Maes, si ustedes pensaban que el novelón de las jornadas 4x3 no podía ponerse más enredado, siéntense un toque. Porque el despiche en el Congreso llegó a tal punto que ya están buscando una salida de emergencia, una especie de “reseteo de fábrica” para ver si logran sacar la tarea. Resulta que después de semanas de estar pegados votando mociones a paso de tortuga, con el Plenario más entrabado que la platina en hora pico, a los diputados se les prendió el bombillo con una vara que, para ser sinceros, suena a un truco sacado de la manga: archivar todo y empezar de cero.
La idea, impulsada por Alejandro Pacheco del PUSC y que ya tiene el visto bueno del oficialismo, es básicamente jalarse una torta a propósito para arreglar la torta más grande. Suena raro, pero quédense conmigo. El plan es el siguiente: le quitan la vía rápida al proyecto actual, lo mandan a dormir el sueño de los justos (o sea, lo archivan), y presentan un texto nuevito de paquete. A este nuevo chunche le aplicarían un artículo del reglamento (el famoso 234 bis, para los nerds de la política) que permite crear una comisión especial. ¿La magia de esto? En esa comisión se limitaría la presentación de mociones a solo dos por diputado. Pasaríamos de las más de 4,600 mociones actuales –de las cuales el Frente Amplio se mandó con más de 2,000– a un máximo de 114. ¡Qué nivel de atajo!
Y es que, seamos honestos, la situación actual es insostenible. Varios diputados, hasta de partidos que apoyan el proyecto, ya están hasta la coronilla. Se quejan del cansancio, de las jornadas interminables y, sobre todo, de que mientras ellos pasan horas discutiendo comas y puntos de un solo proyecto, el país se cae a pedazos con la crisis de seguridad. El plan original de aprobar esto a la velocidad de la luz, gracias al filibusterismo, diay, se fue al traste. La vía rápida terminó siendo un parqueo lento y caro, y ahora el brete legislativo en otros temas urgentes está completamente paralizado. ¡Qué sal!
Claro, esta jugada no es tan sencilla y tiene su picante político. Pilar Cisneros, la jefa de la bancada oficialista, lo dijo clarito: la mayoría de fracciones quiere el proyecto, pero el Frente Amplio y una parte del PLN no. Entonces, esta movida es un intento de las mayorías por imponer su voluntad ante lo que consideran una obstrucción. De hecho, la propia Cisneros, en un arranque de desesperación, había propuesto votar una moción por minuto, algo que el presidente del Congreso, Rodrigo Arias, calificó de imposible. Esto demuestra que la paciencia se acabó y están dispuestos a usar cualquier herramienta reglamentaria para destrabar el asunto.
Al final, esta propuesta es un arma de doble filo. Por un lado, podría ser la única forma de que el Plenario vuelva a funcionar y se puedan discutir otros temas vitales como la seguridad. Es una salida pragmática a un bloqueo que no parece tener fin. Pero por otro lado, huele a una forma elegante de decirle a la oposición que su opinión no importa y que, si no les gusta, le van a pasar por encima. Se corre el riesgo de sentar un precedente en el que, cuando a la mayoría no le guste el debate, simplemente reinicia el juego con nuevas reglas. Así las cosas, la famosa vía rápida para las 4x3 parece tener los días contados, pero lo que viene podría ser todavía más polémico.
Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Es una jugada de ajedrez legítima para salvar al Congreso de su propia parálisis o simplemente le están aplicando un 'cállese' legislativo al Frente Amplio? ¿Se vale hacer borrón y cuenta nueva para pasar una ley a la fuerza?
La idea, impulsada por Alejandro Pacheco del PUSC y que ya tiene el visto bueno del oficialismo, es básicamente jalarse una torta a propósito para arreglar la torta más grande. Suena raro, pero quédense conmigo. El plan es el siguiente: le quitan la vía rápida al proyecto actual, lo mandan a dormir el sueño de los justos (o sea, lo archivan), y presentan un texto nuevito de paquete. A este nuevo chunche le aplicarían un artículo del reglamento (el famoso 234 bis, para los nerds de la política) que permite crear una comisión especial. ¿La magia de esto? En esa comisión se limitaría la presentación de mociones a solo dos por diputado. Pasaríamos de las más de 4,600 mociones actuales –de las cuales el Frente Amplio se mandó con más de 2,000– a un máximo de 114. ¡Qué nivel de atajo!
Y es que, seamos honestos, la situación actual es insostenible. Varios diputados, hasta de partidos que apoyan el proyecto, ya están hasta la coronilla. Se quejan del cansancio, de las jornadas interminables y, sobre todo, de que mientras ellos pasan horas discutiendo comas y puntos de un solo proyecto, el país se cae a pedazos con la crisis de seguridad. El plan original de aprobar esto a la velocidad de la luz, gracias al filibusterismo, diay, se fue al traste. La vía rápida terminó siendo un parqueo lento y caro, y ahora el brete legislativo en otros temas urgentes está completamente paralizado. ¡Qué sal!
Claro, esta jugada no es tan sencilla y tiene su picante político. Pilar Cisneros, la jefa de la bancada oficialista, lo dijo clarito: la mayoría de fracciones quiere el proyecto, pero el Frente Amplio y una parte del PLN no. Entonces, esta movida es un intento de las mayorías por imponer su voluntad ante lo que consideran una obstrucción. De hecho, la propia Cisneros, en un arranque de desesperación, había propuesto votar una moción por minuto, algo que el presidente del Congreso, Rodrigo Arias, calificó de imposible. Esto demuestra que la paciencia se acabó y están dispuestos a usar cualquier herramienta reglamentaria para destrabar el asunto.
Al final, esta propuesta es un arma de doble filo. Por un lado, podría ser la única forma de que el Plenario vuelva a funcionar y se puedan discutir otros temas vitales como la seguridad. Es una salida pragmática a un bloqueo que no parece tener fin. Pero por otro lado, huele a una forma elegante de decirle a la oposición que su opinión no importa y que, si no les gusta, le van a pasar por encima. Se corre el riesgo de sentar un precedente en el que, cuando a la mayoría no le guste el debate, simplemente reinicia el juego con nuevas reglas. Así las cosas, la famosa vía rápida para las 4x3 parece tener los días contados, pero lo que viene podría ser todavía más polémico.
Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Es una jugada de ajedrez legítima para salvar al Congreso de su propia parálisis o simplemente le están aplicando un 'cállese' legislativo al Frente Amplio? ¿Se vale hacer borrón y cuenta nueva para pasar una ley a la fuerza?
