¡Qué nivel de noticia para los maes de Cartago! Después de una espera más larga que quincena de pobre y un novelón burocrático que ya nos tenía a todos con el Jesús en la boca, parece que ahora sí va en serio la vara. La Contraloría General de la República por fin le dio el visto bueno al contrato para la construcción del tan esperado nuevo hospital para la Vieja Metrópoli. ¡Ya era hora! Se acabó la incertidumbre y el limbo en el que estaba metido este proyecto que es de vida o muerte para miles de personas. La luz verde se la dieron al contrato entre nuestra querida Caja y la empresa constructora Van Der Laat y Jiménez. Así que, en teoría, ya no hay excusas para no empezar a mover la tierra.
Claro que esta vara no podía salir sin su dosis de picante, ¿verdad? El anuncio llegó apenas un día después de que el presi Chaves y la ministra de Salud, Mary Munive, le tiraran su filazo a la Contraloría, cuestionando por qué se estaban durando tanto si ya se había pasado el plazo legal. Como quien dice, les metieron presión públicamente. Pero la Contraloría, ni lerda ni perezosa, salió a aclarar el panorama: el atraso fue de un mes porque, aparentemente, la información que mandaron de la Caja venía incompleta. O sea, un clásico “yo te dije que me dijeras”. Un enredo de papeles que, por dicha, ya se resolvió, pero que demuestra el despiche que a veces se arma en nuestro aparato estatal.
Ahora, hablemos de plata, porque no estamos hablando de cualquier chunche. La construcción de este nuevo centro de salud va a costar la módica suma de $394 millones. Mae, es un platal, casi cuatrocientos millones de dólares para levantar un hospital que tiene que venir a resolver el caos que por años ha vivido el Max Peralta. ¡Qué carga de hospital el que se viene! O al menos, eso esperamos todos. Con esa inversión, uno se imagina un brete de primer mundo, con equipo de punta y la capacidad para atender a la gente como se debe, sin tener que hacer filas de horas o esperar meses por una cita. La verdad es que la provincia se lo merece desde hace rato.
Como era de esperarse, los políticos no se quedaron callados. La diputada liberacionista Paulina Ramírez, que es de la zona, salió casi que a tirar confeti. Dijo que estaba muy satisfecha y que esto significa que ya casi veremos las máquinas trabajando. Y la verdad, tiene toda la razón de estar contenta. Ha sido una lucha de años y de varios partidos políticos empujando la carreta. Lo importante ahora es que, más allá de quién se cuelga la medalla, la obra avance sin más trabas. La Contraloría fue clarísima en su comunicado: le dieron el refrendo y ahora la responsabilidad total de ejecutar el proyecto y asegurarse de que todo salga bien es de la CCSS. Así que, doña Marta Esquivel, ahora la bola está en su cancha.
En resumen, maes, tenemos luz verde. El calvario de los permisos y la burocracia parece haber terminado. Ahora le toca a la Caja dar la orden de inicio y que la constructora se ponga a bretear. Ojalá que no aparezca un nuevo obstáculo en el camino y que en unos años podamos ver ese hospital funcionando a cachete, como tiene que ser. Porque una cosa es que aprueben el contrato y otra muy distinta es que terminen la obra en tiempo y forma. Pero bueno, de momento celebremos esta victoria, que bien merecida se la tienen los cartagos después de tanta paciencia. Es un paso gigante y una esperanza enorme para la salud de toda una provincia.
Maes, y sobre todo a la gente de la Vieja Metrópoli, ¿qué es lo que más les urge que este nuevo hospital resuelva? ¿Creen que de verdad va a cambiar la cosa con las listas de espera y las emergencias a reventar? ¡Los leo!
Claro que esta vara no podía salir sin su dosis de picante, ¿verdad? El anuncio llegó apenas un día después de que el presi Chaves y la ministra de Salud, Mary Munive, le tiraran su filazo a la Contraloría, cuestionando por qué se estaban durando tanto si ya se había pasado el plazo legal. Como quien dice, les metieron presión públicamente. Pero la Contraloría, ni lerda ni perezosa, salió a aclarar el panorama: el atraso fue de un mes porque, aparentemente, la información que mandaron de la Caja venía incompleta. O sea, un clásico “yo te dije que me dijeras”. Un enredo de papeles que, por dicha, ya se resolvió, pero que demuestra el despiche que a veces se arma en nuestro aparato estatal.
Ahora, hablemos de plata, porque no estamos hablando de cualquier chunche. La construcción de este nuevo centro de salud va a costar la módica suma de $394 millones. Mae, es un platal, casi cuatrocientos millones de dólares para levantar un hospital que tiene que venir a resolver el caos que por años ha vivido el Max Peralta. ¡Qué carga de hospital el que se viene! O al menos, eso esperamos todos. Con esa inversión, uno se imagina un brete de primer mundo, con equipo de punta y la capacidad para atender a la gente como se debe, sin tener que hacer filas de horas o esperar meses por una cita. La verdad es que la provincia se lo merece desde hace rato.
Como era de esperarse, los políticos no se quedaron callados. La diputada liberacionista Paulina Ramírez, que es de la zona, salió casi que a tirar confeti. Dijo que estaba muy satisfecha y que esto significa que ya casi veremos las máquinas trabajando. Y la verdad, tiene toda la razón de estar contenta. Ha sido una lucha de años y de varios partidos políticos empujando la carreta. Lo importante ahora es que, más allá de quién se cuelga la medalla, la obra avance sin más trabas. La Contraloría fue clarísima en su comunicado: le dieron el refrendo y ahora la responsabilidad total de ejecutar el proyecto y asegurarse de que todo salga bien es de la CCSS. Así que, doña Marta Esquivel, ahora la bola está en su cancha.
En resumen, maes, tenemos luz verde. El calvario de los permisos y la burocracia parece haber terminado. Ahora le toca a la Caja dar la orden de inicio y que la constructora se ponga a bretear. Ojalá que no aparezca un nuevo obstáculo en el camino y que en unos años podamos ver ese hospital funcionando a cachete, como tiene que ser. Porque una cosa es que aprueben el contrato y otra muy distinta es que terminen la obra en tiempo y forma. Pero bueno, de momento celebremos esta victoria, que bien merecida se la tienen los cartagos después de tanta paciencia. Es un paso gigante y una esperanza enorme para la salud de toda una provincia.
Maes, y sobre todo a la gente de la Vieja Metrópoli, ¿qué es lo que más les urge que este nuevo hospital resuelva? ¿Creen que de verdad va a cambiar la cosa con las listas de espera y las emergencias a reventar? ¡Los leo!
