Mae, hay varas que uno lee y de verdad que le explota la cabeza. Uno intenta darle el beneficio de la duda a la clase política, pero a veces parece que se esmeran en ponérnosla difícil. La última joyita viene por partida doble, desde las municipalidades de Heredia y San José, donde los regidores, en un acto de aparente desconexión con la realidad, decidieron que un aumento en sus dietas era más prioritario que financiar becas para estudiantes. Así como lo oyen. Se jalaron una torta que deja un sinsabor tremendo, porque no es solo la plata, es el mensaje que mandan.
Empecemos por Heredia. La situación es esta: había una partida de ¢13,2 millones destinada a aumentarles las dietas. El regidor José Daniel Berrocal, del Frente Amplio, tuvo una idea que a cualquiera con dos dedos de frente le sonaría lógica y hasta noble: mae, ¿por qué no agarramos esa plata y la convertimos en 30 becas para estudiantes del cantón que de verdad la necesitan? Una propuesta simple, directa y con un impacto social clarísimo. ¿La respuesta de los regidores del PLN y el PUSC? Un rotundo no. La justificación es casi para un sketch de comedia: alegaron que las "cargas de trabajo" y las "donaciones que realizan de sus dietas" les impedían renunciar al aumento. Diay, parece que el brete está durísimo y que ya ellos donan mucho de su bolsillo, entonces... ¡qué va! Mejor el aumento.
Y para echarle más leña al fuego, el despiche no termina ahí. Con esta decisión, los regidores heredianos se aseguran un aumento del 4,15% en sus ingresos, mientras que los demás funcionarios municipales apenas recibirán un 1%. ¡Qué torta! Es una cachetada no solo para los estudiantes que se quedaron sin esa oportunidad, sino para los propios trabajadores de la muni. Como bien dijo Berrocal, esto huele a la política más añeja y rancia, esa de "servirse y no de servir". Es una pésima señal para la ciudadanía, un recordatorio de que las prioridades de algunos políticos parecen estar completamente al revés, enfocadas en su propio beneficio antes que en el bienestar de la gente que los eligió.
Y si usted creía que la vara era solo un caso aislado en la Ciudad de las Flores, ¡pues no! En Chepe la historia se repite casi que calcada. Allá, el regidor Brandon Guadamuz, también del Frente Amplio, levantó la mano para hacer una propuesta similar. Había un incremento de ¢9 millones para las dietas y él propuso usar esa plata para financiar otras 30 becas. El monto de cada beca, ¢300.000 anuales, puede ser la diferencia entre que un joven siga estudiando o tenga que abandonar las aulas para buscar un brete. Era una acción concreta, un gesto que, aunque no resuelve la pobreza del país, sí le cambia la vida a 30 familias. Pero no, la moción solo fue apoyada por la fracción de Más San José y se fue al traste.
Al final del día, la vara es simple: entre las dos municipalidades, se prefirió engordar la billetera de los políticos en lugar de invertir en la educación de 60 jóvenes. Sesenta proyectos de vida que pudieron tener un empujón y no lo tendrán por esta decisión. Hay un pequeño consuelo en San José, donde sí se aprobó rebajarle ¢6 millones al alcalde Diego Miranda de su partida de viajes para financiar bibliotecas, lo cual está tuanis, no se puede negar. Pero el cuadro general es desolador. Nos deja con una pregunta que resuena con fuerza y que es necesario que nos hagamos todos. Maes, en serio, ¿ustedes qué piensan de esto? ¿Es justo que se priorice un aumento de dieta sobre la educación de 60 estudiantes? ¿O de verdad el brete de regidor justifica esta plata extra? ¡Abro el debate en el foro!
Empecemos por Heredia. La situación es esta: había una partida de ¢13,2 millones destinada a aumentarles las dietas. El regidor José Daniel Berrocal, del Frente Amplio, tuvo una idea que a cualquiera con dos dedos de frente le sonaría lógica y hasta noble: mae, ¿por qué no agarramos esa plata y la convertimos en 30 becas para estudiantes del cantón que de verdad la necesitan? Una propuesta simple, directa y con un impacto social clarísimo. ¿La respuesta de los regidores del PLN y el PUSC? Un rotundo no. La justificación es casi para un sketch de comedia: alegaron que las "cargas de trabajo" y las "donaciones que realizan de sus dietas" les impedían renunciar al aumento. Diay, parece que el brete está durísimo y que ya ellos donan mucho de su bolsillo, entonces... ¡qué va! Mejor el aumento.
Y para echarle más leña al fuego, el despiche no termina ahí. Con esta decisión, los regidores heredianos se aseguran un aumento del 4,15% en sus ingresos, mientras que los demás funcionarios municipales apenas recibirán un 1%. ¡Qué torta! Es una cachetada no solo para los estudiantes que se quedaron sin esa oportunidad, sino para los propios trabajadores de la muni. Como bien dijo Berrocal, esto huele a la política más añeja y rancia, esa de "servirse y no de servir". Es una pésima señal para la ciudadanía, un recordatorio de que las prioridades de algunos políticos parecen estar completamente al revés, enfocadas en su propio beneficio antes que en el bienestar de la gente que los eligió.
Y si usted creía que la vara era solo un caso aislado en la Ciudad de las Flores, ¡pues no! En Chepe la historia se repite casi que calcada. Allá, el regidor Brandon Guadamuz, también del Frente Amplio, levantó la mano para hacer una propuesta similar. Había un incremento de ¢9 millones para las dietas y él propuso usar esa plata para financiar otras 30 becas. El monto de cada beca, ¢300.000 anuales, puede ser la diferencia entre que un joven siga estudiando o tenga que abandonar las aulas para buscar un brete. Era una acción concreta, un gesto que, aunque no resuelve la pobreza del país, sí le cambia la vida a 30 familias. Pero no, la moción solo fue apoyada por la fracción de Más San José y se fue al traste.
Al final del día, la vara es simple: entre las dos municipalidades, se prefirió engordar la billetera de los políticos en lugar de invertir en la educación de 60 jóvenes. Sesenta proyectos de vida que pudieron tener un empujón y no lo tendrán por esta decisión. Hay un pequeño consuelo en San José, donde sí se aprobó rebajarle ¢6 millones al alcalde Diego Miranda de su partida de viajes para financiar bibliotecas, lo cual está tuanis, no se puede negar. Pero el cuadro general es desolador. Nos deja con una pregunta que resuena con fuerza y que es necesario que nos hagamos todos. Maes, en serio, ¿ustedes qué piensan de esto? ¿Es justo que se priorice un aumento de dieta sobre la educación de 60 estudiantes? ¿O de verdad el brete de regidor justifica esta plata extra? ¡Abro el debate en el foro!