Maes, agárrense porque el novelón político de la semana ya tiene protagonista, y como casi siempre, es el mismo. Resulta que la gente del CIEP de la UCR sacó su más reciente encuesta y, entre todos los datos, hay una vara que es para sentarse a analizar con un cafecito: Rodrigo Chaves, el presi que constitucionalmente no puede reelegirse, salió como el segundo “candidato” con más intención de voto. Así como lo leen. Un 7% de la gente dijo que marcaría la casilla con su nombre si pudiera, dejándolo solo por debajo del “ninguno” que siempre arrasa.
Y diay, como era de esperarse, el hombre no desaprovechó el chance para echarle limón a la herida de los que sí andan en campaña. Cuando le preguntaron por el resultado, en lugar de una respuesta diplomática, Chaves soltó una de esas frases que son puro veneno y que, para qué negarlo, le salen con una naturalidad que asusta. Comparó la situación con una carrera de caballos y dijo, muerto de risa: “Es como que un caballo de carreras, que está fuera de la pista y que está en el corral, está recibiendo más apuestas que aquellos que están alineados”. ¡Boom! Un filazo directo, sin escalas, a la yugular de todo el que anda pidiendo votos para el 2026.
Para los otros candidatos, esta vara tiene que ser un despiche monumental. Imagínense la escena: usted anda de gira, gastando plata, sudando la gota gorda en el brete de convencer a la gente, y viene una encuesta a decirle que un mae que ni siquiera está en la papeleta tiene más jale. ¡Qué sal! Es el equivalente a que te manden a la banca en un partido que el entrenador ni siquiera está viendo. La declaración de Chaves no es solo una burla; es una estrategia calculada para pintarlos como débiles, como figuras sin el arrastre necesario para llenar el vacío que él, según su narrativa, va a dejar. Los deja en una posición incomodísima, obligados a pelear contra un fantasma que, desde el corral, les está ganando la carrera.
Pero la cosa no terminó ahí, porque con Chaves nunca es tan sencillo. Después de celebrar ser el caballo más popular del establo, le tiró su pedrada de vuelta a la misma encuesta que lo ponía en las nubes. Mencionó que, aunque el CIEP dice que su gobierno tiene un apoyo histórico, él cree que los números reales son mucho más altos. Y remató con la frase clave: “Ellos tienen que jugar su juego, ellos dependen del FEES”. O sea, en dos toques, no solo se burló de sus rivales, sino que también le recordó a todo el mundo su pleito con las universidades públicas, insinuando que la UCR le “poda” los números por un tema de presupuesto. Una jugada maestra de comunicación: valida el dato que le sirve y descalifica a la fuente por si acaso.
Al final, más allá de la risa o el colerón que provoque, este episodio es un retrato perfecto de la política tica actual. Tenemos un presidente que, con o sin intención de volver, sigue siendo el centro de la conversación, un sol tan grande que opaca a cualquier planeta que intente orbitar cerca. Y del otro lado, tenemos un montón de candidatos que, por ahora, no logran generar ni la mitad del ruido que genera Chaves con una sola frase. La fragmentación es tan brava que el único que parece capitalizarla es el que, en teoría, ya no debería estar en el juego.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Qué dice todo esto de nuestro panorama político? ¿Es Chaves un carga por cómo maneja la comunicación y los pone a todos a bailar a su ritmo, o es que los otros aspirantes de verdad “no están en nada” y por eso un no-candidato les gana? ¿O simplemente estamos ante un despiche total por donde se le vea? Los leo en los comentarios.
Y diay, como era de esperarse, el hombre no desaprovechó el chance para echarle limón a la herida de los que sí andan en campaña. Cuando le preguntaron por el resultado, en lugar de una respuesta diplomática, Chaves soltó una de esas frases que son puro veneno y que, para qué negarlo, le salen con una naturalidad que asusta. Comparó la situación con una carrera de caballos y dijo, muerto de risa: “Es como que un caballo de carreras, que está fuera de la pista y que está en el corral, está recibiendo más apuestas que aquellos que están alineados”. ¡Boom! Un filazo directo, sin escalas, a la yugular de todo el que anda pidiendo votos para el 2026.
Para los otros candidatos, esta vara tiene que ser un despiche monumental. Imagínense la escena: usted anda de gira, gastando plata, sudando la gota gorda en el brete de convencer a la gente, y viene una encuesta a decirle que un mae que ni siquiera está en la papeleta tiene más jale. ¡Qué sal! Es el equivalente a que te manden a la banca en un partido que el entrenador ni siquiera está viendo. La declaración de Chaves no es solo una burla; es una estrategia calculada para pintarlos como débiles, como figuras sin el arrastre necesario para llenar el vacío que él, según su narrativa, va a dejar. Los deja en una posición incomodísima, obligados a pelear contra un fantasma que, desde el corral, les está ganando la carrera.
Pero la cosa no terminó ahí, porque con Chaves nunca es tan sencillo. Después de celebrar ser el caballo más popular del establo, le tiró su pedrada de vuelta a la misma encuesta que lo ponía en las nubes. Mencionó que, aunque el CIEP dice que su gobierno tiene un apoyo histórico, él cree que los números reales son mucho más altos. Y remató con la frase clave: “Ellos tienen que jugar su juego, ellos dependen del FEES”. O sea, en dos toques, no solo se burló de sus rivales, sino que también le recordó a todo el mundo su pleito con las universidades públicas, insinuando que la UCR le “poda” los números por un tema de presupuesto. Una jugada maestra de comunicación: valida el dato que le sirve y descalifica a la fuente por si acaso.
Al final, más allá de la risa o el colerón que provoque, este episodio es un retrato perfecto de la política tica actual. Tenemos un presidente que, con o sin intención de volver, sigue siendo el centro de la conversación, un sol tan grande que opaca a cualquier planeta que intente orbitar cerca. Y del otro lado, tenemos un montón de candidatos que, por ahora, no logran generar ni la mitad del ruido que genera Chaves con una sola frase. La fragmentación es tan brava que el único que parece capitalizarla es el que, en teoría, ya no debería estar en el juego.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Qué dice todo esto de nuestro panorama político? ¿Es Chaves un carga por cómo maneja la comunicación y los pone a todos a bailar a su ritmo, o es que los otros aspirantes de verdad “no están en nada” y por eso un no-candidato les gana? ¿O simplemente estamos ante un despiche total por donde se le vea? Los leo en los comentarios.