¡Buenas, maes! ¿Cómo va ese inicio de semana? Espero que con más orden que el que parece haber dentro del Partido Pueblo Soberano. Diay, es que uno lee las noticias del domingo y no sabe si están jugando ajedrez 4D o si la casa se les está quemando y apenas están buscando los baldes. Resulta que el partido de gobierno, el PPSO, montó toda una asamblea nacional este fin de semana para, agárrense, “ratificar” las listas de candidatos a diputados que ya habían definido hace como 15 días. Una vara rarísima, ¿verdad? Es como volver a firmar un contrato que ya firmaste, por si acaso.
La explicación oficial, según la presidenta del partido, Mayuli Ortega, es que lo hicieron de forma “preventiva”. El argumento es que, como les habían metido un montón de recursos de amparo electoral, querían tener todo amarrado por si el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) les decía algo. Lo irónico es que, para cuando hicieron la asamblea, el TSE ya había mandado a volar la mayoría de esos recursos. O sea, se curaron en salud de una enfermedad que ya les habían dicho que no tenían. Esto huele a que la procesión va por dentro y que el despiche interno es más grande de lo que admiten. No es por ser malpensada, pero cuando un partido tiene que hacer estas maromas, es porque la confianza entre ellos está más floja que un tornillo de carrusel.
Ahora, vamos al meollo del asunto, a la carnita de este tamal político. Toda la tensión está concentrada en dos provincias que son un hervidero: Alajuela y Heredia. ¿Y por qué? Porque las papeletas de esos lugares están encabezadas por gente de la argolla más cercana al presidente Chaves. Estamos hablando de figuras como la mismísima presidenta de la Caja, Marta Eugenia Esquivel; el del AYA, Juan Manuel Quesada; y hasta el abogado del presi, José Miguel Villalobos. Claramente, hay gente dentro del mismo partido que no está nada contenta con que el círculo de confianza del mandatario quiera acaparar curules, y de ahí seguro salieron los famosos amparos. Es la clásica lucha de poder que se da cuando se empieza a repartir el queque.
Lo más tuanis de todo este enredo es la pose de tranquilidad de doña Mayuli. Ella sale y dice que, aunque en la asamblea estaban “abiertos” a cambios y a que los quejosos participaran, ella prevé que las listas se van a quedar exactamente igual. ¡Diay, mae! Eso es como decirle a alguien que puede opinar en una reunión, pero que la decisión ya está tomada desde ayer. Es un intento de proyectar fuerza y unidad donde, a leguas, se nota que hay fracturas. El verdadero brete que tienen no es ratificar listas, sino convencer a sus propias bases de que estas elecciones de puestos no son una imposición directa desde Zapote. Si no lo logran, se arriesgan a que el descontento les pase una factura carísima en 2026.
Al final del día, esta asamblea de emergencia deja más preguntas que respuestas. Parece más un acto de control de daños y una demostración de fuerza de la cúpula que un verdadero ejercicio democrático interno. El TSE ya les dio la bendición, y según Ortega “el dictamen de ellos son palabras mayores”, pero el veredicto de las bases y de los votantes todavía está en el aire. La política es un juego de percepciones, y la percepción que dejan es de un partido que tiene que ponerle curitas a sus heridas internas a la vista de todo el mundo.
Así que les tiro la bola a ustedes, la gente pensante de este foro: ¿Ustedes qué creen? ¿Esto fue una jugada astuta para blindarse legalmente y callar rebeldes, o es la primera señal de que se les puede ir al traste todo el plan? ¿Se viene una torta monumental para el PPSO o lograrán apagar el incendio a tiempo antes de que llegue al rancho principal?
La explicación oficial, según la presidenta del partido, Mayuli Ortega, es que lo hicieron de forma “preventiva”. El argumento es que, como les habían metido un montón de recursos de amparo electoral, querían tener todo amarrado por si el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) les decía algo. Lo irónico es que, para cuando hicieron la asamblea, el TSE ya había mandado a volar la mayoría de esos recursos. O sea, se curaron en salud de una enfermedad que ya les habían dicho que no tenían. Esto huele a que la procesión va por dentro y que el despiche interno es más grande de lo que admiten. No es por ser malpensada, pero cuando un partido tiene que hacer estas maromas, es porque la confianza entre ellos está más floja que un tornillo de carrusel.
Ahora, vamos al meollo del asunto, a la carnita de este tamal político. Toda la tensión está concentrada en dos provincias que son un hervidero: Alajuela y Heredia. ¿Y por qué? Porque las papeletas de esos lugares están encabezadas por gente de la argolla más cercana al presidente Chaves. Estamos hablando de figuras como la mismísima presidenta de la Caja, Marta Eugenia Esquivel; el del AYA, Juan Manuel Quesada; y hasta el abogado del presi, José Miguel Villalobos. Claramente, hay gente dentro del mismo partido que no está nada contenta con que el círculo de confianza del mandatario quiera acaparar curules, y de ahí seguro salieron los famosos amparos. Es la clásica lucha de poder que se da cuando se empieza a repartir el queque.
Lo más tuanis de todo este enredo es la pose de tranquilidad de doña Mayuli. Ella sale y dice que, aunque en la asamblea estaban “abiertos” a cambios y a que los quejosos participaran, ella prevé que las listas se van a quedar exactamente igual. ¡Diay, mae! Eso es como decirle a alguien que puede opinar en una reunión, pero que la decisión ya está tomada desde ayer. Es un intento de proyectar fuerza y unidad donde, a leguas, se nota que hay fracturas. El verdadero brete que tienen no es ratificar listas, sino convencer a sus propias bases de que estas elecciones de puestos no son una imposición directa desde Zapote. Si no lo logran, se arriesgan a que el descontento les pase una factura carísima en 2026.
Al final del día, esta asamblea de emergencia deja más preguntas que respuestas. Parece más un acto de control de daños y una demostración de fuerza de la cúpula que un verdadero ejercicio democrático interno. El TSE ya les dio la bendición, y según Ortega “el dictamen de ellos son palabras mayores”, pero el veredicto de las bases y de los votantes todavía está en el aire. La política es un juego de percepciones, y la percepción que dejan es de un partido que tiene que ponerle curitas a sus heridas internas a la vista de todo el mundo.
Así que les tiro la bola a ustedes, la gente pensante de este foro: ¿Ustedes qué creen? ¿Esto fue una jugada astuta para blindarse legalmente y callar rebeldes, o es la primera señal de que se les puede ir al traste todo el plan? ¿Se viene una torta monumental para el PPSO o lograrán apagar el incendio a tiempo antes de que llegue al rancho principal?