al traste por una simple asamblea, ¿qué garantiza que respetarían la democracia a nivel nacional? Si la crítica interna se castiga con la exclusión, ¿qué le esperaría a la prensa o a la oposición? Son preguntas que quedan en el aire. Porque una cosa es el discurso bonito de campaña y otra muy distinta son los hechos. Y los hechos aquí, al menos según este delegado, pintan un cuadro donde el poder se concentra en un par de manos y "lo que dos o tres personas digan es lo que se hace, y punto".
¿Qué opinan ustedes, maes? ¿Es esto un simple pleito interno como en cualquier partido, o es una bandera roja gigante sobre cómo funcionaría esta gente si de verdad llegaran al poder? ¿Se puede confiar en la "soberanía" de un partido que le pone un bozal al que piensa diferente?