Diay maes, pongámonos serios un toque. Si usted es de los que se metió en la bronca de un préstamo hipotecario con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), esta vara le interesa, y bastante. Resulta que la gente de la Gerencia de Pensiones está mandando un S.O.S. para que todo el mundo que les debe platica se ponga las pilas y actualice sus datos personales. Y no, no es por fregar. La idea es evitarse un despiche a futuro y que usted tenga toda la información de su crédito a la mano, sin tener que hacer una fila de tres horas o pasar pegado al teléfono.
Piénselo así: ¿a quién le gusta andar a ciegas con una deuda? A nadie. La licenciada Wendy Portillo Escalante, que es la jefa que se encarga de que la gente pague en la CCSS, lo explicó clarito. El objetivo es que usted reciba su estado de cuenta todos los meses en su correo, como la gente normal. Ahí puede ver cuántas cuotas le faltan, cuáles ya pagó y si va al día. Es una cuestión de transparencia básica para que después no se jale una torta diciendo que "no sabía" o que "nunca le llegó el cobro". Con los datos al día, usted tiene el control y la Caja se ahorra el brete de andar persiguiéndolo.
Según la funcionaria, esta práctica tan sencilla ayuda a bajar la morosidad y, de paso, reduce el montón de dudas y consultas que les llegan todos los días. Y tiene toda la lógica del mundo. Si usted sabe exactamente cuánto debe y cuándo tiene que pagar, es más fácil organizarse. La idea es que todo sea más práctico y sencillo, sin tanto trámite engorroso. Además, con esto se aseguran de que usted se entere si hay algún cambio o notificación importante sobre su préstamo. Ignorar esto es como manejar con los ojos cerrados; en algún momento, la cosa puede terminar mal.
Ahora, la pregunta del millón: ¿cómo se hace el trámite? La Caja, fiel a su estilo, ofrece varias opciones. Una es el famoso Sistema de Trámites en Línea (SITEL), una plataforma para hacer pagos, abonos extraordinarios o hasta cancelar el chunche por completo. Según dicen, desde ahí se puede ver el histórico de pagos y manejar todo de forma más cómoda. Claro, primero hay que pedir el acceso. También se puede pagar en sucursales de la Caja, en el Banco Nacional o, si usted bretea para la misma institución o es pensionado del IVM, se lo pueden rebajar directo de la planilla, que es la opción más a cachete para no complicarse.
Si usted necesita actualizar ese correo electrónico o el número de teléfono, o si quiere pedir el acceso al SITEL, prepare lápiz y papel. Puede llamar al 2284-9200 y pulsear con alguna de estas extensiones que parecen números de lotería: 9108, 1241, 1014, 1246, 1245, 1231, 1132, 1239, 1152 y 1212. Si lo suyo no es el teléfono, puede mandar un correo a [email protected]. Y si es de la vieja escuela, pues le toca darse una vuelta por el edificio Jorge Debravo en San José, tercer piso. La cuestión es hacerlo para que después no ande en carreras.
Y ahora, la palabra la tiene el foro: ¿Qué experiencias han tenido ustedes con los trámites en línea de la Caja? ¿El SITEL es una salvada o todavía le falta para ser realmente práctico? ¡Cuenten sus historias, para bien o para mal!
Piénselo así: ¿a quién le gusta andar a ciegas con una deuda? A nadie. La licenciada Wendy Portillo Escalante, que es la jefa que se encarga de que la gente pague en la CCSS, lo explicó clarito. El objetivo es que usted reciba su estado de cuenta todos los meses en su correo, como la gente normal. Ahí puede ver cuántas cuotas le faltan, cuáles ya pagó y si va al día. Es una cuestión de transparencia básica para que después no se jale una torta diciendo que "no sabía" o que "nunca le llegó el cobro". Con los datos al día, usted tiene el control y la Caja se ahorra el brete de andar persiguiéndolo.
Según la funcionaria, esta práctica tan sencilla ayuda a bajar la morosidad y, de paso, reduce el montón de dudas y consultas que les llegan todos los días. Y tiene toda la lógica del mundo. Si usted sabe exactamente cuánto debe y cuándo tiene que pagar, es más fácil organizarse. La idea es que todo sea más práctico y sencillo, sin tanto trámite engorroso. Además, con esto se aseguran de que usted se entere si hay algún cambio o notificación importante sobre su préstamo. Ignorar esto es como manejar con los ojos cerrados; en algún momento, la cosa puede terminar mal.
Ahora, la pregunta del millón: ¿cómo se hace el trámite? La Caja, fiel a su estilo, ofrece varias opciones. Una es el famoso Sistema de Trámites en Línea (SITEL), una plataforma para hacer pagos, abonos extraordinarios o hasta cancelar el chunche por completo. Según dicen, desde ahí se puede ver el histórico de pagos y manejar todo de forma más cómoda. Claro, primero hay que pedir el acceso. También se puede pagar en sucursales de la Caja, en el Banco Nacional o, si usted bretea para la misma institución o es pensionado del IVM, se lo pueden rebajar directo de la planilla, que es la opción más a cachete para no complicarse.
Si usted necesita actualizar ese correo electrónico o el número de teléfono, o si quiere pedir el acceso al SITEL, prepare lápiz y papel. Puede llamar al 2284-9200 y pulsear con alguna de estas extensiones que parecen números de lotería: 9108, 1241, 1014, 1246, 1245, 1231, 1132, 1239, 1152 y 1212. Si lo suyo no es el teléfono, puede mandar un correo a [email protected]. Y si es de la vieja escuela, pues le toca darse una vuelta por el edificio Jorge Debravo en San José, tercer piso. La cuestión es hacerlo para que después no ande en carreras.
Y ahora, la palabra la tiene el foro: ¿Qué experiencias han tenido ustedes con los trámites en línea de la Caja? ¿El SITEL es una salvada o todavía le falta para ser realmente práctico? ¡Cuenten sus historias, para bien o para mal!