Maes, a ver, hablemos de frente. ¿Se acuerdan de esa regla no escrita de no mezclar el brete con asuntos personales? Diay, parece que en la política criolla esa línea es más bien una sugerencia. La última vara viene cortesía de Laura Fernández, la candidata del partido de gobierno, quien al parecer decidió que una feria de emprendedoras del IMAS era el lugar perfecto para hablar de campaña con ni más ni menos que Pilar Cisneros. Y no, no es un chisme de pasillo. La misma candidata lo confirmó, diciendo que tiene una "muy buena relación de amistad" con la diputada y que "aprovechó para saludarla". Un saludo que, casualmente, incluyó temas de campaña y la agenda de los 40 diputados. Todo muy casual, en un evento pagado con fondos públicos.
Aquí es donde la cosa se pone seria. La propia presidenta del IMAS, Yorleni León, tuvo que salir a apagar el incendio diciendo que Fernández no estaba invitada, que llegó por sus propios medios. O sea, se coló. Esto no es un simple café entre amigas; es usar una plataforma estatal, diseñada para ayudar a mujeres emprendedoras, como si fuera el balcón de su sede de campaña. Es, en el buen tico, jalarse una torta monumental. Porque una cosa es tener afinidad política, y otra muy distinta es empezar a mover las fichas de la campaña en una actividad oficial. El término técnico es beligerancia política, y el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) suele tener el ojo bien puesto en estos deslices. Uno se pregunta si de verdad no midieron las consecuencias o si la estrategia es, precisamente, normalizar lo que a todas luces está mal.
Pero esperen, que el chunche no termina ahí. Si esto fuera un hecho aislado, uno podría pensar que fue una simple metida de patas. El problema es que llueve sobre mojado. ¿Se acuerdan del famoso pin del jaguar? La ahora candidata fue vista usándolo en actividades en Guanacaste cuando ya no era ministra, un símbolo que el mismo TSE tuvo que prohibir para los jerarcas por ser propaganda. ¿Y se acuerdan de la conferencia de prensa en El Coco, donde el presidente de una cámara de pescadores, en pleno evento oficial con el presidente Chaves presente, le pidió a doña Laura que se pusiera de pie para recibir un aplauso? Los videos no mienten. Es un patrón, una costumbre de aparecer "casualmente" en eventos de Gobierno para ir calentando motores y posicionando su imagen.
Seamos claros: esto no es mala suerte. No es que doña Laura sea salada y siempre se tope a la prensa en el momento y lugar equivocados. Esto huele, a kilómetros de distancia, a una estrategia calculada. Una estrategia que busca aprovechar hasta el último centímetro de la plataforma y la exposición que da el aparato estatal para impulsar una candidatura. Es una táctica que difumina peligrosamente la frontera entre el partido Pueblo Soberano y el Gobierno de la República, haciendo que uno no sepa dónde termina el brete de gobernar y dónde empieza el de buscar votos. Es un juego riesgoso que pone en jaque la equidad de la contienda electoral, porque no todos los candidatos tienen el chance de "saludar" a sus compas en las actividades del IMAS.
Al final, todo este despiche nos deja con más preguntas que respuestas y un sinsabor bastante amargo. La política siempre ha tenido sus mañas, pero la desfachatez con la que se están moviendo estas fichas es, como mínimo, preocupante. Más allá de si se es partidario o no de este gobierno, la cancha tiene que estar pareja para todos. Usar recursos y eventos públicos como si fueran parte del comité de campaña no solo es éticamente cuestionable, sino que erosiona la confianza en las instituciones. Mi pregunta para el foro es: ¿Dónde se pinta la raya, gente? ¿Es esto una nueva forma "astuta" de hacer política o simplemente se les está pasando la mano y están violentando las reglas del juego limpio frente a nuestras narices? Los leo.
Aquí es donde la cosa se pone seria. La propia presidenta del IMAS, Yorleni León, tuvo que salir a apagar el incendio diciendo que Fernández no estaba invitada, que llegó por sus propios medios. O sea, se coló. Esto no es un simple café entre amigas; es usar una plataforma estatal, diseñada para ayudar a mujeres emprendedoras, como si fuera el balcón de su sede de campaña. Es, en el buen tico, jalarse una torta monumental. Porque una cosa es tener afinidad política, y otra muy distinta es empezar a mover las fichas de la campaña en una actividad oficial. El término técnico es beligerancia política, y el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) suele tener el ojo bien puesto en estos deslices. Uno se pregunta si de verdad no midieron las consecuencias o si la estrategia es, precisamente, normalizar lo que a todas luces está mal.
Pero esperen, que el chunche no termina ahí. Si esto fuera un hecho aislado, uno podría pensar que fue una simple metida de patas. El problema es que llueve sobre mojado. ¿Se acuerdan del famoso pin del jaguar? La ahora candidata fue vista usándolo en actividades en Guanacaste cuando ya no era ministra, un símbolo que el mismo TSE tuvo que prohibir para los jerarcas por ser propaganda. ¿Y se acuerdan de la conferencia de prensa en El Coco, donde el presidente de una cámara de pescadores, en pleno evento oficial con el presidente Chaves presente, le pidió a doña Laura que se pusiera de pie para recibir un aplauso? Los videos no mienten. Es un patrón, una costumbre de aparecer "casualmente" en eventos de Gobierno para ir calentando motores y posicionando su imagen.
Seamos claros: esto no es mala suerte. No es que doña Laura sea salada y siempre se tope a la prensa en el momento y lugar equivocados. Esto huele, a kilómetros de distancia, a una estrategia calculada. Una estrategia que busca aprovechar hasta el último centímetro de la plataforma y la exposición que da el aparato estatal para impulsar una candidatura. Es una táctica que difumina peligrosamente la frontera entre el partido Pueblo Soberano y el Gobierno de la República, haciendo que uno no sepa dónde termina el brete de gobernar y dónde empieza el de buscar votos. Es un juego riesgoso que pone en jaque la equidad de la contienda electoral, porque no todos los candidatos tienen el chance de "saludar" a sus compas en las actividades del IMAS.
Al final, todo este despiche nos deja con más preguntas que respuestas y un sinsabor bastante amargo. La política siempre ha tenido sus mañas, pero la desfachatez con la que se están moviendo estas fichas es, como mínimo, preocupante. Más allá de si se es partidario o no de este gobierno, la cancha tiene que estar pareja para todos. Usar recursos y eventos públicos como si fueran parte del comité de campaña no solo es éticamente cuestionable, sino que erosiona la confianza en las instituciones. Mi pregunta para el foro es: ¿Dónde se pinta la raya, gente? ¿Es esto una nueva forma "astuta" de hacer política o simplemente se les está pasando la mano y están violentando las reglas del juego limpio frente a nuestras narices? Los leo.