Maes, en serio, a veces abrir un portal de noticias tico es como meter la cabeza en una licuadora prendida en la máxima potencia. Es un zapping mental que te puede llevar del orgullo patriótico a la pura frustración en menos de lo que dura un anuncio de Gollo. Hoy fue uno de esos días. Uno empieza a darle scroll y se topa con un revoltijo de varas que lo deja a uno pensando si vivimos en Suiza o en una película de acción de bajo presupuesto. Por un lado, te celebran un récord mundial y, por otro, te avisan que mejor ni se enferme porque no hay campo ni para un alma.
Empecemos por lo que nos pone los pelos de punta. Lo del San Juan de Dios es para sentarse a llorar. ¡130% de saturación en Emergencias! Diay, eso no es una noticia, es el síntoma de un sistema que lleva rato pidiendo cacao. ¡Qué despiche! Imagínese la gente que llega ahí, buscando ayuda, y se topa con ese caos. De verdad, qué salado por los pacientes y por el personal de salud que tiene que hacer milagros con lo que tiene. Y para terminar de amargar el café, lees que la Fuerza Pública de Cartago agarra a dos maes con más de 35 millones y un arsenal de chunches sin permisos, mientras que en Orotina agarran a otro que tenía montado un servicio exprés de drogas. Es la misma vara de siempre, el hampa haciendo de las suyas mientras la gente de bien anda pulseándola en el brete.
Pero diay, como todo en este país, uno sigue bajando y la realidad te da un giro de 180 grados. ¡El café de Costa Rica rompiendo un récord mundial en una subasta! ¡Qué nivel! O sea, somos tan buenos en algo que el mundo entero se pelea por pagar una millonada por nuestro grano de oro. Eso infla el pecho. Y no es solo eso. Te enteras de que un grupo de teatro tico, de pura garra y talento, se va de gira por Asia con una obra que ni siquiera necesita palabras para contar una historia. ¡Qué carga esta gente de teatro! Y para ponerle la cereza al pastel, recuperamos nueve piezas precolombinas que andaban perdidas en Estados Unidos. ¡Qué chiva que esos chereques, que son parte de nuestra historia, vuelvan a casa!
Entonces, aquí es donde a uno le explota el cerebro. ¿Cómo se come uno esa ensalada? En el mismo país donde un hospital está a punto del colapso, producimos un café que es la envidia del planeta. Donde un dealer vende veneno por express, unos artistas preparan maletas para conquistar otro continente con puro arte. Somos esa contradicción andante. La capacidad de generar noticias que te hacen decir “¡qué tuanis!” y “¡qué torta!” en la misma sentada es, creo yo, nuestra verdadera marca país. Es un sube y baja de emociones que te mantiene alerta, a veces orgulloso, a veces cabreado, pero nunca indiferente.
La vara es que este torbellino de noticias, desde el director de Repretel que va para el quirófano hasta los exalumnos que van a hacer historia en un desfile, es el pulso de Costa Rica. Un país que, a pesar de sus broncas y sus despiches monumentales, sigue generando motivos para celebrar. Es un caos funcional, una especie de equilibrio inestable que nos define. Ahí les dejo la pregunta, maes: ¿Esta mezcla de noticias es un reflejo de que somos un país a medio palo, o es simplemente la señal de que, a pesar de los enredos, seguimos pulseándola con todo? ¿Ustedes qué sienten cuando ven este revoltijo?
Empecemos por lo que nos pone los pelos de punta. Lo del San Juan de Dios es para sentarse a llorar. ¡130% de saturación en Emergencias! Diay, eso no es una noticia, es el síntoma de un sistema que lleva rato pidiendo cacao. ¡Qué despiche! Imagínese la gente que llega ahí, buscando ayuda, y se topa con ese caos. De verdad, qué salado por los pacientes y por el personal de salud que tiene que hacer milagros con lo que tiene. Y para terminar de amargar el café, lees que la Fuerza Pública de Cartago agarra a dos maes con más de 35 millones y un arsenal de chunches sin permisos, mientras que en Orotina agarran a otro que tenía montado un servicio exprés de drogas. Es la misma vara de siempre, el hampa haciendo de las suyas mientras la gente de bien anda pulseándola en el brete.
Pero diay, como todo en este país, uno sigue bajando y la realidad te da un giro de 180 grados. ¡El café de Costa Rica rompiendo un récord mundial en una subasta! ¡Qué nivel! O sea, somos tan buenos en algo que el mundo entero se pelea por pagar una millonada por nuestro grano de oro. Eso infla el pecho. Y no es solo eso. Te enteras de que un grupo de teatro tico, de pura garra y talento, se va de gira por Asia con una obra que ni siquiera necesita palabras para contar una historia. ¡Qué carga esta gente de teatro! Y para ponerle la cereza al pastel, recuperamos nueve piezas precolombinas que andaban perdidas en Estados Unidos. ¡Qué chiva que esos chereques, que son parte de nuestra historia, vuelvan a casa!
Entonces, aquí es donde a uno le explota el cerebro. ¿Cómo se come uno esa ensalada? En el mismo país donde un hospital está a punto del colapso, producimos un café que es la envidia del planeta. Donde un dealer vende veneno por express, unos artistas preparan maletas para conquistar otro continente con puro arte. Somos esa contradicción andante. La capacidad de generar noticias que te hacen decir “¡qué tuanis!” y “¡qué torta!” en la misma sentada es, creo yo, nuestra verdadera marca país. Es un sube y baja de emociones que te mantiene alerta, a veces orgulloso, a veces cabreado, pero nunca indiferente.
La vara es que este torbellino de noticias, desde el director de Repretel que va para el quirófano hasta los exalumnos que van a hacer historia en un desfile, es el pulso de Costa Rica. Un país que, a pesar de sus broncas y sus despiches monumentales, sigue generando motivos para celebrar. Es un caos funcional, una especie de equilibrio inestable que nos define. Ahí les dejo la pregunta, maes: ¿Esta mezcla de noticias es un reflejo de que somos un país a medio palo, o es simplemente la señal de que, a pesar de los enredos, seguimos pulseándola con todo? ¿Ustedes qué sienten cuando ven este revoltijo?