Maes, ¿se acuerdan de esa imagen idílica de Costa Rica como el retiro soñado para cualquier pensionado gringo o europeo? Sol, playas, el "pura vida" y la naturaleza a la vuelta de la esquina. Pues parece que esa postal se está poniendo amarillenta, porque los números más recientes pintan un panorama que, para ser directos, es preocupante. La vara es que el plan de ser la meca mundial para jubilados parece que se nos está yendo al traste, y la caída es de las que duelen: casi un 40% menos de solicitudes en solo un año. ¡Qué sal! Ya no somos la última Coca-Cola del desierto para quienes buscan un lugar tranquilo para disfrutar sus años dorados.
Vamos a los datos duros, porque esto no es solo una percepción. Según un análisis que hizo la gente de la Universidad Hispanoamericana con cifras de Migración, en 2023 recibimos 534 solicitudes de residencia para pensionados. Uno diría "bueno, no está mal". El problema es que para 2024, esa cifra se desplomó a solo 321. O sea, 213 personas menos que tocaron la puerta. Y lo más curioso es que no es que les estemos bateando las solicitudes; de hecho, la tasa de aprobación es altísima, como un 80%. El verdadero despiche es que ya ni siquiera están aplicando. Pasamos de un pico de 705 trámites en 2022 a una caída libre en dos años. Diay, algo estamos haciendo muy, pero muy mal.
Entonces, la pregunta del millón es: ¿por qué se nos están yendo? Y aunque el estudio no lo detalla con encuestas de salida, podemos atar cabos. Seamos honestos, el costo de vida aquí se disparó a niveles absurdos. Un pensionado que antes vivía como rey con su pensión gringa, ahora tiene que hacer números para llegar a fin de mes. A eso súmenle la inseguridad, que ya no es un tema solo del GAM, y una burocracia que puede volver loco a cualquiera. Intentar hacer un trámite aquí es una odisea de papeles, timbres y filas interminables. Mientras tanto, otros países de la región, como Panamá, se pusieron las pilas y ofrecen paquetes de beneficios fiscales y de salud que nos dejan comiendo polvo.
El informe, de hecho, recoge la opinión de una experta, Andrea Fernández Llantén, que básicamente nos da un jalón de orejas con una lista de tareas urgentes. La mae dice, en resumen, que tenemos que dejar la pereza y ponernos a hacer el brete. Propone simplificar todo el papeleo migratorio, crear un "combo" de beneficios reales (en salud, transporte, etc.) para que sea atractivo venirse, y lo más importante: salir a vendernos. Dejar de asumir que por tener volcanes y perezosos la gente va a llegar sola. Hay que hacer campañas serias en Estados Unidos, Canadá y Alemania, que son nuestros mercados principales, y mostrarles que aquí la vida sigue siendo tuanis.
Al final, esto va más allá de unos cuantos extranjeros menos. Estamos hablando de un motor económico que impacta directamente en zonas rurales y turísticas, que genera inversión y que dinamiza un montón de sectores. Perder este mercado es un lujo que no nos podemos dar. Esto es una llamada de atención gigante, una luz roja parpadeando en el tablero del país. No podemos seguir viviendo de glorias pasadas mientras la competencia nos adelanta por la derecha. La pregunta que queda en el aire es si esto es un bajonazo temporal o si ya el daño está hecho.
Así que se los dejo para que lo discutan en el foro: ¿Creen que es solo la burocracia y la falta de incentivos, o será que el alto costo de vida ya nos sacó del juego para siempre? ¿Qué opinan ustedes?
Vamos a los datos duros, porque esto no es solo una percepción. Según un análisis que hizo la gente de la Universidad Hispanoamericana con cifras de Migración, en 2023 recibimos 534 solicitudes de residencia para pensionados. Uno diría "bueno, no está mal". El problema es que para 2024, esa cifra se desplomó a solo 321. O sea, 213 personas menos que tocaron la puerta. Y lo más curioso es que no es que les estemos bateando las solicitudes; de hecho, la tasa de aprobación es altísima, como un 80%. El verdadero despiche es que ya ni siquiera están aplicando. Pasamos de un pico de 705 trámites en 2022 a una caída libre en dos años. Diay, algo estamos haciendo muy, pero muy mal.
Entonces, la pregunta del millón es: ¿por qué se nos están yendo? Y aunque el estudio no lo detalla con encuestas de salida, podemos atar cabos. Seamos honestos, el costo de vida aquí se disparó a niveles absurdos. Un pensionado que antes vivía como rey con su pensión gringa, ahora tiene que hacer números para llegar a fin de mes. A eso súmenle la inseguridad, que ya no es un tema solo del GAM, y una burocracia que puede volver loco a cualquiera. Intentar hacer un trámite aquí es una odisea de papeles, timbres y filas interminables. Mientras tanto, otros países de la región, como Panamá, se pusieron las pilas y ofrecen paquetes de beneficios fiscales y de salud que nos dejan comiendo polvo.
El informe, de hecho, recoge la opinión de una experta, Andrea Fernández Llantén, que básicamente nos da un jalón de orejas con una lista de tareas urgentes. La mae dice, en resumen, que tenemos que dejar la pereza y ponernos a hacer el brete. Propone simplificar todo el papeleo migratorio, crear un "combo" de beneficios reales (en salud, transporte, etc.) para que sea atractivo venirse, y lo más importante: salir a vendernos. Dejar de asumir que por tener volcanes y perezosos la gente va a llegar sola. Hay que hacer campañas serias en Estados Unidos, Canadá y Alemania, que son nuestros mercados principales, y mostrarles que aquí la vida sigue siendo tuanis.
Al final, esto va más allá de unos cuantos extranjeros menos. Estamos hablando de un motor económico que impacta directamente en zonas rurales y turísticas, que genera inversión y que dinamiza un montón de sectores. Perder este mercado es un lujo que no nos podemos dar. Esto es una llamada de atención gigante, una luz roja parpadeando en el tablero del país. No podemos seguir viviendo de glorias pasadas mientras la competencia nos adelanta por la derecha. La pregunta que queda en el aire es si esto es un bajonazo temporal o si ya el daño está hecho.
Así que se los dejo para que lo discutan en el foro: ¿Creen que es solo la burocracia y la falta de incentivos, o será que el alto costo de vida ya nos sacó del juego para siempre? ¿Qué opinan ustedes?