Agárrense porque la vara del 5G en Tiquicia se acaba de poner seria, pero seria a nivel de “deje de quejarse de que el video se pega”. Resulta que BID Invest, el brazo para el sector privado del Banco Interamericano de Desarrollo, le acaba de soltar un financiamiento de hasta $100 millones a Liberty. Y no, no es para comprar más sillas de oficina. Esta plata viene con una misión clarísima: poner a volar la conectividad del país de una vez por todas. ¡Qué nivel! Seamos honestos, ya era hora de que le metieran un empujón de estos al tema, porque a veces la conexión en ciertas partes se siente como si la estuvieran mandando por fax.
Diay, ¿y cómo funciona el asunto? Para que no se enrede, se lo explico en sencillo. El paquete es un préstamo grandote. Un primer desembolso de $65 millones de una vez, y otros $35 millones que quedan ahí, listos para ser usados si hace falta. Liberty va a usar ese platal para varias cosas clave. Primero, para pagar el espectro que el Gobierno les dio hace poco (porque sí, mae, usar las ondas de radio cuesta plata). Segundo, y aquí es donde se pone tuanis, para desplegar de verdad su red 5G Standalone. Y tercero, para tirar más y más kilómetros de fibra óptica hasta la choza (lo que los nerds llaman FTTH), que es básicamente la mamá de los tomates en cuanto a velocidad de internet fijo.
Ahora, hablemos de ese chunche del “5G Standalone”. Suena a nombre de película de ciencia ficción, pero es la carnita de la noticia. No es solo poner una antena con un sticker que diga “5G”. Esta es la versión pura, la que no depende de la infraestructura vieja del 4G para funcionar. Piense que es como pasar de un motor adaptado a un carro eléctrico de última generación; la diferencia en rendimiento y velocidad es brutal. La idea es que la conexión sea no solo más rápida para ver Netflix en 4K sin dramas, sino mucho más estable y confiable para todo el brete que ahora hacemos en línea. En teoría, el internet debería funcionar a cachete.
Pero lo que más me llama la atención de toda esta vara es el discurso de “cerrar la brecha digital”. Todos hemos oído esa frase mil veces, pero este financiamiento pone la plata donde está la promesa. Una parte importante del objetivo es llevar esta conectividad de primer mundo a zonas rurales, a esos rincones del país donde conseguir una señal decente es una odisea. No es solo para que el mae en Escazú tenga mejor ping para jugar en línea. Es para que un estudiante en Limón pueda conectarse a sus clases, para que un agricultor en Pérez Zeledón pueda usar tecnología para mejorar sus cosechas o para que un pequeño hotel en Guanacaste pueda ofrecer Wi-Fi de calidad a sus turistas. Ahí es donde se ve el verdadero impacto.
Eso sí, tampoco es que mañana nos vamos a despertar en Suiza. El mismo informe delata que todavía nos falta un montón. Para que se haga una idea, tenemos que aumentar nuestra banda ancha fija en un 66% solo para empezar a codearnos con los países de la OCDE. O sea, el hueco es grande y este es apenas un primer paso, aunque uno gigantesco y en la dirección correcta. El billete ya está, la tecnología también. Ahora queda la parte más difícil: la ejecución. Ver que esos cables y esas antenas de verdad lleguen a donde más se necesitan. Pero bueno, por ahora la noticia es más que buena y da para ser optimistas.
Así que, maes, abro el debate en el foro: ¿Ustedes creen que este empujón de Liberty de verdad va a cambiar el panorama fuera de la GAM? ¿O sienten que la plata se va a quedar, como siempre, en las mismas zonas de siempre? ¡Los leo!
Diay, ¿y cómo funciona el asunto? Para que no se enrede, se lo explico en sencillo. El paquete es un préstamo grandote. Un primer desembolso de $65 millones de una vez, y otros $35 millones que quedan ahí, listos para ser usados si hace falta. Liberty va a usar ese platal para varias cosas clave. Primero, para pagar el espectro que el Gobierno les dio hace poco (porque sí, mae, usar las ondas de radio cuesta plata). Segundo, y aquí es donde se pone tuanis, para desplegar de verdad su red 5G Standalone. Y tercero, para tirar más y más kilómetros de fibra óptica hasta la choza (lo que los nerds llaman FTTH), que es básicamente la mamá de los tomates en cuanto a velocidad de internet fijo.
Ahora, hablemos de ese chunche del “5G Standalone”. Suena a nombre de película de ciencia ficción, pero es la carnita de la noticia. No es solo poner una antena con un sticker que diga “5G”. Esta es la versión pura, la que no depende de la infraestructura vieja del 4G para funcionar. Piense que es como pasar de un motor adaptado a un carro eléctrico de última generación; la diferencia en rendimiento y velocidad es brutal. La idea es que la conexión sea no solo más rápida para ver Netflix en 4K sin dramas, sino mucho más estable y confiable para todo el brete que ahora hacemos en línea. En teoría, el internet debería funcionar a cachete.
Pero lo que más me llama la atención de toda esta vara es el discurso de “cerrar la brecha digital”. Todos hemos oído esa frase mil veces, pero este financiamiento pone la plata donde está la promesa. Una parte importante del objetivo es llevar esta conectividad de primer mundo a zonas rurales, a esos rincones del país donde conseguir una señal decente es una odisea. No es solo para que el mae en Escazú tenga mejor ping para jugar en línea. Es para que un estudiante en Limón pueda conectarse a sus clases, para que un agricultor en Pérez Zeledón pueda usar tecnología para mejorar sus cosechas o para que un pequeño hotel en Guanacaste pueda ofrecer Wi-Fi de calidad a sus turistas. Ahí es donde se ve el verdadero impacto.
Eso sí, tampoco es que mañana nos vamos a despertar en Suiza. El mismo informe delata que todavía nos falta un montón. Para que se haga una idea, tenemos que aumentar nuestra banda ancha fija en un 66% solo para empezar a codearnos con los países de la OCDE. O sea, el hueco es grande y este es apenas un primer paso, aunque uno gigantesco y en la dirección correcta. El billete ya está, la tecnología también. Ahora queda la parte más difícil: la ejecución. Ver que esos cables y esas antenas de verdad lleguen a donde más se necesitan. Pero bueno, por ahora la noticia es más que buena y da para ser optimistas.
Así que, maes, abro el debate en el foro: ¿Ustedes creen que este empujón de Liberty de verdad va a cambiar el panorama fuera de la GAM? ¿O sienten que la plata se va a quedar, como siempre, en las mismas zonas de siempre? ¡Los leo!