Diay maes, buenos días. Si vieron ese solcito que nos saludó hoy y pensaron “¡qué chiva, hoy no llueve!”, mejor vayan guardándose el optimismo. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) acaba de tirar la alerta de que la Onda Tropical #29 está a la vuelta de la esquina y planea llegar a la fiesta este mismo jueves. Y aunque los expertos dicen que la vara viene “débil”, ya todos sabemos cómo funciona esto en Costa Rica: es la excusa perfecta para que el cielo decida que es momento de un baldazo épico, justo a la hora de salida del brete.
Vamos a desmenuzar el chunche. Según el reporte, la mañana va a estar tranquila, con esa nubosidad parcial que nos da falsas esperanzas. Los primeros en recibir el agüita serán, como casi siempre, los compas del Pacífico Central y Sur. Pero la verdadera acción arranca en la tarde. ¿Se acuerdan de ese combo mortal de bochorno de mediodía + brisa marina? Bueno, esa es la gasolina que necesita esta onda para armar el desmadre. El IMN anticipa aguaceros aislados y tormentas eléctricas, sobre todo en las montañas del Caribe, la Zona Norte y casi todo el Pacífico. Para los que vivimos en la GAM, la traducción es simple: prepárense para presas monumentales y el clásico “sálvese quien pueda” en la autopista.
Lo interesante de esta vara no es la onda en sí, sino cómo se junta con el resto del ambiente. Es como ese compa que solo no hace mucho alboroto, pero lo juntás con el resto de la manada y ¡boom!, la fiesta se sale de control. La onda tropical es ese compa. Por sí sola es débil, pero cuando se topa con la humedad que tenemos acumulada y el calorón del día, se forma la tormenta perfecta. Los expertos le llaman a esto “factores locales”, yo le llamo la receta tica para un caos vespertino. ¡Qué sal si te agarra manejando por el Zurquí o volviendo de la playa por la 27! Es ahí donde un simple aguacero se convierte en un dolor de cabeza con riesgo de deslizamientos y calles que se transforman en lagunas.
Y es que no hay que ser un carga en meteorología para saber que setiembre y octubre son los meses más “llorones” del año en este país. Estamos en el pico de la temporada lluviosa, así que estos fenómenos no solo son esperables, sino que tienden a ser más intensos. No es para entrar en pánico, pero sí para andar más que atento. Las recomendaciones del IMN son las de siempre, pero no está de más repasarlas con sentido común: no se la juegue de Rambo intentando cruzar una quebrada crecida, bájale dos rayitas a la velocidad si la carretera parece una piscina y, si vivís en una zona que se inunda hasta con una garúa, mejor tené un plan B por si la cosa se pone fea.
Al final del día, esto es solo un recordatorio de dónde vivimos. Un paraíso tropical que, de vez en cuando, nos exige un poquito más de paciencia y un buen paraguas. La onda pasará, el sol volverá a salir y nosotros seguiremos aquí, contando las historias de cómo nos agarró el baldazo. Así que, a tomarlo con calma y a prepararse. Ahora les pregunto a ustedes, foreros: aparte de las presas, ¿cuál es el mayor despiche que les causa un aguacero de estos en su día a día? ¿Algún truco para no ahogarse en el intento de llegar a la casa?
Vamos a desmenuzar el chunche. Según el reporte, la mañana va a estar tranquila, con esa nubosidad parcial que nos da falsas esperanzas. Los primeros en recibir el agüita serán, como casi siempre, los compas del Pacífico Central y Sur. Pero la verdadera acción arranca en la tarde. ¿Se acuerdan de ese combo mortal de bochorno de mediodía + brisa marina? Bueno, esa es la gasolina que necesita esta onda para armar el desmadre. El IMN anticipa aguaceros aislados y tormentas eléctricas, sobre todo en las montañas del Caribe, la Zona Norte y casi todo el Pacífico. Para los que vivimos en la GAM, la traducción es simple: prepárense para presas monumentales y el clásico “sálvese quien pueda” en la autopista.
Lo interesante de esta vara no es la onda en sí, sino cómo se junta con el resto del ambiente. Es como ese compa que solo no hace mucho alboroto, pero lo juntás con el resto de la manada y ¡boom!, la fiesta se sale de control. La onda tropical es ese compa. Por sí sola es débil, pero cuando se topa con la humedad que tenemos acumulada y el calorón del día, se forma la tormenta perfecta. Los expertos le llaman a esto “factores locales”, yo le llamo la receta tica para un caos vespertino. ¡Qué sal si te agarra manejando por el Zurquí o volviendo de la playa por la 27! Es ahí donde un simple aguacero se convierte en un dolor de cabeza con riesgo de deslizamientos y calles que se transforman en lagunas.
Y es que no hay que ser un carga en meteorología para saber que setiembre y octubre son los meses más “llorones” del año en este país. Estamos en el pico de la temporada lluviosa, así que estos fenómenos no solo son esperables, sino que tienden a ser más intensos. No es para entrar en pánico, pero sí para andar más que atento. Las recomendaciones del IMN son las de siempre, pero no está de más repasarlas con sentido común: no se la juegue de Rambo intentando cruzar una quebrada crecida, bájale dos rayitas a la velocidad si la carretera parece una piscina y, si vivís en una zona que se inunda hasta con una garúa, mejor tené un plan B por si la cosa se pone fea.
Al final del día, esto es solo un recordatorio de dónde vivimos. Un paraíso tropical que, de vez en cuando, nos exige un poquito más de paciencia y un buen paraguas. La onda pasará, el sol volverá a salir y nosotros seguiremos aquí, contando las historias de cómo nos agarró el baldazo. Así que, a tomarlo con calma y a prepararse. Ahora les pregunto a ustedes, foreros: aparte de las presas, ¿cuál es el mayor despiche que les causa un aguacero de estos en su día a día? ¿Algún truco para no ahogarse en el intento de llegar a la casa?