Maes, ¿están sentados? Porque la novela que se traen el Banco de Costa Rica (BCR) y la Superintendencia General de Valores (Sugeval) está mejor que la de las 9, y aquí el premio mayor no es una herencia, sino 70 millones de dólares de plata que, al final del día, es de todos nosotros. Vieras el despiche que hay montado porque el BCR, ni corto ni perezoso, le dijo a la Sugeval que nones, que no va a acatar una orden directa y que mejor se ven las caras en los Tribunales de Justicia. ¡Qué torta se está armando en el sistema financiero nacional!
Para entender esta bronca, hay que devolverse un toquecito. La vara es que todo este enredo viene por la compra de un inmueble, el mentado "Parque Empresarial del Pacífico". Este chunche lo compró un fondo de inversión del BCR (el FIND, para los que les gusta lo técnico), pero resulta que la transacción está bajo la lupa por un presunto sobreprecio. O sea, en buen tico, hay una seria sospecha de que pagaron un platal de más por ese chante, y ahora la cosa se puso color de hormiga. Esto no es cualquier vuelto, estamos hablando de una cantidad de plata que a la mayoría nos cuesta hasta imaginar.
Entonces, la Sugeval, que es como el árbitro de este partido financiero, vio la jugada y dijo: "¡Un momento! Aquí algo huele raro y los inversionistas del fondo no tienen por qué pagar el pato". Para protegerlos, sacó la tarjeta roja y le ordenó al BCR dos cosas muy claras: primero, que sacara de su propia plata (no la del fondo) los $70 millones para cubrir el monto total de la compra. Y segundo, que sacara ese inmueble problemático de los activos del fondo. En resumen, la Sugeval le dijo al banco: "Ustedes se jalaron la torta, ahora ustedes la arreglan con sus recursos, sin tocar a los inversionistas".
Pero diay, el BCR pegó el grito al cielo. En un comunicado que es una joya de la estrategia legal, la Junta Directiva del banco argumenta que acatar esa orden sería, y cito casi textual, un "traslado definitivo de más de $70 millones de fondos públicos a un patrimonio privado". ¡Qué nivel de argumento, ¿no?! Básicamente, están diciendo que la Sugeval los está obligando a agarrar plata del Estado para tapar el hueco en un fondo de inversionistas privados. Es una jugada maestra en la que el BCR se pone la camiseta de defensor del erario público, casi como un héroe que nos protege de un despilfarro.
Así que la pelota ahora está en la cancha de los Tribunales, que tendrán que decidir quién tiene la razón en este pleito de titanes. Y para ponerle más picante al asunto, hay que recordar que el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), que es el jefe de la Sugeval, ya le había dicho que no al BCR en una apelación previa. O sea, ya los habían bateado una vez, por lo que el banco está jugando contra la corriente. Si los Tribunales fallan en su contra, todo este plan podría irse al traste y el golpe a las finanzas y la reputación del conglomerado sería monumental. Definitivamente, alguien va a salir bien salado de todo esto.
Maes, la pregunta del millón es... ¿Quién tiene la razón aquí? ¿Está la Sugeval haciendo su brete y protegiendo a los inversionistas de una mala jugada, o el BCR está defendiendo la plata de todos los ticos de un traslado que no le cuadra para nada? ¿O será que en el fondo, alguien se jaló una torta monumental con esa compra y ahora nadie quiere pagar los platos rotos? ¡Los leo en los comentarios!
Para entender esta bronca, hay que devolverse un toquecito. La vara es que todo este enredo viene por la compra de un inmueble, el mentado "Parque Empresarial del Pacífico". Este chunche lo compró un fondo de inversión del BCR (el FIND, para los que les gusta lo técnico), pero resulta que la transacción está bajo la lupa por un presunto sobreprecio. O sea, en buen tico, hay una seria sospecha de que pagaron un platal de más por ese chante, y ahora la cosa se puso color de hormiga. Esto no es cualquier vuelto, estamos hablando de una cantidad de plata que a la mayoría nos cuesta hasta imaginar.
Entonces, la Sugeval, que es como el árbitro de este partido financiero, vio la jugada y dijo: "¡Un momento! Aquí algo huele raro y los inversionistas del fondo no tienen por qué pagar el pato". Para protegerlos, sacó la tarjeta roja y le ordenó al BCR dos cosas muy claras: primero, que sacara de su propia plata (no la del fondo) los $70 millones para cubrir el monto total de la compra. Y segundo, que sacara ese inmueble problemático de los activos del fondo. En resumen, la Sugeval le dijo al banco: "Ustedes se jalaron la torta, ahora ustedes la arreglan con sus recursos, sin tocar a los inversionistas".
Pero diay, el BCR pegó el grito al cielo. En un comunicado que es una joya de la estrategia legal, la Junta Directiva del banco argumenta que acatar esa orden sería, y cito casi textual, un "traslado definitivo de más de $70 millones de fondos públicos a un patrimonio privado". ¡Qué nivel de argumento, ¿no?! Básicamente, están diciendo que la Sugeval los está obligando a agarrar plata del Estado para tapar el hueco en un fondo de inversionistas privados. Es una jugada maestra en la que el BCR se pone la camiseta de defensor del erario público, casi como un héroe que nos protege de un despilfarro.
Así que la pelota ahora está en la cancha de los Tribunales, que tendrán que decidir quién tiene la razón en este pleito de titanes. Y para ponerle más picante al asunto, hay que recordar que el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), que es el jefe de la Sugeval, ya le había dicho que no al BCR en una apelación previa. O sea, ya los habían bateado una vez, por lo que el banco está jugando contra la corriente. Si los Tribunales fallan en su contra, todo este plan podría irse al traste y el golpe a las finanzas y la reputación del conglomerado sería monumental. Definitivamente, alguien va a salir bien salado de todo esto.
Maes, la pregunta del millón es... ¿Quién tiene la razón aquí? ¿Está la Sugeval haciendo su brete y protegiendo a los inversionistas de una mala jugada, o el BCR está defendiendo la plata de todos los ticos de un traslado que no le cuadra para nada? ¿O será que en el fondo, alguien se jaló una torta monumental con esa compra y ahora nadie quiere pagar los platos rotos? ¡Los leo en los comentarios!