Maes, agarren palomitas porque la novela en Zapote y Cuesta de Moras está mejor que cualquier producción de Netflix. Resulta que la mandamás de la fracción oficialista, doña Pilar Cisneros, esa misma que se presenta como la cruzada contra la politiquería, acaba de mandarle un filazo directo, sin anestesia, a la presidenta de su propio partido. Así como lo leen. La vara está que arde y demuestra que dentro del Partido Pueblo Soberano (PPSO) la procesión va por dentro, y a veces, hasta se les sale a la calle principal.
El despiche arrancó cuando a doña Pili le preguntaron qué opinaba de que Mayuli Ortega, la presidenta del PPSO y actual funcionaria de Casa Presidencial, quedara electa como candidata a diputada por San José. La respuesta fue una joya de la diplomacia política, pero al revés: “Ahí está la cuota”, soltó. Para los que no hablan “politiqués”, eso se traduce en buen tico a: “esa mae está ahí por pura argolla, para llenar un campo, no por méritos”. ¡Qué torta! Es el equivalente a que el capitán del equipo diga en media conferencia de prensa que el nuevo delantero es un paquete y que solo está ahí porque es sobrino del dueño del club. Peor aún, Cisneros remató diciendo que por eso no cree en los partidos políticos y que ni siquiera conoce al 80% de los candidatos. ¡Plop!
Pero, ¿quién es Mayuli Ortega y por qué este comentario de Pilar pesa tanto? Diay, aquí es donde la vara se pone más enredada. Ortega no es ninguna novata en las polémicas. Antes de ser la cabeza del partido de gobierno y asesora del presi, tuvo un pasado bastante movido en México. Allá por el 2023, en la mismísima Asamblea Legislativa, el diputado Francisco Nicolás sacó a relucir que a Ortega la investigaron en México por, supuestamente, jalarse la torta de presentar un acta de nacimiento falsa para pulsear un puesto político. Ella intentó defenderse con un documento que decía que el caso estaba cerrado, pero ¡sorpresa!, el papel no estaba ni apostillado. O sea, tenía menos validez que una receta de cocina en un juicio.
Lo más irónico de todo este asunto es el cortocircuito ideológico que esto genera. El gobierno de Rodrigo Chaves y la figura de Pilar Cisneros se construyeron sobre un discurso de “romper el chorizo”, de acabar con las viejas mañas de los partidos tradicionales, las cuotas, los puestos a dedo y el amiguismo. Y ahora, es la propia Pilar la que, con una sola frase, deja entrever que su partido está cayendo exactamente en el mismo juego que tanto criticaron. Es una contradicción andante. La misma Cisneros que dice "yo no tengo nada que ver con esa señora", refiriéndose a la presidenta de su partido, es la cara visible de ese mismo movimiento en el Congreso. ¡Un enredo total!
Al final del día, esta declaración es mucho más que un simple chisme político. Es una grieta gigante en la fachada de unidad del oficialismo. Demuestra que Pilar Cisneros, la figura con más peso popular del movimiento, está marcando una distancia kilométrica de la estructura formal del partido. O está jugando un ajedrez político muy calculado para desmarcarse de lo que se viene, o simplemente ya no le importa y está diciendo lo que piensa, caiga quien caiga. Sea como sea, la casa chavista tiene goteras y se están viendo desde afuera. Maes, la pregunta del millón es: ¿Creen que Pilar está siendo consecuente con su discurso anti-político al denunciar esto, o es una puñalada por la espalda a su propio partido en un momento clave?
El despiche arrancó cuando a doña Pili le preguntaron qué opinaba de que Mayuli Ortega, la presidenta del PPSO y actual funcionaria de Casa Presidencial, quedara electa como candidata a diputada por San José. La respuesta fue una joya de la diplomacia política, pero al revés: “Ahí está la cuota”, soltó. Para los que no hablan “politiqués”, eso se traduce en buen tico a: “esa mae está ahí por pura argolla, para llenar un campo, no por méritos”. ¡Qué torta! Es el equivalente a que el capitán del equipo diga en media conferencia de prensa que el nuevo delantero es un paquete y que solo está ahí porque es sobrino del dueño del club. Peor aún, Cisneros remató diciendo que por eso no cree en los partidos políticos y que ni siquiera conoce al 80% de los candidatos. ¡Plop!
Pero, ¿quién es Mayuli Ortega y por qué este comentario de Pilar pesa tanto? Diay, aquí es donde la vara se pone más enredada. Ortega no es ninguna novata en las polémicas. Antes de ser la cabeza del partido de gobierno y asesora del presi, tuvo un pasado bastante movido en México. Allá por el 2023, en la mismísima Asamblea Legislativa, el diputado Francisco Nicolás sacó a relucir que a Ortega la investigaron en México por, supuestamente, jalarse la torta de presentar un acta de nacimiento falsa para pulsear un puesto político. Ella intentó defenderse con un documento que decía que el caso estaba cerrado, pero ¡sorpresa!, el papel no estaba ni apostillado. O sea, tenía menos validez que una receta de cocina en un juicio.
Lo más irónico de todo este asunto es el cortocircuito ideológico que esto genera. El gobierno de Rodrigo Chaves y la figura de Pilar Cisneros se construyeron sobre un discurso de “romper el chorizo”, de acabar con las viejas mañas de los partidos tradicionales, las cuotas, los puestos a dedo y el amiguismo. Y ahora, es la propia Pilar la que, con una sola frase, deja entrever que su partido está cayendo exactamente en el mismo juego que tanto criticaron. Es una contradicción andante. La misma Cisneros que dice "yo no tengo nada que ver con esa señora", refiriéndose a la presidenta de su partido, es la cara visible de ese mismo movimiento en el Congreso. ¡Un enredo total!
Al final del día, esta declaración es mucho más que un simple chisme político. Es una grieta gigante en la fachada de unidad del oficialismo. Demuestra que Pilar Cisneros, la figura con más peso popular del movimiento, está marcando una distancia kilométrica de la estructura formal del partido. O está jugando un ajedrez político muy calculado para desmarcarse de lo que se viene, o simplemente ya no le importa y está diciendo lo que piensa, caiga quien caiga. Sea como sea, la casa chavista tiene goteras y se están viendo desde afuera. Maes, la pregunta del millón es: ¿Creen que Pilar está siendo consecuente con su discurso anti-político al denunciar esto, o es una puñalada por la espalda a su propio partido en un momento clave?